Como en todo Chile, muchos aprovechamos los días festivos de Semana Santa para viajar y renovarnos. Un destino atractivo, novedoso y cercano siempre han sido los pueblos atacameños donde aún realizan celebraciones en las primeras iglesias que construyeron los españoles, conservando imágenes y ritos semejantes a los de Semana Santa en Sevilla.
Como es habitual la luz de la luna creciente ilumina el camino de regreso en la noche tras los actos religiosos que se celebran en Calama y pueblos del interior como Caspana, Ayquina, Chiu Chiu, Lasana y Estación San Pedro, los mismos que recuerda el escritor loíno Umberto Urdangarín. Todos los pueblos se preparan para participar en las representaciones religiosas donde soldados romanos vestidos a la usanza recrean el Vía Crucis acompañando a Jesús cargando su la cruz, a Juan y a las mujeres como María y Verónica.
Todo comienza el Domingo de Ramos cuando se bendicen las palmas. Hermoso es ver desde lo alto del pueblo de Caspana la procesión desde el Calvario de Entrada al Pueblo Viejo con ramas verdes y fragantes flores acompañando a Jesús en la entrada a Jerusalén.
El Jueves Santo se realiza el lavado de pies y en Ayquina la Adoración a la Eucaristía, en Chiu Chiu la Cena del Señor es seguida por la Procesión por las calles del pueblo y el encuentro de la Virgen María con San Juan.
El Viernes Santo, en las iglesias se recuerdan las 7 palabras y el Oficio de las Tinieblas. En Ayquina y Caspana se representa el Vía Crucis por las calles del pueblo. En Chiu Chiu es maravillosamente recordado el descendimiento de la Cruz. Siendo esta Iglesia la más antigua con su testimonio, dejado en su libro, donde el párroco del siglo 16 registraba todos los bautizados, casados, fallecidos de esta región.
Después de tanta contrición, al mediodía en Ayquina y Chiu Chiu se acostumbra reunirse todo el pueblo para la quema de Judas en la plaza. Muy temprano el domingo se descubren las imágenes, los altares se adornan con flores, se tocan las campanas deseando a todos Felices Pascuas de Resurrección.
Sin duda, esta fechas religiosas se viven vivieron y vivirán con un sentido especial de fe, heredado tras la conquista española.
Nancy Monterrey,
escritora