La producción nunca se detiene en la minería, menos en un país como el nuestro donde su aporte es fundamental para la economía y crecimiento. Frente a este desafío las empresas del sector han comenzado a implementar sistemas especiales de trabajo por turnos para que la continuidad de sus operaciones no se vea afectada y cumplan así con su negocio y con su dueño.
El debate sobre este modelo no es nuevo, al contrario, permanentemente está sobre la mesa de trabajo de las empresas mineras. Es cosa de recordar lo que ocurrió por ejemplo en la negociación colectiva de 2012 en Chuquicamata.
Los trabajadores no estuvieron de acuerdo con su aplicación argumentando que ya estaba instaurado el régimen de 5X2, y la nueva fórmula estaba más bien ligada a las faenas de campamento de la minería privada que a la pública.
Sus impulsores se defendieron y dijeron que su aplicación ayuda a mejorar la eficiencia y reducir los costos. Bajo esta misma premisa, ya son varios los centros mineros del país que están incursionando con nuevos modelos o sistemas de turnos que invitan, por ejemplo, a trabajar 12 horas durante cuatro, siete o diez días seguidos por igual día de descanso. Aquellos, exponen quienes lo aplican, reduce los traslados, los tiempos muertos y mejora la eficiencia laboral.
Importante es saber que para aplicar un sistema de jornada de trabajo especial es necesario solicitar autorización a la Dirección del Trabajo.
De hecho, el artículo 38 del Código de Trabajo establece que "el Director del Trabajo está facultado para autorizar, previo acuerdo de los trabajadores involucrados y por resolución fundada, el establecimiento de sistemas excepcionales de distribución de jornadas de trabajo y de descanso, cuando el sistema de jornada de trabajo que establece ese artículo no pudiese aplicarse, dadas las características especiales de la prestación de servicios".
Por lo demás este sistema debe renovarse cada cuatro años, con el acuerdo de los trabajadores de la empresa. ¿Se cumple realmente esta reglamentación en todos los casos? Es una buena interrogante a responder.
Juan González Beltrán,
Presidente regional CChC Calama