Comenzó la primavera y son muchos consumidores los que se empiezan a preparar para poder lucir bien físicamente para cuando llegue la temporada estival, recurriendo a los gimnasios. En este tipo de servicios los consumidores tienen derecho a que se les informe claramente las condiciones relevantes, tales como el costo final, la modalidad de pago, el número de clases incluidas en la mensualidad y formas de terminar los contratos.

Asimismo, los gimnasios deben entregar un servicio de calidad, contar con personal idóneo, respetar lo ofrecido, publicitado y lo acordado con el consumidor y responder si hacen un mal trabajo.

Otro aspecto relevante es el derecho a la seguridad. En este sentido, no es raro que las empresas traten de desentenderse de sus responsabilidades, señalando mediante mensajes en carteles que no responden por daños, accidentes o robos ocurridos al interior de los recintos. Estos carteles no tienen validez, pues es deber de toda empresa tomar las medidas para que ni los consumidores ni sus bienes sufran daños.

Al momento de contratar los servicios de un gimnasio es recomendable cotizar y premiar con su contratación a aquellos locales que tengan sus patentes y permisos sanitarios al día y que visiblemente entreguen las condiciones adecuadas para realizar la actividad.

Otra recomendación importante es leer cuidadosamente los contratos antes de firmarlos. Los consumidores tienen derecho a que todo lo acordado en el contrato y lo ofrecido en la publicidad, se cumpla.

Otro aspecto importante a tomar en cuenta es la infraestructura que el gimnasio ofrece. Por ejemplo, en la cantidad y calidad de las instalaciones, máquinas e implementos deportivos disponibles para la actividad. Es aconsejable también poner atención en la variedad y estado de las máquinas, el tipo de piso y muros, el estado de los camarines y servicios higiénicos, número de duchas por persona; sistema de ventilación y calefacción.

También es aconsejable fijarse si el instructor realiza una evaluación diagnóstica de la condición física del usuario; si consulta sus intereses, si recomienda alguna actividad física en particular; si entrega un plan de trabajo que controla y evalúa, si explica los ejercicios, lo guía y lo corrige durante su ejecución.

Marcelo Miranda,

Director regional del Sernac

No es mal ejercicio ir más allá de la lectura literal del fallo de La Haya. Ir más lejos y ponerse en el plano, que bien entienden en Bolivia y que está relacionado con abrir aunque sea mínimamente la posibilidad de una salida al mar con soberanía.

En Chile se habla de lo que dice la letra, pero también está el espíritu de como suele aplicarse la ley en términos jurídicos. Para quienes apoyaban la presentación boliviana, el rechazo a las objeciones chilenas sobre competencia del tribunal, apelan al espíritu y no debiera extrañar que un nuevo fallo ratifique la validez del Tratado de 1904 y se dé la razón a Chile, pero con el llamado a abrirse a nuevos convenios.

No es un misterio que Chile en estos momentos es considerado como un mal vecino por gran parte de los países sudamericanos. Principalmente porque al concentrarse en hacer crecer la economía se olvidó de estar en sintonía con quienes limitan sus fronteras.

No se trata de ponerse a disposición o de desenfocarse de los objetivos, sino de caer en buenas relaciones y en mantener la armonía con sus vecinos.

Los odios y los rencores han existido siempre, pero la imagen que pueda tener el resto del mundo dependerá de lo que hagas para reafirmar que la historia ya fue escrita y que las odiosidades debieran estar olvidadas.

Chile ha perdido con varios países de Latinoamérica esa imagen. Y hoy, son más quienes toman partido con la demanda boliviana aunque están conscientes que por tratados no corresponde.

Eso es lo que le ha faltado a nuestras autoridades y a nuestra diplomacia. Trabajar en los temas sensibles, en aquellos llamados blandos y en proyectar una política internacional más acorde con los actuales tiempos, sin necesidad de ceder en nuestra convicciones.

No es una tarea fácil, pero es necesario que se empiece a trabajar en morigerar lo que nos estaba llevando a convertirnos en un país soberbio y poco amigable.

Los esfuerzos deben orientarse en defender nuestra historia, pero siempre abiertos a un diálogo conveniente, sin imposiciones y sin prepotencia.