La generación de estudiantes 2016 de la educación superior será recordada por ser la primera que accedió al sistema de gratuidad que desde este año el gobierno puso en marcha. En febrero, más de 1.600 alumnos preseleccionados en Antofagasta calificaron para el beneficio, aunque la el fin aumenta cuando los planteles finalicen los procesos de matrícula a fines de este mes.
Jóvenes que ingresaron por primera vez a la universidad, madres que deban trabajar y estudiar al mismo tiempo, son parte de las historias de quienes hoy cursan sus carreras con la tranquilidad de que no deberán endeudarse para obtener un título profesional.
El pasado 26 de enero, el ministerio de Educación informó que 80.163 estudiantes habían presentado sus antecedentes para optar a la gratuidad (preseleccionados de cursos antiguos). En la Segunda región la cifra llegó a 1.615 alumnos.
Los Requisitos
Pero para postular al beneficio, los jóvenes debían cumplir con ciertas condiciones. La primera era pertenecer a los cinco deciles que registran menos ingresos, además de tener nacionalidad chilena o residencia permanente. Otra exigencia era no poseer un título o Iicenciatura, ya sea en Chile o el extranjero.
El gobierno también quiso aclarar que para el beneficio no era requisito un puntaje mínimo de la PSU o un promedio mínimo durante la enseñanza media. Incluso, la gratuidad, que se extiende por la duración formal de la carrera, cubre el arancel "y los derechos básicos de matrícula", según consignó el Mineduc durante el proceso de postulaciones en enero.
Esta semana, la seremi de Educación, Jacqueline Barraza destacó que "esta es la primera generación de jóvenes que son parte del proceso que restituye el derecho a la educación, que les permite ingresar a la educación superior de forma gratuita".
Parte de esta primera generación es Javiera Pino Álamos (26), quien hasta el año pasado, estudiaba técnico en Educación Parvularia en un instituto de la ciudad. Sin embargo, en 2015 se preparó para rendir nuevamente la PSU y optar a un crédito, ya que llevaba un año trabajando y estudiando y sencillamente ya no le alcanzaba el dinero.
"Trabajaba hasta las 19 horas y luego iba a clases. Mi hijo estaba todo el día en el jardín y en la noche lo cuidaba su papa. Como me fue bien en la PSU y me dieron gratuidad, no lo pensé dos veces y postulé a la Universidad de Antofagasta (UA)", aseguró la joven.
La estudiante de Pedagogía en Educación Parvularia dijo que como ella había postulado pensando sólo en un crédito universitario, pero cuando revisó en Internet que era una de las beneficiadas con la gratuidad, quedó muy sorprendida, "fue como algo caído del cielo, no lo esperaba".
Javiera, quien vive junto a su hijo y pareja, detalló que junto con recibir la gratuidad también obtuvo una beca de alimentación, lo que "ha sido un complemento muy bueno de cosas. Estoy ahorrando más de dos millones de pesos al año. Es un alivio llegar a fin de mes sin la presión de tener que pagar la universidad".
Con 19 años, Araceli Valdés Ramos, ingresó a Kinesiología en la UA, tras una temporada en Bachillerato en Ciencias de la Salud, es la primera de sus hermanos que ingresar a la educación superior. El año pasado, la exalumna del Liceo B-13 estudiaba gracias a un crédito, una beca y al pago mensual que realizaban sus padres.
Cuando se enteró de que el beneficio comenzaría a operar en 2016, habló con la asistente social de su carrera, quien le manifestó que no perdiera la oportunidad de postular.
"Rendí la PSU otra vez, pero pensé que por eso no obtendría la gratuidad. Cuando me matriculé en la universidad figuraba como pendiente y en febrero tuve la respuesta. Mis padres estuvieron muy contentos porque no estábamos pasando por una buena situación económica por una operación que tuvo mi padre", confesó Araceli, quien tiene un hermano en la enseñanza media y otro en la educación primaria.
La estudiante de Kinesiología dijo que su situación actual representa un gran alivio para sus padres, quienes ahora pueden destinar el dinero que habrían utilizado en la mensualidad para otros gastos del hogar. "Me gustaría que con el tiempo más estudiantes pudieran alcanzar el beneficio, porque tengo varios amigos que quedaron en la gratuidad", recalcó.
Para Karla Cárdenas Soto la única opción de seguir estudiando en la universidad era rendir otra vez la PSU y postular a la gratuidad, ya que a pesar de estar en tercer año, "no podía seguir pagando la carrera. Además fui madre y se complicó todo". Ella estudiaba Bioquímica en la UA y desde su plantel le recomendaron postular al beneficio.
A sus 28 años, esta temporada comenzará a estudiar Terapia Ocupacional y sostuvo que el hecho de estudiar gratis implica un gran impacto, ya que a futuro no tendré que pensar en pagar un crédito universitario".
Pero aclaró que del mismo modo es una gran responsabilidad, "puedo dedicarme 100% a los estudios, sin pensar en fin de mes. Es perfecto porque así sólo me preocupo de aprobar los ramos". Detalló que anteriormente tuvo que trabajar como promotora los fines de semana para hacerse cargo de su hijo, lo que terminó por afectar su rendimiento académico.
"Mis padres no podían costearme los estudios. Mi papá esta con licencia y mi madre trabaja pero por un sueldo mínimo y con suerte nos alcanza para las cosas de la casa", contó.
Cárdenas explicó que conoce varios casos de jóvenes que estaban en duda de si arriesgarse a estudiar sin tener recursos, pero que aI enterarse de que en 2016 comenzaba esta buena política de educación, de inmediato se atrevieron a postular a la universidad.
"Me gustaría que más personas pudieran estudiar con gratuidad, que fuera para todos los alumnos, también que mi hijo pudiera tener el beneficio en el futuro", reflexionó la estudiante.
En 2015, Yesenia Bravo Briceño tuvo que abandonar el instituto donde estaba matriculada por problemas económicos. Llegó a cursar tercer año de Psicopedagogía, pero sencillamente no pudo seguir costeando las mensualidades.
"Soy madre de un niño de siete años, trabajo y estudio y todo se me hacía muy pesado. Llegaba a fin de mes y tenía que pagar el colegio, comprar útiles, costear los gastos propios", profundizó Bravo. Para mantenerse se desempeñaba como promotora o vendedora de dulces, con lo que intentaba reunir los recursos necesarios para subsistir.
Cuando supo que este año existía la posibilidad de que los alumnos que cumplieran con ciertos requisitos podrían optar a la gratuidad, rindió la PSU y postuló a Bachillerato en la UA. "Cuando me enteré que las primeras personas habían logrado el beneficio revisé en Internet y vi que estaba entre las seleccionadas. Eran como las 22 horas y no lo podía creer", expresó la universitaria.
Yesenia valoró el sistema de financiamiento para estudiantes, ya que antes estaba sometida a la presión de cumplir con los pagos mensuales, lo que le generaba estrés al tener que estar constantemente pensando en cómo cubría todos los gastos que tenía.
"Es un sacrificio trabajar y estudiar, pasaba mucho tiempo tratando de pagar lo que la beca no cubría".
Mónica Carrasco, Ingeniería
"No pude estudia durante cuatro años por problemas de dinero. También soy mamá y todo se vuelve un sacrificio".
Yarha Salinas, Universidad de Antofagasta
"Soy madre de un niño de siete años, trabajo y estudio y todo se me hace muy pesado".
Yesenia Bravo, Bachillerato
5 mil estudiantes rindieron la Prueba de Selección Universitaria en 2015. De ellos, sólo 13 lograron obtener puntaje regional.
141.906 postulantes a través del sistema del Consejo de Rectores tuvo la PSU del año pasado. De esta cifra, 100.972 fueron aceptados en las distintas universidades del país.
1.615 alumnos de la región postularon al proceso de gratuidad del ministerio de Educación. A fines de marzo se conocerá si todos estos lograron quedar seleccionados.