Comunidad educativa de San Francisco de Chiu Chiu realizó pago a la tierra
Razones. La Escuela del poblado no quiere perder sus costumbres ancestrales, como agradecer a la pachamama.
El pago a la madre tierra, tal vez resulta ser una de las ceremonias más importantes y tradicionales de los habitantes de los pueblos del interior de la capital de la provincia El Loa. Por esta razón, es que la comunidad educativa de la Escuela de San Francisco de Chiu Chiu realizó dicho ritual de agradecer a la gran Pat-Ta Hoiri o Madre Tierra.
Esta ceremonia ancestral que se realiza en el mes de agosto, guarda una estrecha relación con la naturaleza.
Sumado a lo anterior, el ambiente propio de estos lugares como lo son los pueblos del interior, aún siguen reflejando el espíritu de los antiguos habitantes de la zona norte del país, sumando algunos aspectos que son propios de las culturas indígenas y en especial de la atacameña.
Legado
El director de la Escuela San Francisco de Chiu Chiu, Edmon Jure, resaltó que "el pago es nuestra manera de agradecerle a la tierra por todo lo que nos ha dado a través de una ofrenda. Es también un reconocimiento de que ella es nuestra madre y, como tal, nos ampara, alimenta y está atenta a nuestros ruegos".
Además, realizando este rito con los niños, se mantiene su permanencia en el tiempo.
Y que según establece la tradición ancestral, la tierra queda más agradecida cuando la persona que realiza el pago conoce las costumbres de los antiguos habitantes de la localidad, donde también se plantea la figura masculina en cuanto a que la tierra representa el género femenino, aunque tampoco discrimina a hombre de mujer a la hora de efectuar el ritual, el cual debe cumplir distintas etapas destinadas a agradecer por todos los favores concedidos en el último tiempo.
Cada uno de los elementos utilizados en esta ceremonia tiene un significado como tal, donde se mezclan la hoja de coca con el vino, la harina de maíz blanco y la tostada, la chicha de maíz con el alcohol puro, todo en un sahumerio o coha, que tiene el objetivo de limpiar el espíritu con un agradable aroma; utilizando en el proceso el inkuña o ukuña, como se le denomina a un paño pequeño tejido con lana en donde se deposita la conocida hoja de coca.