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el laboratorio que investiga la conducta de las personas en twitter

internet. La compañía hizo una gran inversión en herramientas científicas para analizar el comportamiento de los usuarios de esta red social.

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Las redes sociales empiezan a constituir gigantescas bases de datos que sirven de "lentes" para conocer mejor la naturaleza humana, así como los comportamientos y las conexiones de las distintas sociedades.

"Twitter es una plataforma global que pese a funcionar igual en todo el mundo no se usa de la misma manera: hay distintos patrones de tuiteo. Así que es un lente muy interesante, una ventana a través de la cual se puede estudiar cómo varían las distintas culturas".

Así lo explicó, en una entrevista con EFE, el director del Laboratorio de Máquinas Sociales del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y responsable científico de datos de Twitter, Deb Roy.

Este experto se dedica a entender de qué hablan los datos, en este caso millones de conversaciones que tienen lugar a diario en Twitter, y cuál es el impacto de este tipo de redes tecnológicas en la vida real.

¿Utilizamos de la misma manera y con los mismos fines una red social que es universal? ¿Nuestro comportamiento en redes sociales es reflejo de nuestro carácter real? ¿Sirven las redes sociales para conocer mejor la naturaleza humana? O, ¿qué impacto tiene este tipo de herramientas de conexión? Éstas son algunas de las preguntas que Roy y su equipo se formulan.

un laboratorio "social"

El análisis y utilización de los datos personales por parte de las compañías tecnológicas, en la mayoría de los casos con fines económicos, generó desconfianza entre los usuarios.

El escándalo de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE.UU. o las investigaciones a Facebook y Google por asuntos de privacidad y protección de datos aumentaron esa percepción pesimista.

En Twitter, la mayoría de los tuits son públicos y esa naturaleza abierta impulsó que la compañía quiera "compartir sus datos con el mundo", con aquellos que deseen analizarlos.

Con esa filosofía, puso en marcha Data Grants, un programa para dar a investigadores acceso al historial de datos públicos de forma gratuita.

También invirtió US$ 10 millones a cinco años en la creación del Laboratorio de Máquinas Sociales del MIT, donde Roy y su equipo analizan desde un enfoque científico y social dicha cantidad de datos.

"Con los enormes conjuntos de datos ha surgido una nueva ciencia social que nos permite comprender patrones del comportamiento humano", señaló.

El análisis de la conducta y las relaciones humanas siempre ha existido y tiene sus matices. Pero ahora se puede tener una visión más completa, más global, gracias a ese registro imponente de información.

Roy lo compara con la genética, que saltó de analizar un único genoma a disponer de un número muy elevado de secuenciaciones de genes que permiten dibujar un panorama más amplio, o con la neurociencia, que pasó de analizar la sinapsis individual a estudiar todas las conexiones del cerebro.

"La posibilidad de estos análisis de grandes cantidades de datos es nueva en la historia y lo está cambiando todo", subrayó el experto.

"Twitter forma parte de la vida real, no es que le sea algo artificial o ajeno, pero es incompleto. Necesitamos entender mejor las relaciones entre las distintas caras del comportamiento humano, qué nos dejamos por el camino, qué cosas no somos capaces de ver, qué cosas están sesgadas", añadió.

¿Y qué aprendió Deb Roy de la naturaleza humana desde que está al frente de la analítica de datos en Twitter? "Que las personas quieren estar conectadas. Todos tenemos ese deseo, pero la gente está encontrando nuevas maneras de canalizar ese deseo gracias a estas nuevas tecnologías. Es una pregunta muy amplia. Son muchísimas las cosas de las que podremos aprender gracias a Twitter", concluyó.

El Laboratorio de Máquinas Sociales del MIT lleva a cabo tres investigaciones sobre la "red del pajarito": el impacto de las interacciones entre Twitter y el periodismo; el uso de la red de "microblogging" como una vía de organización social y política, y cómo puede contribuir esta tecnología al aprendizaje social. Deb Roy indicó que los investigadores de Massachusetts tienen en cuenta que el comportamiento que se muestra en Twitter difiere del real.

Herramienta

Twitter impulsó el programa Data Grants, que tiene como objetivo dar a los investigadores acceso al historial de datos públicos de forma gratuita.

Investigación

La compañía de la red social invirtió US$ 10 millones en la creación del Laboratorio de Máquinas Sociales del MIT cuya tarea es analizar los datos públicos.

Tópicos

El impacto de las interacciones, el "microblogging" como una vía de organización política y el aprendizaje tecnológico son algunos de los temas analizados.

el avión solar impulse ii bate doble récord al aterrizar en las islas hawaii después de cinco días de vuelo

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El avión Solar Impulse II aterrizó ayer en las islas Hawaii (EE.UU.) después de un vuelo de cinco días sobre el Pacífico. Con esto, la nave batió el récord mundial de distancia para un avión propulsado por energía solar y se convirtió además en el vuelo más largo de ese tipo tripulado en solitario.

El avión solar aterrizó en el aeropuerto de Kalaeloa, en Hawaii, cerca de las 16.00 GMT (13.00 de Chile) después de 120 horas de vuelo, un total de cinco días y cinco noches desde que despegó la madrugada del lunes de Nagoya, en Japón.

El piloto suizo André Borschberg aterrizó en el aeropuerto hawaiano poco después del amanecer, cinco minutos antes de lo previsto, con la batería solar del avión apenas cargada al 27% y después de recorrer una distancia de 8.253 kilómetros.

"¡Acabo de aterrizar en Hawaii con Solar Impulse! Para Bertrand Piccard y yo, éste es un sueño que se está haciendo realidad", escribió Borschberg en su cuenta de Twitter, en alusión a su compatriota, con el que se turna el pilotaje del avión.

Borschberg batió el récord de vuelo más largo en solitario en un avión propulsado por energía solar, ostentado hasta ahora por el estadounidense Steve Fossett, que en 2006 voló 76 horas consecutivas en el Virgin Atlantic Global Flyer.

El avión, creado en Suiza y que se alimenta con más de 17.000 células solares, pretende marcar un hito histórico: recorrer 35.000 kilómetros sin emplear una sola gota de combustible sólido.

Dentro de la vuelta al mundo que traza el avión desde marzo, la travesía sobre el Pacífico se consideraba la etapa más difícil debido a la inestabilidad meteorológica y la gran distancia del vuelo.