Implantes dentales: una buena opción para mantener una atractiva y sana sonrisa
ELECCIÓN. Las personas se preocupan cada vez más de reemplazar sus dientes perdidos, para lo cual existen varias opciones, siendo los implantes de titanio una de las más recomendables.
En Chile, tres de cada cuatro hombres y mujeres mayores de 35 años han perdido al menos uno de sus dientes debido a la falta de higiene, alguna enfermedad o trauma oral, y uno de cada tres adultos de 65 o más años usa una prótesis completa por ser desdentado.
Estas cifras revelan una impactante realidad, ya que en la sociedad moderna -donde funcionalidad y estética van de la mano- una dentadura sana puede ser la diferencia entre éxito y fracaso.
De hecho, se ha comprobado que la pérdida de piezas dentales no sólo afecta la función básica de masticar, la dicción o el habla, sino, también, la posibilidad de encontrar pareja, ser contratado en un buen trabajo o lograr la aceptación social.
Por ese motivo, en la actualidad las personas se preocupan cada vez más de reemplazar sus dientes perdidos, para lo cual existen varias opciones. Están las denominadas prótesis removibles, más conocidas como "placas" y, también, las prótesis fijas, más conocidas como "fundas", "coronas" y los "puentes" dentales, que por lo general se adosan de distintas maneras a los dientes naturales que todavía posee el paciente.
"La prótesis más común de todas es la placa con ganchos, que se afirma a los dientes remanentes. Aún hoy es la más común en nuestro país, y si bien ha evolucionado y mejorado, poco a poco se está dejando de usar porque es incómoda, se mueve y es menos estética. Por eso, la gente tiende a preferir las prótesis fijas, en especial sobre implantes", afirma el cirujano dentista Rodrigo Bahamondes Madrid, especialista en Implantología Bucomaxilofacial y profesor de la cátedra de Prótesis Fija de la Facultad de Odontología de la Universidad de Valparaíso.
¿Qué es un implante?
Un implante dental es una pieza metálica con la apariencia de un tornillo que es introducida quirúrgicamente al hueso de la mandíbula o del maxilar, con el fin de sustituir la raíz natural de un diente perdido, para luego colocar sobre su parte superior el diente artificial de reemplazo.
Puede tener diferentes texturas y recubrimientos. En la actualidad, el 99% de los implantes está hecho de titanio y el 1% restante de zirconio, elementos cuyas propiedades principales son la extrema dureza, ligereza y gran resistencia a la corrosión. Además, por ser ambos materiales biocompatibles no producen mayor rechazo, por lo que se unen al hueso con gran facilidad.
La colocación de un implante requiere de cirugía. Durante el procedimiento, el especialista inserta el tornillo de metal en la la zona dejada por el diente a reemplazar. Luego de ello se deben esperar de dos a cinco meses para que se integre al hueso y quede completamente fijo, ya que si se mueve se pierde. "El margen de tiempo dependerá de las condiciones en que se encuentre el hueso, del tipo de implante y si se lo coloca en la mandíbula o el maxilar, ya que en este último la osteointegración suele ser más lenta porque su tejido es de menor calidad. Solo una vez integrado al hueso se podrá colocar el diente de reemplazo sobre él", precisa Rodrigo Bahamondes.
¿Quiénes y cuándo?
La colocación de un implante debe realizarse sólo una vez que la persona haya completado su crecimiento maxilofacial, que por lo general concluye alrededor de los 18 años en el caso de las mujeres y a los 21 años en los hombres. Asimismo, se recomienda hacerlo lo más pronto posible tras la pérdida de un diente, ya que si se espera mucho el tejido circundante puede colapsar.
"Cuando se trata de personas diabéticas descompensadas o hipertensas no tratadas o que consumen ciertos fármacos (bisfosfonatos), son fumadores extremos y tiene una muy mala salud bucal se deben modificar hábitos antes de pensar en el implante o a veces, se contraindica su colocación", asegura el especialista de la Facultad de Odontología de la UV.
Elevado costo
Si bien el implante dental es una muy buena opción desde el punto de vista clínico, su elevado costo impide que la mayoría de las personas puedan optar por él.
En Chile, el costo de un implante promedio fluctúa entre los 600 y 700 mil pesos, por lo que apenas el 10% de las personas que lo requieren pueden costearse uno. Este valor incluye su instalación, la confección del diente de reemplazo, los insumos y trabajo de laboratorio. La cifra puede variar dependiendo del tipo de implante a utilizar, pues hay algunos tipos de implantes muy caros que son más indicados para algunos casos, y por los procedimientos anexos que se pueden necesitar (injertos, extracciones, cirugías complementarias, etcétera).
"Cuando se pierde un diente, si no se puede realizar el implante, por costos o características del paciente, las alternativas son confeccionar una prótesis removible, que cuesta la tercera parte de un implante o un puente fijo de tres piezas, cuyo valor es casi el mismo que el del implante, y requiere muchas veces desgastar dientes sanos, por lo que como alternativa de tratamiento no es muy recomendable", sentencia el doctor Bahamondes.
Evolución de las prótesis
Las prótesis dentales son tan antiguas como el hombre mismo. Egipcios, romanos y mayas ya utilizaban dientes postizos hechos de oro, piedras preciosas, madera, huesos humanos o de animales. A partir del siglo XV, las prótesis bucales comenzaron a imitar de mejor manera las características de la dentadura natural, pero continuaron siendo igual de notorias e incómodas. Resolver ese problema no se logró sino hasta bien avanzado el siglo XIX, gracias a la creación de los primeros dientes artificiales, puentes fijos y placas ajustables hechas de porcelana y vulcanita. Y en la década de 1940, éstas comenzaron a ser fabricadas con silicona y resinas compuestas. Pero, sin duda, la revolución mayor en este campo se dio a contar de 1965, con la aparición del implante de titanio, cuya aplicación se hizo masiva a nivel mundial unos veinte años después.