Tal como se esperaba, el último adiós a Tomás Cancino Araya estuvo plagado de momentos memorables y simbólicos que nacieron de su familia, amigos, vecinos, compañeros y la comunidad loína en general. Todo comenzó con el traslado de sus restos hasta el establecimiento de toda su vida.
En el Colegio Chuquicamata se le realizó una ceremonia en que estudiantes, docentes y la plana mayor del establecimiento entregaron palabras de aliento a la familia, además, de ofrecer un perfil del joven loíno que se caracterizaba por ser muy colaborador.
"Para nosotros como curso, ha sido un duro golpe. No es la primera vez que vivimos una experiencia así y extrañaremos mucho a Tomás, porque era una persona con mucha disposición a ayudar con alguna tarea o en lo que necesitáramos. Como curso éramos muy unidos y por eso lo vamos a extrañar", dijo su compañera, Alexandra Briceño.
Luego del acto y el respectivo responso, comenzó la última marcha del loíno hasta su morada final. Puntual a las 16 horas, el ataúd fue llevado hasta la carroza a las afueras del gimnasio del establecimiento, donde todos sus profesores le formaron un pasillo de escolta, al tiempo que centenares de asistentes le brindaban un aplauso por su entrega.
Luego de una vuelta por el sector, la caravana que acompañaba los restos del menor se detuvo brevemente en el cruce donde fue atropellado. Allí, los vecinos lanzaron globos al viento y flores a la carroza por al consigna de "que no haya otro Tomás que llorar".
Cementerio
En el cementerio Topáter esperaban unas quinientas personas. Habían estudiantes, apoderados, motoristas, ciclistas, profesores, funcionarios del establecimiento y calameños de diversos sectores, todos, visiblemente emocionados por esta tragedia. Allí, se le dedicaron palabras de despedida.
"Quizás no era el más sociable de todos, pero siempre nos animaba a ir a colaborar con un hogar de menores. Era demasiado bueno, su presencia siempre nos traía paz a pesar de los difíciles años que viví en mi anterior matrimonio. Era él el que me contenía", manifestó Celie Araya, madre del infortunado.
"Era una persona maravillosa, que amaba ayudar a los demás, fanático de los comics y los manga. Siempre traía a sus compañeros a estudiar, muy inteligente y dedicado. Sólo queremos por el bien de nuestros vecinos que se cumpla el compromiso de las autoridades lo más pronto posible y se instale el paso que propusieron de una buena vez. Todas las madres saben el dolor que siento en este momento y por eso no queremos que alguien lo tenga que vivir en una próxima ocasión", complementó Araya, tras el funeral.
Futuro
Aunque la familia todavia no evalúa las medidas legales que podrían llegar a interponer sobre los potenciales responsables de este hecho. "Nos tomaremos el fin de semana para compartir con nuestro hijo y daremos a conocer a la opinión pública nuestros próximos pasos", manifestó el padre adoptivo, Jorge Olivares.
Por su parte, el establecimiento ya comenzó a ejecutar sus primeras acciones de contención en torno a la familia Olivares-Araya, comenzando con el hermano sobreviviente del accidente, Ariel, a quien se le entrega apoyo principalmente psicológico y multidiciplinario para favorecer su mejoría en su estado de ánimo y el enfrentar el futuro.
"Para nuestra institución cada estudiante es un tesoro. Nos desgarró el accidente y muchos integrantes de nuestra comunidad estudiantil están seriamente afectados por la partida de Tomás. Trabajaremos con profesionales para apoyar la recuperación de aquellos que están más dolidos por este caso. Sus compañeros de curso y diferentes alumnos, sus profesores están conmocionados por un hecho que se pudo prevenir. Esperamos que no exista otro Tomás que llorar", aseveró el rector del Colegio Chuquicamata, Fundador Bustos.
Como se ha mencionado, se espera que durante los próximos meses se logre la instalación del paso peatonal semaforizado que se comprometió el Ministerio de Obras Públicas, proceso que se debería extender por lo menos algunos meses. Sin embargo, Carabineros a través de la SIAT, realiza algunos peritajes para definir parámetros de trabajo para la próxima señalética con la esperanza que no se registren más casos.
Responsables
Los sindicatos de profesores y trabajadores de la Fundación Educacional del Colegio Chuquicamata, emitieron ayer una declaración conjunta en la que lamentan el accidente y fallecimiento del alumno Tomás Cancino, y responsabilizan al municipio de Calama, el ministerio de Obras Públicas y su dirección de Vialidad, y Codelco, por la construcción de un conjunto habitacional sin la debida conectividad vial y de la tardanza en resolver su aislamiento.
"Tomás no sólo fue víctima de un conductor irresponsable que no respetó el límite de velocidad en un precario cruce de peatones. Tomás fue víctima de una secuencia de situaciones anómalas que solamente nos hace formular preguntas, que necesitan respuestas y una pronta acción para que nunca más tengamos que lamentar una pérdida tan dolorosa", expresa el documento.
Los gremios criticaron además la demora, de todos los responsables involucrados, en resolver la falta de conectividad de Peuco Maratón, que obligó a sus habitantes a cruzar la peligrosa avenida Circunvalación por espacio de siete años "a pesar de las constantes advertencias y cuasi accidentes, denunciados por los vecinos y padres del sector".
Al mismo tiempo, los funcionarios y docentes cuestionaron el rol que jugaron, en la aprobación y edificación de la villa, la dirección de Obras Municipales (DOM); Secretaría Comunal de Planificación (Secplac); y Codelco división Chuquicamata a través de su Proyecto de Traslado.
"Todas las madres saben por lo que estoy pasando, por eso no quiero que otra familia tenga que sufrir por alguien que no hizo su trabajo. Hay tres familias destrozadas: la mía y la de los dos choferes involucrados".
Celie Araya, Madre de Tomás
"Estamos realizando un trabajo multidisciplinario en torno a la familia de Tomás, sobre todo en su hermano Ariel con la colaboración de un psicólogo". Fundador Bustos Rector Colegio Chuquicamata