El sino del elefante
La mentalidad también se hereda. Un símil es lo que ocurre al elefante. Encadenado desde sus primeros años, crece al punto que, ya adulto, y con cinco toneladas de peso, no puede liberarse del yugo que ataron a una de sus patas.
Algo parecido ocurre con la estrecha visión que acunamos de nuestra ciudad. El primer tramo, recién habilitado de la avenida Balmaceda, ya presenta feos rayados en los paraderos y minan cualquier intento por mejorar la presentación de Calama.
Cobra sentido entonces el gesto de los hermanos Tapia, dos jóvenes conductores de micros que con simples gestos de amabilidad a los pasajeros, se han ganado el aprecio y reconocimiento de la comunidad.
Bien decía mi abuelo, "saludar es gratis". Y es la pura verdad. Es tan simple y gratificante saludarnos mutuamente, que debería ser una práctica colectiva, porque unos y otros nos sentimos valorados. Y si a ese saludo amable, agregamos cuidado por el patrimonio ciudad, nuestra calidad de vida crecería a ciento por uno y erradicaríamos definitivamente esa mentalidad que achata.
Hoy, que las familias celebran el día del padre, buen regalo sería cultivar una mirada distinta de ciudad, como esa que visionan los hermanos Tapia y que tenemos que empezar a construir hoy.
Como el elefante, crecemos con un estigma de ciudad que pesa en las alas al momento de trazarnos sueños. ¿Ustedes, son del sur?, le preguntan los pasajeros a esos jóvenes ejemplares. "No, somos de Calama", responden. O sea, la materia prima para hacer de Calama una ciudad acogedora la tenemos en casa. Está en los hermanos Tapia; también en aquellos conductores de taxis colectivos y micros que han rebajado sus tarifas de transporte a los adultos mayores.
Está en los ojos vivaces de los niños que llegaron hasta el aeropuerto de Calama y sus sueños llegaron tan altos como alto volaron los "halcones" de la Fach surcando los cielos de El Loa.
Tenemos la materia prima y el ejemplo contagioso de niños y jóvenes por construir una mejor ciudad. Erradicar el sino del elefante es decisión nuestra.