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La historia detrás del boom loíno en las peleas de lucha libre femenina

proyecto a futuro. Llegaron para aprender defensa personal y con los años conformaron una disciplina creciente en Calama.
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Y en ese grupo hay historias de vida muy distintas, como la de Elizabeth Olivera, la mejor exponente del club loíno y que recién a los 18 años ya tiene tres desafíos en la agenda para profesionalizar su pasión por la lucha, la misma que la tiene hace nueve años entrenando seis días a la semana y compartiendo entre su grupo de hermanos, todos practicantes de la misma disciplina.

"Debo operarme de la rodilla y pospuse la intervención para poder pelear ese día. Generalmente, cuando voy a competencias tengo que pelear contra luchadoras de mayor peso o edad porque no hay muchas en mi categoría. Tendré que dejar de lado opción de ir a pelear a Brasil y Santiago -con exponentes de la MCC nacional- donde tenía la opción de medirme con profesionales", dice la joven loína que hace tres años obtuvo un vicecampeonato nacional de jiu-jitsu y en la actualidad sólo entrena en el gimnasio.

"Esto generalmente te nace cuando uno es más joven. Yo tenía 17 años y empecé a practicarlo pero con el tiempo tuve que dejarlo y hace tres años lo retomé, encontrando en el MMA una disciplina exigente, que pone en práctica las diferentes técnicas que uno aprende en las diferentes disciplinas que va practicando con los años", dice la luchadora.

Y el rango etario muestra que la mayoría de las peleadoras que se preparan en Sakuraba son más bien menores de 20 años, llegando incluso a contar con Madeleine Rivera, una incipiente exponente de este arte marcial que recién tiene 12 años.

"A ella no la pudimos incluir en el torneo que organizamos hace poco porque no tiene rivales en su edad. Pero sin duda es una de las figuras de proyección que hay en Calama y esperamos que pueda medirse en futuros eventos, como el de octubre que queremos organizar", comenta Araya.

Hoy, siete de la veintena de mujeres que trabajan diariamente ya prueban suerte luchando incluso con hombres en su preparación. Talento sobra. Quizás, sólo falta impulso para profesionalizarlas.