Desarrollo de Centinela necesitará 9 mil trabajadores para concretarse
en estudio. Proyecto que ingresó a evaluación ambiental e involucra inversión de US$ 4,350 millones, extenderá la vida productiva de la operación, ubicada a 45 minutos de Calama, por otros 40 años.
El proyecto de Desarrollo de Minera Centinela (DMC), que considera una inversión de US$ 4.350 millones para extender la vida útil de sus operaciones hasta 2056 y aumentar su producción de cobre hasta 400 mil toneladas por año, ingresó esta semana su Estudio de Impacto Ambiental al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA) de la región de Antofagasta.
La iniciativa que tendrá una primera etapa que entraría en operaciones en 2019 a un costo de US$ 2.700 millones, proyecta contar con los permisos ambientales e iniciar su construcción en 2016, proceso que en su punto peak requerirá la participación de unos 9 mil trabajadores.
Una de las mayores
El gerente general de Minera Centinela, André Sougarret explicó que el proyecto es trascendental para el desarrollo de la minera, pues ayudará a que la operación se transforme en una de las mayores de la minería chilena, lo que destacó, además, harán de manera sustentable al utilizar un 100% de agua de mar sin desalar, relaves espesados y "las mejores prácticas de la industria, en constante diálogo con nuestros vecinos".
"DMC es clave para el crecimiento de Antofagasta Minerals, porque no sólo nos permitirá mantener la producción en este distrito por otros 30 años, sino que, además, significará proyectar un aumento para llegar hasta aproximadamente 400 mil toneladas por año en la próxima década. Es una señal clara de nuestro compromiso con el desarrollo de la minería chilena y de esta región", aseguró, por su parte, el presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Iván Arriagada.
El proyecto
En su primera etapa, que se pondría en marcha en 2019, DMC permitirá agregar 140 mil toneladas de cobre fino. Con su segunda etapa, en 2024, se agregarán otras 60 mil toneladas. De esta forma, en la próxima década, Minera Centinela alcanzará una producción anual superior a las 400 mil toneladas de cobre.
La iniciativa contempla la ejecución del proyecto en dos etapas. La primera corresponde al desarrollo del yacimiento Esperanza Sur, que tiene un plan estimado de inicio de operación para el año 2019 y que significará una inversión de US$ 2.700 millones. Por su parte, la segunda etapa consiste en el desarrollo del yacimiento Encuentro Sulfuros, cuyo plazo de operación se proyecta para 2024, donde se invertirán US$ 1.650 millones adicionales.
El proyecto generará hasta 9 mil puestos de trabajo durante el proceso de construcción entre los años 2016 y 2019. Asimismo, la operación requerirá de una dotación adicional de 2.900 personas en sus dos etapas, entre trabajadores propios y contratistas, privilegiando la contratación de personas de las localidades cercanas al proyecto y de la región.
Un detalle más específico sobre el proyecto lo entrega el SEA de Antofagasta, que explica que la primera etapa del proyecto considera la explotación del rajo Esperanza Sur, alimentando la nueva planta concentradora de mineral sulfurado, al mismo tiempo que se acopia y lixivia mineral oxidado, cuya solución efluente es enviada a la Planta SX-EW de la línea de óxidos.
otros minerales
Mientras que la segunda etapa proyecta la explotación conjunta de los rajos Esperanza Sur y Encuentro, alimentando la planta concentradora Centinela de mineral sulfurado, al mismo tiempo que se beneficia mineral oxidado, cuya solución efluente es enviada a la Planta SX-EW de la línea.
Esta etapa estará igualmente marcada por una continuidad operacional de la explotación de mineral oxidado desde el rajo Encuentro, extendiendo la vida útil de las instalaciones del Proyecto Óxidos Encuentro en tanto se extraiga mineral oxidado, esto es, aproximadamente 9 años.
Producto del beneficio de mineral sulfurado se obtendrá un concentrado colectivo o primario, de cobre, oro, plata y molibdeno (Cu-Au-Ag-Mo). Dicho concentrado, será enviado a la planta de molibdeno, la que será ampliada acorde a las nuevas necesidades, para la recuperación selectiva de este último metal en caso que su cantidad y condiciones de mercado hagan de éste un proceso rentable. Cuando ello no sea así, el concentrado no ingresará a la planta de molibdeno.
El concentrado obtenido, extraído o no el molibdeno, será enviado hacia las instalaciones del Muelle Esperanza a través del concentraducto existente de aproximadamente 145 kilómetros de longitud, que nace en la planta concentradora Esperanza, el cual ampliará su capacidad acorde a la producción del presente Proyecto. Dado lo anterior, se implementará un ducto de conexión entre la nueva planta concentradora Centinela y la planta de molibdeno, ubicada aledaña a la planta concentradora Esperanza, existente. Previo al ingreso a la planta de molibdeno se implementará un bypass que permitirá evitar el ingreso a esta última planta y conectar directamente con el concentraducto que permitirá conducir el mineral hasta el sector Muelle Esperanza.
Dos nuevos rajos
Actualmente, la operación de Minera Centinela está conformada por los rajos Esperanza, Tesoro Central, Noreste y Mirador. El primero de ellos corresponde a su línea de sulfuros, mientras que los otros tres son parte de su línea de óxidos. Además, cuenta con una planta concentradora y una planta hidrometalúrgica, a lo que se agrega un depósito de relaves espesados y un muelle desde donde se embarca el concentrado de cobre.
El proyecto DMC busca sumar a la operación de la compañía dos nuevos rajos, Esperanza Sur y Encuentro Sulfuros, una nueva planta concentradora y un nuevo depósito de relaves espesados adicional. Para la exportación de su concentrado de cobre, el proyecto utilizará el muelle de Minera Centinela ubicado en sector costa cercano a la localidad de Michilla, realizando algunos ajustes en el sector de acopio de mineral, en el sistema de impulsión de agua de mar y en el área de espesamiento del concentrado.
Al sumarse a una operación ya existente que aprovecha las sinergias y capacidades territoriales presentes en el distrito minero, el proyecto minimizará su potencial impacto en el entorno. Prueba clara de ello es la utilización de los trazados tanto del concentraducto como del acueducto, y el muelle desde donde el mineral se distribuye a los mercados internacionales.
"Este es un paso muy importante porque nos va a ayudar a transformarnos en una de las mayores operaciones mineras chilenas. Y lo vamos a hacer de manera sustentable, utilizando agua de mar".