A 10 años de la muerte del conscripto Fabián Vega Yáñez, la familia sigue pidiendo justicia
Investigación. Aun cuando los cercanos al joven aseguraban contar con todas las pruebas para corroborar que fue asesinado, la Fiscalía cerró el caso sin responsables.
Ya han pasado 10 años de la muerte en extrañas circunstancias del conscripto del Regimiento Topáter de Calama, Fabián Vega Yáñez.
Durante esta década la familia del joven luchó sin cesar para que se hiciera justicia, ya que después de varias indagaciones se comprobaría que Fabián Vega no se había suicidado, sino que en su muerte hubo intervención de terceros.
A pesar de contar con el apoyo de parlamentarios, pruebas científicas como autopsias, exhumaciones y declaraciones de testigos, la Fiscalía de Calama decidió cerrar el caso y no formalizar a los querellados.
Pesar
El padre del conscripto, Roberto Vega, declara su pesar ante lo que él califica como incompetencia de la justicia chilena. "Nada pudo en contra de la corrupción que azota Calama. Ni siquiera el informe científico y técnico del prestigioso doctor Luis Ravanal o la defensa de uno de los mejores juristas del país como es Roberto Celedón", dice Vega.
Durante todo el tiempo que la familia de Fabián intentó esclarecer los hechos que ocurrieron extrañas circunstancias, como por ejemplo cuando el Servicio Médico Legal de Calama en vez de enviar las pruebas sobre el homicidio de Fabián a Santiago, las trasladó hasta Iquique dificultando aún más el proceso.
Además de ello, las amenazas, agresiones y secuestro a su hija, Claudia Vega, que - a pesar de las denuncias hechas por la afectada- no fueron investigadas por la Fiscalía.
Pruebas
Según Roberto Vega, numerosas son las pruebas que corroboran el homicidio de Fabián Vega. En primera instancia, la segunda autopsia hecha por el doctor Luis Ravanal que dejó en evidencia el informe realizado por el Servicio Médico Legal en Calama que -en palabras de Roberto- es "trucho por donde se le mire".
En este informe se estipulaba que la causa de la muerte de Fabián Vega había sido por asfixia o ahorcamiento. Sin embargo, tras la autopsia de Luis Ravanal este hecho quedó descartado en primera instancia, pues no existía una fractura en el hueso hioides, típica en las muertes por ahorcamiento.
Esto se prueba no sólo con la palabra del forense, sino que también con fotografías tomadas en el proceso que muestran el hueso intacto, libre de fracturas.
Por otro lado, un estudio de concentraciones iónicas del esternón de Fabián demostró que éste se encontraba con fracturas y que la herida la había recibido en vida, algo totalmente ignorado y no estipulado por el primer informe de autopsia,
A esto se suman declaraciones clave de testigos, como por ejemplo conscriptos, personal de funeraria, trabajador de recinto médico, guardias del Parque El Loa e incluso la de una amiga del doctor que realizó la primera autopsia que indican que la noche en que desaparece y muere el conscripto ocurrieron extrañas circunstancias que unidas, corroboran su asesinato.
Desilusión
La familia de Fabián Vega sólo espera justicia. Su padre declara haber golpeado todas las puertas. "Llegamos a La Moneda, Ministerio de Defensa, Subsecretaria de Guerra, Fiscal Nacional, Regional, Comisión de Derechos Humanos, etc. Todos nos prometieron ayuda, sin embargo, algunos organismos al percatarse que habían sido militares los responsables se olvidaban de nuestra causa", declara Roberto Vega.
En cuanto a la difusión, Roberto Vega explica que siempre se intentó que los medios de comunicación de Santiago le dieran cobertura al caso, pero que ninguno quiso. "Con excepción del programa En la Mira de Chilevisión nadie nos dio cobertura", cuenta Roberto.
Para ellos es extraño que el caso haya quedado prescrito aun cuando existían responsables individualizados con nombre y apellido y pruebas contundentes que los acusaban.
Agradecimiento
Roberto Vega recalca que "no bajarán los brazos y seguirán luchando", aun cuando están conscientes que los criminales una vez más "quedan libres de polvo y paja".
De la misma manera, esperan que con las últimas situaciones acaecidas en Chile donde ex conscriptos rompieron pactos de silencio de crímenes ocurridos en dictadura, pase lo mismo con el caso de su hijo. "Tenemos la fe y esperanza de que van aparecer algunos ex conscriptos que explicarán lo sucedido esa noche del 21 de junio del 2005", afirma Roberto.
Por el momento, la familia agradece a todas las personas que siempre apoyaron la causa, como por ejemplo, el doctor Luis Ravanal, el abogado Roberto Celedón y el diputado Marcos Espinosa.
Desilusionados por el actuar de la justicia y la posible corrupción en Calama esperan que en algún momento los culpables paguen por el crimen de su hijo, Fabián Vega Yáñez. Un caso sin solución que se suma a otros tantos de la ciudad, como el de Daniela Trigo y la reciente desaparición de Kurt Martinson.
"Tenemos la fe y esperanza de que van aparecer algunos ex conscriptos que explicarán lo sucedido esa noche del 21 de junio del 2005".