Se prepararon a conciencia y obtuvieron los resultados que esperaban. La primera participación "oficial" del team CCR Calama en una competencia de primer nivel fue en el Atacama Challenger donde siete de sus doce participantes ocuparon lugares de privilegio, cinco de ellos con podio y tres con medalla de oro.

El entrenador del equipo, Patricio Alfaro comentó que "tuvimos un nivel alto en una prueba de mucha exigencia, lo que nos reafirma que el trabajo que hemos venido haciendo debería poner es este equipo en un nivel de privilegio en el país si es que seguimos llevando representantes a las fechas del campeonato nacional".

Y uno de los créditos del team loíno, Deny Portilla se impuso en la categoría entre 16 y 19 años, corriendo con competidores mayores que él. Danny Sánchez quedó en segundo lugar en la misma categoría.

Patricio Alfaro fue el mejor tiempo y terminó primero en la categoría 30-34 años, mientras que José Rojo se quedó con la medalla de oro en la serie de 35 a 39 años.

Marcelo Rojas obtuvo la primera posición en la categoría 20-25 años, mientras que en la denominada categoría Mini Atacama el ganador fue el representante loíno, Andrés López.

En la clasificación general de todo competidor, Marcelo Rojas concluyó en la séptima ubicación y Patricio Alfaro remató en la octava plaza.

El equipo de CCR Calama sigue trabajando para próximas fechas del calendario nacional y siguen con la idea de convocar una fecha en Calama, para el mes de noviembre con presencia de competidores de todo el país.

Pese a que a algunos hinchas les llamó la atención la disculpa pública que el capitán de Cobreloa, Diego Silva había pedido a la fanaticada loína por redes sociales, el jugador ya había realizado las mismas declaraciones en Chillán, una vez que salió del camarín derramando lágrimas tras el duro revés deportivo del club que perdió la categoría.

"Es que yo siento la necesidad de pedirle perdón a mi familia y a la gente que estuvo conmigo en estos momentos porque de alguna forma siento que les fallé y siento vergüenza. Hice lo que pude, me jugué la vida para estar pero soy de los que mandó a Cobreloa al descenso, con más o menos responsabilidad" dice un acongojado jugador minero.

Sin embargo, asegura que ha recibido apoyo de todos los sectores. "Uno no dice estas cosas para que salga alguien dándote aliento. Lo hace porque lo siente. Salí de la cancha llorando porque para mí es una decepción tremenda, si hasta el último partido tuve la ilusión de que nos podíamos salvar, de que esto se podía revertir", confidencia.

Pero había un fallo y por tanto, se podía inferir que el equipo entró condicionado a jugar ese partido final. Silva lo aclara. "A nosotros no nos importaba eso del fallo porque teníamos claro que ganando quedaba una opción en los tribunales. Lo que no queríamos era perder la categoría en la cancha y lamentablemente, el arbitraje nos sacó del partido, cometimos errores y terminamos descendiendo de manera muy triste", dice.

Para el "Negro", la categoría no se perdió en el partido ante Ñublense. "Una cosa es que nos hayamos podido salvar en ese partido pero se cometieron muchos errores y la campaña en el semestre pasado nos dejó supeditados casi a un milagro. Si sacamos 11 puntos, nos hicieron más goles que a nadie y revertir eso iba a ser difícil. La campaña que se hizo ahora último en ningún caso fue mala pero necesitábamos ganar todos los partidos en casa para salvarnos", remarca.

futuro

Diego Silva mantiene contrato con el club y dice que "yo tengo todas las ganas de seguir, tengo contrato, estoy tranquilo en Calama, mi familia quiere quedarse ahí y dependerá del los planes que vengan. Si me preguntan, quiero vestir esta camiseta que me dio tanto en la B y subir lo más pronto posible".

Es claro que el torneo de la primera B tiene costos distintos e ingresos menores para los clubes participantes. Y considerando que el contrato entre Cobreloa y el municipio por el arriendo del estadio "Zorros del Desierto" concluye a fines de este mes, los reajustes económicos de la institución harían reevaluar la localía.

Hasta ahora, el arriendo del recinto por parte de Cobreloa significaba un costo de $800 mil pesos por partido más porcentaje de recaudación, algo que considerando los ingresos por concepto de borderó en partidos de Primera B bajaría considerablemente, por atracción de los rivales y cierta decepción del público loíno.

Entonces, el escenario indica que Cobreloa deberá buscar un nuevo contrato o en caso contrario, definitivamente dejar de arrendar el recinto y jugar los encuentros como local en la división menor en su estadio, el Luis Becerra Constanzo de calle Atacama.

"Es un tema que se debe evaluar porque aún no se ha tocado pero efectivamente se termina el contrato y habría que sentarse a conversar con la municipalidad", dice el presidente Augusto González.

Y si bien el alcalde de la comuna, Esteban Velásquez asumió en su momento que "la principal motivación del municipio es generarle opciones a Cobreloa para que pueda utilizar el recinto y los calameños disfruten de instalaciones de primer nivel", el momento del club podría echar pie atrás en la intención municipal de tener al equipo jugando en la moderna obra.

"Va a depender de lo que se converse con el alcalde, de los rivales que se tengan en el próximo torneo incluso. Porque si el equipo que viene a jugar a Calama asegura un partido de buena convocatoria, obviamente se arrendaría el estadio municipal para esa ocasión pero si no hay acuerdo con el municipio, es un partido de bajo interés y no se condice con los gastos, abaratar costos jugando en el Luis Becerra es algo que también se puede considerar en su momento", cerró Augusto González.