Los pueblos originarios habitaron Calama hace 9 mil años. En esos tiempos comenzaron a vivir en comunidad y desarrollaron su cosmovisión, la cual quedó plasmada en la zona hasta nuestros días y que se mantienen viva gracias a sus descendientes. Porque aún mantienen las tradiciones que se realizaron en los cerros ceremoniales, los cuales se ubican en distintas partes de la ciudad y tienen un significado muy importante para la población indígena.
Estos cerros corresponden al llamado "Cerro Negro" actual cerro de la Cruz, el "Cerro Topáter" que se ubica en el mismo sector de su nombre, el "Cerro Montezuma" que está camino a San Pedro de Atacama y el "Cerro Fundición" que también está en el sector de Topáter. Sin embargo, los tres primeros son aquellos de mayor importancia para las comunidades, por esta razón los han dado a conocer al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) y actualmente son reconocidos por esta entidad, pero no ha sido declarado su resguardo y por ello más de una vez han sufrido daños, a raíz de la imposibilidad de mantener a alguien las 24 horas del día protegiéndolos.
Historia
Desde los inicios de la historia de Calama la ciudad tuvo para los pueblos ancestrales una ubicación estratégica, siendo un punto central en medio del Desierto de Atacama, entre la cordillera y el mar, permitiendo así el alto intercambio cultural con sus vecinos y por ello se han descubierto cuatro etnias correspondientes a los Likan Antay, Quechuas, Aymaras y Urus. Y ello permitió que confluyeran cosmovisiones y creencias espirituales.
Calama se volvió un importantísimo tambo del imperio Inca, especialmente para Tiwanaku y el Tawantinsuyu, con quienes se tributaba choclo, cobre templado para hacer armas y armamento, más alfalfa de las extensas vegas que existían en ese entonces en el Oasis.
Cuando se realizan las calicatas en el sector de Topáter, se descubrieron cuerpos de las cuatro etnias ya nombradas, con ello se comprobó la pluriculturalidad que existió en Calama.
Cerros
El intercambio de culturas, permitió también aunar criterios de la cosmovisión y por ello los pueblos ancestrales ubicaron sitios ceremoniales, lo cuales no fueron escogidos al azar, sino más bien siguen un patrón de conexión importante con la Pachamama o madre tierra.
Según explicó la vicepresidenta de la Fundación Ayllu Sin Fronteras, Sonia Ramos, es importante entender que si Calama fue elegido como un lugar habitable, es porque correspondió a una respuesta energética con la madre tierra. "En respuesta a ello, serán sus construcciones aparte de las necesidades de sobrevivencia factores muy determinantes en la cultura", precisó.
Ramos, además explica que todos tienen su significancia, siendo muy importante para los ancestros las ceremonias de "purificación" y por ello las ceremonias del agua eran recurrentes y se realizaban el "Cerro Negro", el cual aún guarda vestigios de haber sido un lugar sagrado.
"Topáter es otro cerro ceremonial en donde el hombre hace sus rogativas y agradecimientos en lo que respecta a la vida misma de él y su entorno. Mientras que en el Cerro Montezuma, se ejerció la lectura del hombre con el universo, y son muy importantes para los pueblos porque entre los tres lugares ceremoniales hacen el triángulo energético necesario para permitir la sobrevivencia al hombre del desierto", explicó Sonia.
El miembro de la Comisión Resguardo Sitios Arqueológicos Patrimoniales, Esteban Araya, comentó que el "Cerro Fundición" ubicado en el sector Topáter también fue utilizado. "En este lugar fundían sus metales y en ocasiones servía para llevar a cabo algunas ceremonias".
Además, este cerro se utiliza aún por los indígenas, para realizar el pago a la madre naturaleza y se resguarda por la conexión con su cosmovisión.
Araya además comentó que uno de los más importantes es el Cerro Topáter, porque representa la protección y desde allí se pueden apreciar los otros cerros. "Además se aprecian el volcán Licancabur, el San Pedro y San Pablo, que también son considerados cerros sagrados y por ello siempre los ancestros buscaron puntos altos, porque de esta manera se les podía invocar para pedir dádivas como una buena cosecha, sanación, abundancia de agua, entre otras", mencionó.
Así también el Cerro Topáter todavía es utilizado para realizar costumbres y tradiciones indígenas, como el pago a la madre tierra y al agua.
Mientras que el Cerro de la Cruz, es considerado uno de los principales santuarios tradicionales del oasis, ya que en este se realizaban ritos en los meses de octubre y noviembre para la madre tierra (pachamama) donde se "pedía" para que hubiera lluvia. Y en mayo se realiza el tradicional rito de las cruces de mayo, consistente en el "floreamiento" de la cruz, un tipo de ceremonia de sincretismo religioso que conjuga elementos tanto andinos como católicos.
Importancia
Sonia Ramos, añade que, "es muy importante que se protejan nuestras tradiciones, pero muchas de las actividades que realizamos en los cerros las hacemos secretamente, porque si no seríamos tildados de locos, por ello es importante que exista una visión más amplia y se comprendan nuestras tradiciones. Por esta razón, ha sido un trabajo de toda la vida resguardar parte de nuestro patrimonio, el cual muchas veces no revelamos por el temor a que sea mal utilizada la información y a raíz de ello se esperó el momento para poder hacerlo y ese tiempo ya llegó".
Según explica Ramos, los cerros siempre han sido necesarios para los pueblos porque el hombre los necesita para su desarrollo, pero no sólo de su crecimiento económico sino también espiritual. Esta creencia le permitiría al hombre desarrollar una evolución constante del ser.
"La sociedad poco a poco ha ido evolucionando y respetando nuestras tradiciones, porque al hombre le cuesta creer en la espiritualidad, porque en ello se basa la esencia de nuestras creencias. Por lo cual, es importante que perduren y para esto el estudio de nuestros cerros ceremoniales y ritos ancestrales es fundamental, porque rescatar las tradiciones verdaderas y que no hayan estado influenciadas por el imperio Inca; ha sido un trabajo muy complejo de investigación", precisó.
Calama es y será una de las ciudades del país con más vestigios arqueológicos ancestrales, característica que habla de la multiculturalidad de etnias que convivieron y conviven en este oasis en medio del desierto más árido del mundo.
Por ello, es importante que se tome resguardo de los sectores que también son significativos para las comunidades indígenas, entre los cuales están los cementerios y los cerros ceremoniales, reconociendo así que la provincia de El Loa antes de ser boliviana y luego chilena, perteneció a pueblos originarios.
"Los cerros son muy importantes para los pueblos porque entre los principales tres lugares ceremoniales hacen el triángulo energético necesario para permitir la sobrevivencia al hombre del desierto. ".
Vicepresidenta de la Fundación Ayllus Sin Fronteras