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El factor Pacino

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No hay duda de que los mejores años de Al Pacino fueron los 70, cuando se alzó como una de las figuras emblemáticas del New Hollywood, pero con el paso del tiempo se volvió una marca propia, un actor que está por sobre el bien y el mal.

El neoyorquino de 75 años de edad es alquímico: puede transformar una película del montón en una grata experiencia con su presencia, explotando ese acento marcado y una neurosis que, en los últimos años, ha convertido en característica inamovible. Eso es lo que hace en la recién estrenada "Directo al Corazón".

En modo Rod Stewart, encarna a Danny Collins, un rockero viejo que tiene una novia joven y una carrera que sigue siendo exitosa después de 40 años. Pero algo le pasa el día de su cumpleaños cuando su manager, interpretado por el gran Christopher Plummer, le regala una carta que John Lennon le habría escrito en 1971. Será el comienzo de un cambio de vida.

La anécdota le ocurrió realmente al cantante folk británico Steve Tilston. El ex beatle leyó una entrevista en la que él confesaba su miedo a cambiar frente a la fama y decidió escribirle consejos. La misiva nunca llegó, y Tilston supo de su existencia recién en el año 2005.

El director y guionista Dan Folgeman se enteró de la historia y decidió usarla para su ópera prima, una película con el corazón bien puesto que, sin embargo, se ve algo debilitada por los clichés y cierta inclinación a la sensiblería. Pero bueno, ahí está el factor Pacino para levantar obras imperfectas.

El pequeño enano

En el indispensable libro "Motoqueros tranquilos, toros salvajes" (Ed. Anagrama), Peter Biskind asegura que el productor de "El Padrino", Robert Evans, no quería a Pacino para el rol de Michael Corleone.

"Es el personaje que carga con todo el peso dramático de la película y Evans pensaba que Pacino no podría hacerlo", cuenta el autor. "Era desconocido, bajo y no parecía ser más estrella que Michael J. Pollard o Gene Hackman. Evans sugirió a Robert Redford, Warren Beatty, Jack Nicholson, incluso a su amigo Alain Delon, y se refería a Pacino como 'El pequeño enano'".

Afortunadamente, gracias a la firmeza del cineasta Francis Ford Coppola, el actor pudo hacerse cargo del papel. Aunque ya había brillado como un adicto a la heroína en "Pánico en Needle Park" (1971), esa sería su consolidación definitiva en el mundo del cine.

Sidney Lumet pronto lo convocaría para protagonizar la inolvidable "Serpico" (1973) y también para la que sería su obra maestra: "Tarde de perros" (1975), potenciada por un Pacino que roba un banco para financiar el cambio de sexo de su amante. Un thriller tenso e inteligente, una aguda crítica al sensacionalismo mediático.

Luego interpretaría a un corredor automovilístico en el dramón romántico "Un instante, una vida" (1977) y un abogado atrapado en una red de corrupción en "Justicia para todos" (1979).

Pero, entrando en la década del 80, la carrera de Pacino se fue degradando. Protagonizó dos fracasos artísticos y comerciales: "A la caza" (1980), uno de los grandes pasos en falso dentro de la carrera de William Friedkin, y la comedia "Autor, autor" (1982). Hasta que Brian De Palma lo rescató de la caída gracias a su violento remake de "Caracortada" (1983), en el que encarna al mítico narco Tony Montana.

Desde entonces, la carrera del actor tendría altos y bajos, y se dividiría entre proyectos fallidos como "Revolución" (considerado el mayor, y más caro, desastre en la historia del cine británico), productos comerciales como "Dick Tracy" (1990) y cintas esperanzadoras como la romántica "Frankie y Johnny" (1991) y "Perfume de mujer", por la que ganó un Oscar en 1993.

Mención aparte merecen dos películas realizadas en esta época: "Carlito's Way" (1993), de Brian De Palma, otro violento drama criminal en el que comparte créditos con Sean Penn, Viggo Mortensen y el fallecido comediante argentino Jorge Porcel. Y "Heat" (1995), de Michael Mann, en la que interpreta a un policía que debe cazar a un hábil ladrón (Robert De Niro).

Pero no hay que subestimar al Pacino director, responsable de una de las más interesantes exploraciones sobre Shakespeare que ha brindado el cine: "Buscando a Ricardo III", yuxtaposición de ensayos, recreaciones y entrevistas que buscan definir la importancia del dramaturgo en la cultura popular. Luego realizaría otras tres películas que reflexionan sobre la creación: "Chinese coffee" (2000), "Wild Salomé" (2011) y "Salomé" (2013). Estas dos últimas están basadas en la obra de Oscar Wilde.

Más allá de todo, y tomando en cuenta sus luces y sombras, Pacino es un actor de oficio, de esos que no abundan en el Hollywood de hoy.

"Me han llamado leyenda, pero no me veo a mí mismo como eso", confesó alguna vez. "Soy solamente un actor que lucha por conseguir el próximo papel y, cuando lo encuentro, trato de ver si puedo encontrar un camino para interpretarlo".

pronto también Estará en "The trap", el nuevo experimento del cineasta independiente Harmony Korine.