Cada vez que me acerco a celebrar un año mas de vida, paso revista al año que se va, a los logros, las derrotas y fracasos, veo si me supere en alguna área, etc. El salmista nos instruye: "enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestra mente alcance sabiduría" (Salmo 90:12) y ese ejercicio se hace necesario para poder ir avanzando por la vida y lograr bendecir a mas personas que nos puedan conocer.

El salmo 90 presenta el contraste entre la eternidad divina y la transitoriedad humana. Algo que aun no logramos alcanzar, es la vida eterna, y pienso que nunca lo lograremos. Pero esta brevedad de la vida debería hacer de nosotros mejores personas entendiendo que "nada trajimos a este mundo y nada podremos sacar de el" (1 Timoteo 6:7) y diversos autores, como Fischman, lo mencionan como algo que puede hacer un efecto positivo en las personas. Una vida tan breve no debemos llenarla de odios, rencillas, amarguras o deseos de venganza, sino más bien debemos aprovecharla para bendecirnos y bendecir a los demás.

Entender mi fragilidad, conocer mis debilidades e imperfecciones, me hace más comprensivo con todos, mas humano. Seguro muchas cosas no se, y otras no estoy capacitado para enseñarlas, pero si doy amor, eso si bendice y seguro me devolverán amor.

Aun mi Señor Jesucristo entendió su limitación ministerial y que no podría hacer todo lo que quisiera por eso respondió a una consulta: "¿Quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?"(San Lucas 12:14).

Consideró su misión como más importante que resolver los problemas menores de la sociedad. Creía - yo también lo creo- que cambiar el corazón del ser humano es el paso inicial para construir una sociedad mejor. Por eso anunciamos la vida nueva que El ofrece a todas las personas (2 Corintios 5:17)

Así que, al celebrar un año más de vida solo puedo decir, gracias Señor por este regalo, y por permitirme compartir tu Evangelio con la ciudad de Calama. Dios les bendiga.