Asoloa exige regularización de los instructores de lenguaje de señas
HECHO. Denuncian presencia de personas no calificadas y validadas.
Una solicitud que a su juicio es fundamental para respetar su condición de sordos en materia de inclusión, es la que tiene la Asociación de Sordos del Loa (Asoloa) para con las autoridades de la comuna, manifestando que uno de sus derechos principales es vulnerado tras identificar a personas que se presentan como instructores de lenguaje de señas, pero no cuentan con la certificación o calificación adecuada.
Por medio de una carta enviada a la municipalidad de calama y con la esperanza que el alcalde, Esteban Velásquez pueda recibirlos y manifestarles su visión respecto a la situación que viven, Asoloa considera grave que existan pobladores que se dediquen a instruir a otros ciudadanos sobre su forma de expresión y comunicación sin tener las competencias validadas, aprovechándose de la buena fe de quienes desean aprender este modo de comunicación.
"El lenguaje de señas está consignado en el Artículo 26 de la Ley 20.422 como la lengua natural de las personas sordas de Chile", expresan en la misiva.
Por lo tanto, a su juicio, el único instructor que puede formar a otros pobladores es alguien sordo, o que por lo menos, sea reconocido por alguna institución asociada a esta condición como capaz, como es el caso de Asoloa.
"Es en ese sentido que la labor de la Municipalidad y sus entidades dependientes como formadoras y capacitadoras de funcionarios, docentes y profesionales inclusivos que conozcan y utilicen la lengua de señas es fundamental para el desarrollo de nuestra calidad de vida (…) Por ello, es valioso el rol y participación que tienen los sordos en su cometido", manifestó Jorge Pérez, presidente de Asoloa.
Ideal
La meta de esta agrupación, es que se regularicen las reales competencias y capacidades de aquellos que se autocalifican y trabajan como instructores en diversos puntos de la comuna.
Ya sea en talleres, ejecutando proyectos sociales, realizando clases particulares o con instituciones, recalcando, que al ser su lengua natural, lo ideal es que los instructores sean personas sordas.
Sin embargo, hacen la salvedad que esto no tiene algo con los intérpretes, quienes se desempeñan en la importante labor de colaborar en acercar la comunicación con el resto de los ciudadanos a sus vidas.