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Loínos deben ser trasladados a Antofagasta si quieren donar sus órganos

problema. El hospital de Calama no reúne las condiciones de preservación del posible donante, además de no contar con los sistemas y especialistas necesarios para tales efectos.

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En 2004, Marcelo Eitel, llevaba una vida normal junto a su esposa e hijas. De repente dos infartos le deterioraron su corazón. El diagnóstico era lapidario requería con urgencia un trasplante.

Tuvo dos angioplastias, varias arritmias, un par de desmayos, un desfibrilador a cuestas, un hipertiroidismo y un sinnúmero de hospitalizaciones. Su calidad de vida no era la mejor y el corazón que necesitaba tardaba en llegar.

La agonía duró ocho años y en 2011 un llamado telefónico del médico tratante le dio la buena noticia, por fin apareció un donante, tras casi una década de espera. Lo único que supo era que quien le entregó literalmente su corazón fue una mujer.

"He vuelto a vivir, hoy veo y siento cosas que ayer pasaban inadvertidas. Hoy todo se queda y se disfruta, hoy somos una familia nueva, con esperanza, con alegría, tenemos nuevos proyectos por delante, desafíos y futuro", señala un agradecido Marcelo.

Cifras poco alentadoras

Durante el primer gobierno de Michelle Bachelet (2010), se promulgó la ley de donante universal, en el que básicamente se establecía que todos los mayores de 18 años son donantes de órganos, a no ser que manifieste lo contrario a través de una declaración notarial.

Con esta medida, se buscaba incentivar la donación y de esta forma reducir los tiempos de espera en los pacientes que requieren de una intervención de estas características. Pero, las estadísticas dicen lo contrario.

Hasta el 2014, 4 millones de chilenos estaban inscritos en el registro de no donantes. Esto tiene a Chile con una tasa de entre tres y seis donantes efectivos por cada tres millones de habitantes. Una cifra muy lejos de países como España en la que la tasa de donación es de 30 personas por cada un millón de habitantes.

A nivel regional estas cifras tampoco son muy alentadoras.

De acuerdo a la información proporcionada por la Unidad de Procuramiento de Órganos y Trasplante del Hospital Regional de Antofagasta, desde 2010 a la fecha se registraron solo 11 donantes.

Al hacer un desglose de estas cifras tenemos que en 2010, 2011 y 2012 hubo 3 donantes por año. En 2013 no hubo donantes y en 2014 solo uno. Este año va uno también.

Calama

Si las cifras nos indican que a nivel regional, son pocas las personas que deciden donar los órganos luego de fallecer, la realidad local es aún más crítica, puesto que no se registran loínos dentro de las estadísticas en los últimos años.

Razones pueden haber muchas, desde religiosas o de valores personales. Una gran parte se excusa con los mitos que rodean a la donación y trasplantes de órganos.

Sin embargo en Calama se suma una más: el hospital Carlos Cisternas no reúne las condiciones de preservación del posible donante, además de no contar con los sistemas y especialistas necesarios para tales efectos.

¿Qué pasa entonces con aquellas personas que han manifestado ser donantes? El trámite es bastante engorroso.

Según indicaron desde la Unidad de Procuramiento del hospital de Antofagasta, en el caso de que haya un donante que resida en Calama serán sus familiares quienes deberán informar esta condición al personal del recinto asistencial, en este caso del hospital Carlos Cisternas.

Luego a través de coordinación interna se informa a las enfermeras que trabajan en la Unidad de Procuramiento de Antofagasta. Es importante recalcar que esto se debe informar cuando el paciente se encuentre en estado grave o con riesgo vital, es decir, antes de su deceso.

Tras ello, se hace el traslado del paciente, vía terrestre, al hospital regional en Antofagasta para decretar allí la muerte cerebral.

Una vez que el paciente está en la capital regional, se hace una nueva coordinación con Santiago para que los equipos médicos arriben a la ciudad y así realizar la cirugía de extracción.

Proyecto de ley

La casi nula posibilidad de transformarse en donante aquí en Calama, es un tema que ha sido discutido por algunos parlamentarios.

Ya en 2009 el exsenador por la región de Antofagasta, Carlos Cantero solicitó a la Presidenta Bachelet la entrega de implementación que permita concretar estas donaciones y crear un gran centro de trasplante del norte grande.

Hoy la diputada por el cuarto distrito y doctora, Marcela Hernando en conjunto con otros 9 parlamentarios, presentaron un proyecto de acuerdo para que la Presidenta Michelle Bachelet, cree una institución que pueda vitalizar y supervigilar la donación, transporte y distribución de órganos, como asimismo, tenga el rol de coordinar con diferentes estamentos públicos y privados todo el proceso de trasplantes.

De acuerdo a la diputada, este proyecto apunta a aumentar las posibilidades de donar órganos, especialmente en lugares como Calama en el que no existen las condiciones adecuadas. "Se está perdiendo la oportunidad de salvarle la vida a mucha gente y eso desde mi punto de vista se debe a la organización", comentó.

La parlamentaria, indicó que la solicitud específica con este proyecto es la creación de la División del Trasplante y Educación de la Salud. "Su misión será regular y coordinar los mecanismos técnicos, humanos y operativos necesarios para fomentar y ejecutar las actividades de donación, extracción, preservación, distribución, intercambio y trasplante de órganos y tejidos en todo el país. Además tendrá la responsabilidad de generar campañas que sensibilicen a la opinión pública en estas materias".

Durante el 2014 se logró trasplantar de riñón a 6 personas de la región y durante este 2015 ya operaron a otro.

En la actualidad existen 22 loínos a la espera de un trasplante de riñón y 2 de hígado.

Todos ellos ingresan a una lista de espera nacional, depende de la compatibilidad. Para ello al momento de haber un donante, el Instituto de Salud Pública (ISP) realiza un cruce de información, determinando quien tiene la mayor compatibilidad del órgano en la lista de espera.

Quiénes pueden donar

Si bien la ley estipula que todos somos potenciales donadores de órganos existen también algunos requisitos, los que fueron entregados por la Corporación del Trasplante.

Para poder ser considerada para un trasplante, la persona debe haber fallecido por muerte encefálica.

Esto quiere decir que se hayan producido daños irreparables en el encéfalo que finalmente llevan a la muerte.

Si la muerte se debe a un paro cardiaco o un accidente que involucra otros órganos distintos al cerebro, estos no servirán para un trasplante. La muerte encefálica debe producirse en un centro médico capacitado para mantener en funcionamiento los órganos.

En Chile, solo el 2% de los fallecimientos se produce debido a la muerte encefálica y en condiciones para poder trasplantar. De esos la mitad accede a donar sus órganos. La familia será quien tendrá la última palabra.

"El llamado es a conversar este delicado tema en familia, muchas veces no creemos que alguno de nosotros vaya a necesitar un órgano o que esté en la instancia de tomar la decisión para donar. Este es un acto de amor, ayudando con este gesto a salvar hasta cinco vidas", expresó Irene Stavros, coordinadora regional de la Unidad de Procuramiento del Hospital Regional.

Ahora bien quien no quiera ser donante puede manifestar su deseo a través de una declaración notarial cuyo trámite cuesta $1500.

Marcelo Eitel

Trasplantado de corazón.

Vecinos relatan sus experiencias en días de manifestaciones

enfrentamientos. Residentes de las villas Huaytiquina y Tucnar Huasi deben soportar de todo en esas jornadas.
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Son los mudos testigos y olvidados perjudicados luego de las movilizaciones y tomas de caminos que se registran por lo menos una vez al año en la ciudad.

Nos referimos a los vecinos que residen en las villas cercanas al camino que une Calama con Chuquicamata: Huaytiquina y Tucnar- Huasi.

El pasado martes fue el último enfrentamiento entre Carabineros y trabajadores contratistas de Codelco, luego que estos últimos encendieran barricadas y mantuvieran bloqueado el camino hacia el mineral.

Fueron casi 12 horas de movilización que luego terminaron con desmanes, perjudicando principalmente a quienes residen allí.

Hugo Rojas Caballero, llegó hace 21 años a vivir a la villa Huaytiquina, su casa se ubica justo en la esquina de las avenidas Circunvalación y Balmaceda, punto neurálgico de las manifestaciones, no sólo el martes pasado sino que cada vez que deciden tomarse los caminos.

"Para mí y mi familia esto ha sido una verdadera pesadilla, el martes parecía una guerra, las piedras, las bombas lacrimógenas, las botellas, el humo de los neumáticos, todo eso tuvimos que soportar", señala.

Rojas, muestra con impotencia, cómo los restos de la última protesta aún permanecen fuera de su casa y también como el humo negro que se produjo con la quema de neumáticos ensució todos los rincones de su vivienda, incluso a su perrita poodle.

"Nadie se ha acercado a nosotros a preguntarnos cómo estamos, si necesitamos algo, menos han venido a retirar la basura", comenta Rojas Caballero.

En la Tucnar Huasi también sufrieron los embates de la protesta. Así lo señala Naldy Fuentes quien llegó hace 11 años al sector y señala que todos los años es lo mismo y nadie hace nada al respecto. "Mis perros quedaron todos negros y cuando salí a mirar los hombres que protestaron me insultaron".

Flora Vega quien también vive justo en la esquina de Balmaceda en la Tucnar Huasi fue otra víctima tras los enfrentamientos. Cuenta que ella y sus hijas tuvieron que encerrarse y su esposo no pudo salir a trabajar.

La dirección de aseo y ornato del municipio de Calama informó que ellos se harán cargo de retirar los escombros.