Navidad precoz
El comercio detallista ha comenzado a ornamentar y exhibir en sus vitrinas los motivos navideños con dos meses de anticipación con consecuencias para los consumidores: Les deja la sensación del paso acelerado del tiempo, como si las hojas del calendario corrieran y no pudieran calmarlo para gozar del día a día.
Les recuerda la compra de los regalos, sin dejarlos meditar en el símbolo de esa noche de paz en que se privilegia al espíritu antes que lo material. Junto a las otras actividades de fin de año, los somete a un estrés económico, reflejo en la tarjeta de crédito y sus cifras galopantes en ascenso.
Los incentiva a organizar el amigo secreto en la oficina, el trabajo y la agrupación para decir te quiero, palabra que si se siente se puede expresar diariamente. Los niños comienzan a crear ansiedades y desesperanzas; para ellos el tiempo es lento, y cada día que pasa preguntan por el "Viejo Pascuero" que nunca llega. La vida es corta y merece disfrutarla sin precocidades.
Marcos Concha Valencia
Colusión
La colusión descubierta recientemente en el rubro de los papeles higiénicos y absorbentes representa un dato adicional que hace sospechar lo peor del real estado de nuestra sociedad. Creo que esta supuración maloliente de nuestro tejido social llegó en el mejor momento del año, donde los zombis de pacotilla y la veneración popular por nuestros muertos evocan también descomposición y degradación de cuerpos e instituciones que quizás antes significaron algo; pero lo que haya sido ya no lo representan más.
Evocando iconografías religiosas, quizás los papeles higiénicos, los pollos o las farmacias, así como las AFPs e Isapre o los casos de cohecho y coimas al interior del Parlamento y la elusión doméstica diaria en el sistema de transporte público de la capital (entre otros muchos ejemplos), forman parte de nuestro Apocalipsis chilensis. Donde los cuatro jinetes que montan caballos corraleros de la rancia aristocracia criolla y que tienen de rodillas a esta peculiar raza de seres humanos son la desidia, la codicia, el interés y la necesidad.
Resulta interesante constatar que en las carreras de ciencias económicas y de administración de las dos principales universidades del país, desde donde provienen gran parte de los ejecutivos de las empresas chilenas así como gran parte de personeros políticos y de Gobierno que pululan entre el poder Legislativo y el Ejecutivo; no existen ramos obligatorios que aborden temas de Ética. Las pocas horas dedicadas a esas materias, son de carácter optativo y menor.
Ya que el proceso constituyente es una entelequia dudosa pero en boga, propongo que se considere en esa instancia incorporar con rango Constitucional el rol del Estado como Garante del sustento ético en la formación familiar y académica de todas las personas nacidas en este fundo maloliente, angosto y estrecho.
Marcelo Saavedra Pérez
Colusión II
Este país necesita mucho papel higiénico...
Pedro Osses González
Colusión III
La colusión se eliminó como delito en el año 2002, con la Ley 19.911 hecha por el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar y aprobada por el Congreso. Sería interesante saber quiénes votaron a favor y quiénes se opusieron y hoy rasgan vestiduras por la colusión.
Claudio Suazo Bravo
Constitución
Últimamente personeros y simpatizantes del gobierno apelan reiteradamente a encuestas que señalarían que un 70% de los chilenos estarían de acuerdo con un cambio constitucional. Claramente, existe un sesgo en dicha afirmación, ya que -difícilmente- alguien que es encuestado podría manifestar no estar de acuerdo con que la Constitución es perfectible.
A mayor redundancia, los mismos personeros gubernamentales jamás mencionan que en la última encuesta CEP, solo un 3% de los chilenos consideran esta materia como algo prioritario.
Miguel Huerta Marín
La política
En política, todos pretenden que se llegue a un status quo más justo, en que tengamos acceso a solventar las necesidades consideradas básicas. La política tiene por fin último la felicidad de los ciudadanos, y en esto concuerda con la moral.
Si nuestros políticos entendieran lo anterior, estaríamos encaminados a un estado de cosas con una utopía como oriente. Para lograr algo de lo dicho, debiéramos elegir políticos que, de una vez por todas, se preocupen más del bien común que del personal.
Carlos Cabrera