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Lo golpearon en la calle y terminó con fractura

AGRESIÓN. Un hombre de 52 años recibió sin motivo palos y fierrazos en su pierna.
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Aunque cueste dar crédito que a una persona la agredan sin motivo alguno, esta situación sigue ocurriendo constantemente en la capital loína. Pero esta vez a los victimarios se les pasó la mano.

Todo ocurrió cuando la víctima, un hombre chileno de 52 años, transitaba por avenida Ecuador hacia el poniente, con destino hacia su domicilio. Cuando éste llegó a la intersección con O'Higgins, sin motivo aparente se le acercaron tres individuos, los cuales sin mediar provocación alguna, comenzaron a golpearlo.

No se comprende tanta brutalidad, porque las agresiones no fueron con puntapiés ni con los puños, sino que uno de ellos llevaba consigo un bastón de madera que ocupó en el hecho, mientras que otro de los victimarios lo golpeó con un fierro.

Por fortuna, la agresión no fue en la cabeza, pues de lo contrario, estaríamos refiriéndonos quizás a una persona fallecida. Los irracionales sujetos le pegaron con toda su fuerza en la pierna izquierda a la víctima, dejándolo tirado en el suelo, a muy mal traer. Tras perpetrar la agresión, los responsables huyeron del lugar.

Era tanto el dolor que sentía este hombre en su pierna, que a los minutos de ocasionados los golpes, éste perdió el conocimiento y quedó a merced de que cualquier cosa pudiera haberle pasado.

Sin embargo, justo después de ocurrido el hecho, pasó por el lugar un transeúnte, quien se puso en contacto con personal de urgencia del hospital Carlos Cisternas de Calama. Éstos llegaron hasta la calle Ecuador cuando el afectado aún no recuperaba la consciencia y se lo llevaron al recinto médico.

En el lugar fue estabilizado y revisado por los facultativos, quienes determinaron que tenía una fractura de peroné. Gracias a esta agresión gratuita, la víctima salió enyesado del recinto médico, con el trauma lógico de la situación vivida.

Loíno quedó grave tras ser atropellado por chofer ebrio

IRRESPONSABLE. Ocurrió en avenida Grau. El conductor, en vez de reconocer su error, dijo que el herido de 55 años había cruzado por un paso no habilitado.
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Redacción

Definitivamente, de poco les han servido las advertencias tanto de las autoridades como de Carabineros. Los conductores saben de sobra que no está permitido conducir después de haber bebido y sin embargo, continúan ocurriendo accidentes por culpa de la irresponsabilidad de algunos.

Y no sería nada que si van solos, chocaran con un poste y terminaran lesionados, porque el daño de su mal actuar se lo estarían haciendo a sí mismos. Pero, suele suceder que cuando un chofer conduce bajo el estado de ebriedad, no se perjudica solo, sino que producto de su accionar, termina causándole perjuicios a terceras personas que nada tienen que ver.

Hecho

Esto fue precisamente lo que aconteció en horas de la madrugada de ayer en la avenida Grau de la capital provincial loína, cuando un conductor que manejaba en estado de intemperancia, no pudo percatarse que dos calameños iban atravesando aquella arteria y los embistió a gran velocidad con su vehículo, dejando a uno de ellos (55 años de edad) en estado grave tirado en el piso, mientras que la otra víctima en el hecho (60 años) resultó sólo de milagro con lesiones de mediana consideración.

Cuando llegó el personal de Carabineros de Calama hasta el lugar de los acontecimientos, se dio cuenta que ambos afectados lucían en pésimas condiciones, las que no les permitían siquiera ponerse de pie. Al menos, el irresponsable conductor tuvo un gesto mínimo de humanidad después del tremendo error que había cometido, porque pudiendo haberse escapado del lugar de los hechos, se quedó ahí para prestarle -aún en su estado inadecuado- las primeras palabras de aliento a las personas afectadas.

Atención

En estas circunstancias, no es mucho lo que el personal policial puede hacer, así que de inmediato éstos se pusieron en contacto con los funcionarios de ambulancia y urgencia del recinto asistencial Carlos Cisternas, pues era prioritario que los heridos recibieran una oportuna atención médica, la que suele ser crucial en la evolución de los afectados.

Cuando la ambulancia llegó hasta el lugar, verificaron que la situación de uno de los involucrados en el hecho era en extremo complicada, por lo que se llevaron a ambos raudamente hasta el principal servicio hospitalario de la comuna.

Eso en cuanto a los heridos, porque aún quedaba por dilucidar qué sucedió con el chofer que provocó el atropello. La "bondad" que tuvo este conductor al no huir del sitio del suceso, se contrapone absolutamente con lo que ocurrió después, cuando éste debió responder por su accionar ante Carabineros.

Incoherencia

Lo mínimo que debió haber hecho el irresponsable conductor es reconocer que cometió un error del porte de una catedral.

Sin embargo, en vez de eso, les dijo a los funcionarios policiales que ambas personas heridas habían atravesado la calle por un lugar que no está habilitado para aquello y que por esa razón, éste los había embestido con el costado izquierdo de su vehículo.

Ante la evidente incoherencia de su relato, los carabineros que acudieron al operativo se percataron que éste conducía en evidente estado de ebriedad. Posteriormente, los exámenes de rigor verificaron que el conductor manejaba su móvil con grado clínico 1 de intemperancia, lo cual podría costarle una dura sanción por parte del tribunal competente en Calama.