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Jugadores piden continuidad de Bravo

DE CASA. Las figuras jóvenes del plantel quieren que el entrenador sea quien encabece el proceso del próximo año.
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Rompió la "maldición de visitante", mostró variante táctica en pocas semanas de trabajo -goles de balón detenido y buen trabajo defensivo-, hizo debutar a dos juveniles, obtuvo seis de nueve puntos y se recuperó de una derrota en su debut cuando prácticamente tenía ese juego en el bolsillo.

César Bravo es claro cuando se le pregunta si quiere seguir siendo el jefe técnico del primer equipo. "Yo tengo la motivación es seguir en Cobreloa, jugué diez años, siete años como entrenador. Es una ilusión, los dirigentes verán cuál es la mejor opción. Nosotros cumplimos con la misión y eso es un premio".

Pero hay jugadores que salieron a entregar su visión respecto de la posibilidad de que el DT se mantenga en el cargo tras la decisión directiva.

"El profe César -Bravo- trabaja súper bien, tiene una buena metodología, nos conoce hace tiempo y sabe lo que le puede sacar a cada uno de los jugadores de casa. Ojalá se quede él porque a los que somos del club nos favorece que haya alguien que crea en nuestra capacidades y sepa sacarnos rendimiento", dijo Vildan Alfaro.

Iván Ledezma se sumó a la voz de los hinchas en internet que piden la permanencia de Bravo en la banca naranja. "Hizo un muy buen trabajo estas semanas, nos conoce y también conoce al club. Se vio con la cantidad de canteranos, con la gente que hizo debutar. Nos entrega mucha confianza porque con él hemos ganado cosas los más jóvenes", expresó.

Los errores que marcaron el fracaso de Cobreloa en su plan de retorno a Primera A

OBJETIVO NO CUMPLIDO. Mala conformación de plantel, un técnico que perdió el control del equipo, mal manejo dirigencial, jugadores marginados a mitad de año y la trágica herencia económica de administraciones anteriores pasaron la cuenta.
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Ricardo Pinto Neira

El 10 de junio del año pasado, la directiva que presidía Augusto González presentaba en sociedad a César Vigevani como nuevo entrenador de Cobreloa, eso cuando durante la misma jornada un sector disidente de la mesa mandante en el club trataba de imponer a la dupla de Marco Antonio Figueroa y Alejandro Hisis.

En medio de ese clima que confirmaba la beligerancia y el desorden del club, el entrenador argentino asumió lo que él mismo definiría en sus últimos meses en Calama como "una mentira".

Lejos de asumir un club grande con pretensiones de volver inmediatamente a Primera División, como se le ilusionó, Vigevani tuvo que enfrentar con el tiempo lo mismo que sus antecesores que no consiguieron revertir dejando a "los zorros del desierto" en el ascenso: malos manejos directivos, influencias negativas que lo terminaron confundiendo, presión mal manejada y una crisis institucional y económica que otra vez llegó hasta el camarín. Pecados más que conocidos.

Y a la hora del final de la aventura para el ansiado retorno al fútbol grande, los mismo jugadores asumen que pasaron por situaciones que nadie imaginó.

Paulo Olivares, uno de los jugadores que llegó a principio de torneo pero que sólo se consolidó en la recta final, con César Bravo en el interinato de la banca asume que "claro que fue un torneo decepcionante. Pero con todo lo que nos pasó como grupo no iba a ser distinto. Fue un año muy difícil para todos, más allá de los balances personales que cada uno pueda hacer".

Algo que confirma uno que llegó en enero de este año, el delantero argentino Leonel Altobelli. "Sin duda que fue un fracaso. Más para los que veníamos con la ilusión de poner a este club donde debe estar. Cuando nos ofrecieron el proyecto de Cobreloa, que es un club con un nombre importante, nosotros pensamos que iba a ser una aventura como la de Independiente en Argentina, pero fueron surgiendo cosas que complicaron al club y al equipo en el semestre. Lo bueno es que queda la experiencia de haber jugado el torneo. En mi caso, por ejemplo, ya conozco en algo a los rivales o la categoría en Chile. Eso debiera ayudar para lograr el objetivo en un próximo campeonato".

Los culpables

Si bien en su momento, el ex entrenador César Vigevani entendió que llegaba a un club con problemas internos, no tuvo el manejo necesario para lidiar con futbolistas que él mismo trajo y no tuvo la capacidad de enrielar. Una responsabilidad mayor en cuanto al fracaso deportivo.

Probablemente, la mayor responsabilidad del fracaso esté en las dos gestiones directivas que vivió el club en el ascenso y en ese sentido, el actual presidente Gerardo Mella es claro.

"Nosotros recibimos una deuda tremenda y hemos hecho todo lo posible por irla revirtiendo, por tratar de conciliar voluntades, por conseguir recursos y creemos que hemos logrado cosas. Pero entendemos que el hincha esté decepcionado porque todos pensamos en que esta pesadilla de Cobreloa en la B iba a durar poco y no se cumplió el objetivo. Hay que trabajar para lograrlo. Repasar a los culpables hoy sólo sirve para no repetir sus errores", dice.

El plantel loíno trabajará esta semana y el viernes parten de vacaciones. Algunos renovarán con la ilusión del retorno al fútbol grande. Los que partan se llevan un fracaso a cuestas que no olvidarán.

Desde junio de 2015 llegaron al club De Olivera, Guerrero, Olivares, Gómez, Sandoval, Pansardi, Barrera, Fioretto, Santibáñez, Danesi, Patta, Altobelli, Peraza, Piris, Simpertegui, Rojas y De Gregorio. Cuatro terminaron siendo titulares en la parte final del torneo.

Abandono de la directiva anterior

No sólo trajeron un cuerpo técnico al que dejaron botado con deudas y compromisos impagos, sino que la directiva que presidía Augusto González utilizó considerables ingresos en "gastos operacionales". El equipo estuvo sin timón y respuestas en momentos claves.

Para ser campeón o conseguir objetivos no basta con una campaña de local positiva, como fue la de Cobreloa. Fuera de casa apenas ganó dos partidos, empató seis y perdió siete. El equipo completó la peor campaña como visitante en la historia del club.

Pésima herencia económica para Mella Demasiados futbolistas marginados

Una de las principales dificultades con que la actual directiva se encuentra es la necesidad de tener que cubrir una de las plantillas más altas de la Primera B, más deudas tributarias, demandas impagas y término de contratos. El club subsiste apenas.

Barrera, Sanhueza, Sandoval, Rojas por una indisciplina, Pansardi por diferencia con el DT, Peraza y Piris -descartados- partieron antes y mermaron al plantel. Y Vigevani dejó sin jugar a De Gregorio, Danesi, Simpertegui y Santibáñez. Así imposible.

Confiaron tarde en la gente de casa

Una vez que el anterior cuerpo técnico no encontró respuesta en la gente que trajo acudió a los canteranos y estos asumieron el peso de la campaña. Cuando se fueron, el interinato de César Bravo volvió a respaldarlos y respondieron.

43 goles a favor y 37 en contra cosechó el equipo. Extrañamente, el promedio de sus goleadores fue 5 tantos.

3 mil personas fue el promedio de público como local de los loínos. Una muestra de la indiferencia del hincha.