Los ladrones están cada vez más osados en la comuna de Calama. Para cometer robos en viviendas, ya no les interesa si las casas están siendo ocupadas por moradores al momento de cometer el delito. Sólo les preocupa actuar y poder sacar la mayor cantidad de objetos de valor, el resto dependerá sólo del arrojo de los dueños de casa.

Fue de esta manera que a las 8 de la mañana de ayer, mientras una mujer de 57 años de edad estaba durmiendo en el segundo piso de su casa ubicada en la calle Prat, un grupo indeterminado de delincuentes ingresó a la vivienda, aprovechando que uno de los ventanales del primer piso había quedado mal cerrado.

Una vez en el interior, revisaron cada rincón del primer piso de la casa. Por fortuna, la dueña de la vivienda continuó durmiendo y no escuchó los pasos de los ladrones al interior, porque de lo contrario, el hecho podría haber pasado a mayores.

Así fue como los delincuentes se llevaron de la casa todo lo que pudieron, sustrayendo objetos de valor y dinero en efectivo, tras lo cual huyeron del lugar con destino desconocido por el mismo ventanal que habían ingresado.

Al rato, la mujer se levantó, bajó del segundo piso de la casa y se dio cuenta que uno de los ventanales estaba abierto. Sospechó de inmediato que algo extraño ocurría. Recorrió toda la vivienda y echó de menos varios objetos costosos, tales como un LCD de 55', un millón de pesos en dinero en efectivo, 2 pares de lentes Ray Ban y Dolce & Gabbana y diversas joyas.

Acudió hasta Carabineros para hacer la denuncia, avaluando el robo de las especies en 3 millones de pesos.

Pasada la medianoche del viernes, un calameño de 28 años de edad resultó afectado por un robo con intimidación. El hecho ocurrió en la intersección de la calle Maipú con avenida Granaderos. La víctima caminaba con toda tranquilidad por el lugar, cuando de repente se le acercaron dos individuos que éste no había visto nunca. Primero y en buenos términos le pidieron que les diera un cigarrillo y no recibieron respuesta, tras ello le dijeron que si andaba trayendo reloj, nuevamente no recibieron respuesta. Sorpresivamente, uno de los delincuentes sacó de entre su ropa un cuchillo para que la víctima entregara sus especies de valor. Al final le robaron una mochila que tenía un notebook y su cargador en el interior. Avaluó la sustracción en 350 mil pesos.

Ayer, cerca del mediodía en Calama, se produjo una colisión entre un vehículo policial de la SIP y un motorista de Carabineros, donde -como es lógico- el conductor del móvil menor sacó la peor parte.

El hecho se produjo en la intersección de las calles Aldunate con Sotomayor, donde por circunstancias que deberán ser clarificadas por personal de la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT), el vehículo de Carabineros impactó al motorista de la misma institución, dejándolo con lesiones.

En el lugar, el carabinero herido recibió la asistencia inmediata de sus compañeros de armas, quienes le prestaron los primeros auxilios y posteriormente lo trasladaron hasta un recinto médico de la capital provincial loína.

Según comentó el coronel de Carabineros y prefecto de la institución en la provincia El Loa, Jorge Tobar, el uniformado sufrió "lesiones menos graves, se trató de un esguince en la zona del cuello".

El alto funcionario de Carabineros manifestó que tanto el efectivo herido como la camioneta de la SIP habían acudido al lugar por un procedimiento "por el robo de un camión. Entonces, salieron varias motos todo terreno hacia el sector y también un vehículo nuestro de la SIP. Al llegar a la mencionada intersección, el vehículo de la SIP impactó por la parte posterior a la motocicleta de Carabineros", aclaró el coronel Tobar.

Luego, agregó que "fue una situación muy leve. Eso provocó la caída del carabinero de la moto, quedando con esguince cervical, nada más. Es una lesión de carácter menos grave y el funcionario fue dado de alta ya".

Redacción

Los hechos de violencia intrafamiliar proliferan cada día en la capital provincial loína, con casos donde en su mayoría las parejas no son capaces de solucionar sus dificultades de manera civilizada, vale decir, por la vía del diálogo y el entendimiento.

Fue esto justamente lo que ocurrió en horas de la madrugada del viernes en un domicilio de la calle El Loa de Calama, cuando una mujer de 29 años de edad llegó hasta la casa de su conviviente de 32 años, con la intención de retirar sus pertenencias personales del lugar, debido a que ya había tenido varias problemas con su pareja, los que a estas alturas ya la tenían "cansada", según manifestó.

Discusión

El hombre no aceptó que su conviviente hasta ese instante decidiera irse de su casa y además de eso, comenzó a reprocharle diversas situaciones que tenían como condimento los celos, que ya lo venían afectando desde hace un buen tiempo.

Así fue como se inició una discusión que al principio fue con improperios de grueso calibre de parte del individuo hacia su pareja, a lo que ésta le solicitaba que por favor se calmara, para intentar evitar que su agresividad continuara creciendo y pasara de los garabatos a las agresiones físicas.

Sin embargo, las intenciones de la mujer no fueron bien recepcionadas por su conviviente, quien al menos le propinó diez golpes de puño en su rostro a la víctima, la que quedó en pésimas condiciones, con sus pómulos hinchados, sangrando profusamente de la nariz y con mareos que apenas la hacían mantenerse en pie. Posterior a ello, el agresor huyó cobardemente del lugar con destino desconocido, dejando a la mujer a su suerte en la casa.

Pese a aquello, con lo mal que se sentía, la agredida se dio valor para llamar al personal de ambulancia del hospital Carlos Cisternas, quien llegó al lugar y la trasladó inmediatamente hasta el recinto médico para que fuese vista por un facultativo que le tratara las lesiones.

Al arribar al lugar, la mujer fue entrevistada por personal de Carabineros, a quien le contó lo que le acababa de ocurrir. Al verificar la certeza del relato, la policía acudió hasta el lugar de trabajo del victimario, ubicado en el centro de la comuna, lugar donde fue detenido.

La mujer quedó en el hospital, diagnosticada por los médicos con lesiones graves, mientras que al victimario se le verificó que no tenía antecedentes penales ni órdenes de aprehensión vigentes. Por su accionar, quedó detenido en la unidad policial de la capital loína, para posteriormente ser requerido por el Juzgado de Garantía.