Se sabía que este proceso no sería simple ni sencillo. Por eso resulta curioso que una vez más este Gobierno, audaz en sus deseos, aplique una de sus máximas aparentemente preferidas: "para que intentar hacerlo fácil si lo podemos complejizar de manera natural".
Esa es la sensación que queda al escuchar las explicaciones, fundamentos y composición del recientemente creado Consejo Ciudadano de Observadores, cuya labor de supervisión del proceso constituyente próximo a iniciarse, es un arcano digno de los secretos metafísicos de una tabla ouija o una baraja del tarot.
¿Cómo pretendían que 15 integrantes de buenas intenciones, elegidos a dedo, asegurarían la representatividad de las sensibilidades variopintas de un pueblo altamente heterogéneo y patológicamente incrédulo de toda iniciativa proveniente de líderes políticos desacreditados a más no poder que habitan en instituciones que funcionan en base a inercias burocráticas más que a criterios racionales, realistas y procesos conectados con la realidad del país?
Si el objetivo era generar confianza de un proceso que recorrerá un camino lento, difícil, tortuoso, desconocido y lleno de palos en la ruta; el noble grupo recientemente creado no es ni será suficiente para calmar esa sensación de malestar pegajoso que sienten los desplazados de siempre. Lo más sencillo hubiese sido en empezar a reconocer que se está en la ribera de una "terra incognita", transparentar nuestra ignorancia de cómo operacionalizaremos el proceso constituyente y disponernos a desandar algunos tramos de esta ruta desconocida. Para ello no se necesitan supervisores ciudadanos. Se necesita creatividad, empatía, alegría y perseverancia. Sólo así nos encantaremos unos a otros y se nos hará más llevadero el camino.
"S" y "D"
Los casos más notorios son aquellos relacionados con las letras "S y D". La "S" al final de palabras que las llevan, prácticamente no la pronunciamos, lo que significa que estamos eliminando los plurales.
En cuanto a la letra "D", la usamos bien al principio de las palabras, pero cuando está cerca del final, nos complicamos o mejor dicho, para no complicarnos simplemente no la pronunciamos.
Algunos de los tantos casos: gastá por gastada, pesao por pesado, perdía por perdida, etc. Hay muchos otros casos y a todo nivel social.
Lo peor de todo es que nos hemos acostumbrados tanto a omitir letras en nuestras conversaciones, que cuando alguien osa hacerlo correctamente, nos parece cursi, amanerado y raro.
En resumen, si continuamos así para nosotros, el abecedario se verá reducido a la mitad. Lo positivo sería, el ahorro de papel y lápices.
'Guerra santa'
La determinación internacional por tomar acciones no debe verse a la ligera, como tampoco las determinaciones del Estado Islámico en contra de Occidente. Lo complejo de la situación a involucrado militarmente a varias potencias ¿será acaso el fin de esta amenaza? ¿Hasta qué punto podemos estar ajenos?
Baja del cobre
Ya lo planteó de una manera exquisita Antonio Machado hace más de una centuria: "…caminante no hay camino, se hace camino al andar…" Desde que este país vio la luz como una nación independiente, nunca ha recorrido ninguna senda que lo lleve a la creación colectiva, de forma genuinamente democrática y participativa de una Constitución Política. Es un camino virgen que no hemos sido capaces de desflorar.
Marcelo Saavedra Pérez
Lamentablemente los chilenos estamos considerados como los que peor hablamos en Latinoamérica. El español o castellano ( los dos valen), poco a poco, está siendo reemplazado por chilenismos, que poco tienen de cultos. Además, cada vez nos estamos "comiendo" algunas letras.
Jorge Valenzuela Araya
El Estado Islámico hace unos días declaró la guerra a la Coalición Mundial tras su acuerdo de "eliminar" la amenaza que representa éste para occidente. Sin lugar a dudas, estamos presenciando uno de los procesos más complejos del presente siglo, los ataques de Rusia en la región parecen ser solo la "punta del iceberg".
Francisco Sánchez
Siempre se ha dicho que en la minería estatal, existe o existió un fondo de estabilización del precio del cobre, al que se echaría mano para compensar las bajas de precio del metal en los mercados. Hoy nada se escucha de ello, sólo se habla de despidos para soportar el momento, pareciera ser que la gran estrategia es cortar el hilo por la parte mas delgada, ¿y el fondo es que acaso lo consumió el Transantiago?
Jaime Véliz Reyes