Cristián Venegas M.
La Unidad de Estudios de la Cámara Chilena de la Construcción sede Calama, estableció que en el trimestre enero-marzo de 2016, el desarrollo inmobiliario no experimentó variaciones en la ciudad, donde se mantienen en carpeta los mismos 12 proyectos que en diciembre de 2015, lo que la entidad asegura que responde a la inestabilidad económica que experimenta el país y que ha afectado a todos los sectores productivos.
"En nuestra ciudad, donde hay en carpeta 10 edificios y 2 condominios, el estancamiento del desarrollo inmobiliario se ha visto reflejado en el poco interés que tienen los habitantes de la zona en adquirir propiedades, esto a pesar de la posibilidad que se dio de comprar sin IVA hasta diciembre de 2015", analizó sobre la situación el presidente regional de la Cámara, Carlos Ramírez.
El ejecutivo agregó que si bien en el área de venta de propiedades las cifras se han mantenido en la zona, las promesas de compraventa sí han aumentado en el primer trimestre y si bien en este punto ha habido una variación positiva, a la fecha no se proyectan nuevas construcciones en la ciudad, ya sea edificaciones en altura o casas y eso sigue poniendo en riesgo al rubro de la construcción en la comuna.
Cuatro factores
El gestor inmobiliario, Guido Maldonado, coincidió con la Cámara en que el escenario del sector es adverso, lo que a su juicio responde a cuatro factores: la crisis que experimenta la industria minera; una mala administración municipal; bancos más restrictivos en el otorgamiento de créditos; y el poco arraigo de los calameños.
"Calama no es más que un campamento que responde a las vicisitudes del cobre y está muy expuesta a esa incidencia y, tomando las palabras de Nelson Pizarro (presidente ejecutivo de Codelco), el 2018 la situación podría recuperarse, pero hoy tenemos una reducción de personal y de costos versus mejorar los procesos productivos y eso ataca directamente el estado de ánimo y genera incertidumbre en el mercado", analizó.
Maldonado dijo que un segundo factor que incide en el sector son las autoridades que, a su parecer, no ofrecen ninguna política que cambie la condición de campamento de la ciudad y que le dé certezas, confianzas, a los inversionistas. "La administración municipal no está a la altura de una ciudad, no están las condiciones administrativas ni políticas. No hay incentivos, no hay mejoramiento de las calles, plazas públicas ni nada que genere valor agregado. No hay asesoría urbana", sentenció.
Poco acceso a crédito
Otro punto que el empresario cree clave, lo juegan los bancos, que hoy tienen una política mucho más restrictiva para otorgar créditos hipotecarios, "porque no creen que se mantengan los empleos y piden un 20% de pie y en Calama donde el valor promedio de un departamento es de 3.000 unidades de fomento (UF), la persona tiene que tener 600 UF en la mano (unos $15.500.000, con una UF a $25.875)", detalló.
"Lo que quiere decir, agregó, que esa personas necesitará 2.400 UF en crédito y para aspirar a esa cifra la persona necesita registrar un ingreso mínimo, ya sea individual o con su pareja, del orden de los $2.000.000, y el dividendo no puede ser superior que el 25% de sus ingresos. Entonces no se puede vender", explicó.
Un cuarto factor que reconoce Maldonado es el poco arraigo de los calameños con la ciudad. "El público de Calama es un público que apuesta a irse mañana de la ciudad y vive en el síndrome del inmigrante, del exiliado económico. Entonces la gente ahorra, o tiene la plata, pero la invierte en La Serena, Antofagasta, Viña del Mar o Santiago", dijo.
"Además, continuó, los corredores de propiedades le ofrecieron a los compradores arriendos sobre 600 a 800 mil pesos, lo que efectivamente sucedió en su momento peak, pero hoy están entre 300 y 400 mil pesos y no pueden pagar ni el dividendo y el banco se los va comiendo de a poco".