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Chuquicamata: Camino al Patrimonio

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Para mí como chuquicamatino y representante de esta hermosa tierra, es un honor participar de las celebraciones en torno al centenario de nuestro campamento. Desde que asumí mi labor como parlamentario, he estado al pendiente, apoyando y llevando a cabo acciones que permitan dar el merecido reconocimiento al lugar donde por años se desarrolló la vida de miles de personas, las que hasta hoy mantienen vivo el recuerdo y añoranza de los años dorados del campamento.

Ayer, junto a la Presidenta de la República, celebramos un siglo desde que se realizó la producción de la primera barra de cobre fino, además de conmemorar el aporte histórico, cultural, económico y social que Chuquicamata ha brindado a nuestro país.

Ese mismo aporte ha sido la inspiración que hemos tenido para trabajar fuertemente, primero dando apoyo a todo el proceso que conllevó la declaratoria de zona típica al casco histórico del campamento, lo que permitirá dar protección a los edificios más emblemáticos; y luego con las gestiones que se realizaron junto con el gobierno de la Presidenta Bachelet, para lograr que se mantuviera en nuestros registros y documentos de identificación, Chuquicamata como lugar de nacimiento.

Por último y no menos importante, me enorgullece que nuestra Presidenta en el lugar donde todo comenzó, promulgará el día de ayer, la ley que establece el 18 de Mayo como el Día del chuquicamatino y chuquicamatina, un proyecto de mi autoría, aprobado por unanimidad en el Parlamento, el que sin duda alguna, es un regalo que perdurará para siempre en la historia de nuestro país, como una forma de homenajear a las generaciones pasadas y presentes, unidas por el trabajo minero y el intercambio de culturas.

Todo lo anterior, ha significado un gran avance que ha permitido pavimentar el camino de nuestra gran cruzada, convertir a Chuquicamata en Patrimonio de la Humanidad, mantenerla viva en el tiempo y reconocer el valor histórico, patrimonial y cultural que ha aportado a Chile.

Mis más sinceras felicitaciones a todos los chuquicamatinos y chuquicamatinas, por ser parte de la historia de nuestro campamento.

La concreción de las promesas

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Una noticia largamente esperada fue la que se materializó en la tarde de ayer con la firma del decreto que posibilitará que Calama cuente con más 80 mil millones de pesos para ejecutar obras de adelanto que entreguen un plus y una mejor calidad de vida a sus habitantes.

Fue un camino largo de reivindicaciones y de exigencias de un mejor trato para una comuna que absorbe las externalidades de la gran minería que se desarrolla en la zona, sin una compensación justa. La demanda se puso en el tapete hace ya más de seis años y durante ese tiempo hubo atisbos de avances respaldados en compromisos y promesas, pero que no se concretaban en un documento que respondiera a las necesidades de la comunidad calameña.

Ayer, la Presidenta Michelle Bachelet y el subsecretario de Desarrollo Regional (Subdere) Ricardo Cifuentes, firmaron el decreto por el cual se compromete el financiamiento del Plan Calama, que hasta el momento incluye 8 proyectos por un costo de 89 mil millones de pesos.

Entre ellos destacan el gran Parque Las Vegas, la ampliación de la Avenida Granaderos y la construcción de una nueva municipalidad.

Son obras mayores y que debieran ejecutarse en los próximos cuatro años, respondiendo de esta manera a la llamada gran deuda que los calameños sentían de parte de los gobiernos de turno.

Una vez firmado el compromiso, bien vale la pena concentrarse en lograr buenos proyectos, bien diseñados para que esa valla que se ha hecho difícil salvar no sea el actual impedimento. Sorteando esa dificultad, actuar con el mayor sigilo en las licitaciones para que las empresas seleccionadas tengan la experiencia en trabajos similares en la zona y suficientemente responsables para cumplir con los estados de avance.

Para ello se requerirá de la participación activa de los fiscalizadores quienes deberán estar pendientes para que Calama realmente tenga finalizadas las obras en los tiempos requeridos. De este modo ofrecer una ciudad amigable, una fisonomía distinta y una mejor calidad de vida.