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Plan piloto en microcentros

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El Ministerio de Educación considera hacer un trabajo piloto en cuatro microcentros como referencia para diseñar una metodología específica para que los establecimientos de estas características puedan ser partícipes de este proyecto de cara al próximo año. Estas unidades corresponden a establecimientos educacionales de las regiones de Atacama, Coquimbo, Maule y Los Lagos. En total suman 44 colegios y abarcan un universo de 347 estudiantes. Un total de 5.582 establecimientos públicos de todo el país podrán participar en este programa

Adriana Delpiano, ministra de Educación, adelanta el programa Movámonos por la Educación Pública:

"La idea es ver cómo la comunidad educativa toma decisiones en conjunto"

La jefa de la cartera explica cómo se van a entregar entre $ 1 millón 400 mil y $ 62 millones a los colegios públicos para proyectos de mejoramiento de distinto tipo. Asevera que se hará con la participación de todos los estamentos de la comunidad.

Mauricio Mondaca L. mmondacal@mediosregionales.cl

El Ministerio de Educación realizará mañana el lanzamiento comunicacional del programa "Movámonos por la Educación Pública", un plan que se viene trabajando desde abril y que busca fortalecer la organización dentro de la comunidad escolar a través de la discusión, preparación y desarrollo de proyectos que beneficien a los establecimientos.

Como parte de las políticas implementadas en la reforma educacional para el Fortalecimiento de la Educación Pública (FEP), la propuesta apuesta por valorizar la relación de los actores de la comunidad educativa a través de los Consejos Escolares, que existen desde 2005, pero que el Gobierno quiere potenciar

En concreto, cada colegio contará con recursos diferenciados y podrá definir financiar proyectos que se acuerden en el Consejo Escolar: hacer una sala para los paradocentes, el mejoramiento de un comedor, la instalación de una radio o un viaje para alumnos que no conozcan el mar, por ejemplo.

Todo ello en una política "horizontal" que busca profundizar la relación entre los miembros de la comunidad educativa.

Se entregará como mínimo $ 1 millón más $ 15 mil por estudiante, según la matrícula efectiva de 2015. Por esto, los montos van desde $ 1.400.000 hasta un máximo de $ 62.000.000, con una inversión total estimada en $ 25 mil millones para su implementación.

La ministra de Educación, Adriana Delpiano, entrega las características del programa y sus principales objetivos.

- ¿Cuáles son los objetivos del programa?

- Es una iniciativa que busca hacer efectiva una norma que existe y que, de alguna manera, los distintos establecimientos no la han impulsado fuertemente. La idea es ver cómo la comunidad educativa, a través de sus Consejos Escolares, toma decisiones en conjunto. No se trata de hacer cogobierno, sino de que existan instancias de participación. Y eso está considerado en la ley, pero de alguna manera ha ido perdiendo espacio. Las decisiones tienden a concentrarse en la autoridad, lo que está bien por un lado, pero no recoge una riqueza del establecimiento que tiene un efecto pedagógico importante.

- ¿Qué implica en concreto?

- Busca poner a las comunidades educativas en situaciones concretas de definir una cierta cantidad de recursos que se ponen a su disposición para proyectos de mejora dentro del colegio. El año pasado lo hicimos solo para los centros de alumnos y en esta ocasión habrá un aumento de los dineros, con un piso de $ 1 millón para los establecimientos. El colegio que tiene más alumnos tendrá más recursos.

-Potenciar el rol de los Consejos Escolares implica un cambio cultural, pues los directores están acostumbrados a controlar la acción educativa y los padres, por ejemplo, muchas veces esperan que sus hijos reciban educación sin involucrarse más allá. ¿Cómo esperan lograr esto?

- En muchas partes el Centro de Padres es muy activo, muchas veces sin saber exactamente cuáles son sus tareas. Juntan recursos para mejorar las cortinas, los baños o para la celebración del aniversario del colegio. Los colegios particulares pagados o de alto rendimiento del país se diferencian en que hay una exigencia brutal sobre los padres también. A los colegios les incomodan también los padres metidos en el hecho pedagógico. Este es un tema cultural más amplio. A mí me encantaría que el día de mañana en cada colegio se celebrara un compromiso entre el establecimiento y los padres para estar unidos por un sueño. Que el sueño del niño sea lo central, porque ni la familia lo va a lograr sin el colegio ni el colegio sin la familia. Le hemos dado tanta significación a lenguaje y matemáticas, que no estamos cumpliendo con lo que dice la Ley General de Educación (LEGE): sacar adelante una educación de calidad a través del foco en talentos y habilidades.

campaña pública

- ¿De qué consta la campaña con que pretenden fomentar el uso de este programa.

- En la campaña vamos a entregar un material didáctico que resume la reunión que buscamos que considere a toda la comunidad escolar. Existirá un espacio también para incluir a algún actor que esa comunidad quiera invitar, como por ejemplo ex alumnos. Estarán los docentes, estudiantes, sostenedor, apoderados y director. Se sientan en una mesa y sacan cuentas. Por ejemplo, si tienen $ 3 millones, cada actor del proceso plantea qué considera que es importante para este colegio y qué puede resolver con ese monto. Podrían techar un patio que se llueve, poner cortinas o instalar un huerto orgánico.

Para orientar el trabajo, el Mineduc propuso que las iniciativas apunten a participación de la comunidad educativa, inversión de recursos pedagógicos y apoyo a los estudiantes y mantención, mejoramiento y regularización de infraestructura.

- ¿Esto no significará que se repartan recursos centralizados a las capitales regionales y provinciales y que queden más rezagados establecimientos de localidades más pequeñas?

- No debiera pasar. Puede que un colegio de una comuna más pequeña se una con un establecimiento de otra comuna dentro del área del Servicio Local de Educación y potencien sus cualidades propias.

balance y críticas

La ministra Delpiano ahonda en las críticas que se han lanzado en contra de su cartera por las dificultades para echar a andar el beneficio de la gratuidad. También por lo "estatista", según algunos rectores, del proyecto de Ley de Educación Superior que comenzará pronto su discusión en el Parlamento.

-¿ Cuál es el balance que hace de la gratuidad y de las dificultades que encontró en su implementación? Muchos estudiantes no sabían hasta entrado el año académico que no serían parte y hubo también quienes, iniciado el trámite, desertaron.

- En educación de primer año tenemos a todos los estudiantes que pensábamos tener. Tenemos 30 universidades y entraron en el beneficio 45 mil estudiantes de primer año. Esos 45 mil alumnos entraron porque se matricularon de forma temprana entre enero y la primera semana de febrero. Esta información la alcanzamos a cruzar con todo lo que correspondía y se dio la posibilidad de la apelación. Ese ingreso de primer año nos demuestra que cambió la composición de primer año de las universidades de alta exigencia. Hay un factor de equidad claramente establecido. Directivos de la Universidad Diego Portales me decían que duplicaron los estudiantes hasta el quinto decil, pasando de cerca del 20% al 40%. Esto quiere decir que había un conjunto de alumnos que, teniendo la capacidad académica para poder entrar a cualquiera de estas universidades, no lo estaba haciendo y optaba por entrar a otras instituciones o a otras carreras que la familia podía pagar".

- Los problemas surgieron también con alumnos de segundo año hacia arriba.

- La matrícula de los alumnos de segundo año hacia arriba se inicia en marzo en las universidades y sigue incluso hasta los primeros días de abril. Los tiempos son cortos, pero nunca dijimos otra fecha que la del 27 de abril para dar esta cuenta. Las becas las anunciamos a comienzo de mayo y eso no fue distinto. Tenemos 78 mil estudiantes que comenzaron la presentación de sus datos personales y no los completaron. Y eso lo vinimos a saber ahora que las universidades nos enviaron sus datos. Vimos esto y volvimos a mandar a las universidades -con nombre y apellido- los alumnos que habían iniciado este proceso. No todos iban a ser sujetos de gratuidad, pero tenías 20 mil o 30 mil estudiantes que sí podrían lograrlo. Y no lo hicieron por una especie de aseguramiento. Hasta el 12 de mayo estaba la posibilidad de apelar y que algunos alumnos se cambiaran a gratuidad. Nosotros la plata la teníamos, los tiempos estuvieron, el impacto está pero es un instrumento nuevo. Si tuviésemos -y es algo que vamos a trabajar- la relación con los servicios estudiantiles o los rectores pusieran más de su parte, podríamos tener eso y más. Aquí no falló la plata, pero la matrícula es más tarde. Entonces ante el temor a esperar algo nuevo el 27 de abril, creo que se echaron para atrás".

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Con una romería recuerdan a los difuntos de Chuqui

AGENDA. Parte de las actividades del aniversario 101 del campamento.
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La muerte sólo se presenta cuando se olvida, por eso conmemorar a quienes no están físicamente por su trabajo y por lo que entregaron en vida, es parte de las actividades que se realizaron en el marco de los 101 años del aniversario de Chuquicamata.

"Visitar a todos los difuntos que fueron chuquicamatinos, siempre es importante. En lo personal es doble emoción, porque tengo a mi padre y hermanos sepultados en este cementerio. Ahora hay que continuar luchando por Chuquicamata para declararlo patrimonio de la humanidad", dijo Érika Gómez, representante de la Agrupación Hijos y Amigos de Chuquicamata.

La banda de guerra de la Escuela Industrial San José, inició la romería que recorrió las calles principales del ex campamento, dirigiéndose al cementerio del mineral, donde descansan chuquicamatinos y chuquicamatinas que tanto valor le dieron este asentamiento minero.

Algunos de ellos fallecieron en el polvorazo del 5 de septiembre de 1967. Mientras que al final de la ceremonia se entregaron ofrendas florales a los primeros mineros que explotaron la mina a rajo, quienes se encuentran en el Cementerio de Placilla.

"Gran parte de nuestros compañeros son nacidos y criados en Chuquicamata. Hoy, ser parte de los 101 años del campamento es muy importante, así como visitar a los caídos también representa el compromiso que tenemos con el mineral y con cada uno de nuestros amigos", comentó Sergio Robles, ex alumno y miembro de la banda de la Escuela Industrial San José.

Galvarino Muñoz, estudiante de la Escuela San José, mencionó que, "los que tenemos fe y confiamos en dios, creemos que la muerte no existe, es un paso. Por eso esta romería al cementerio de Chuquicamata se vive con alegría, porque llevamos a nuestros compañeros de la escuela San José en el corazón. La enseñanza que yo tengo dice que viven, porque es su cuerpo el que ya no está con nosotros, pero sí su espíritu".

Con gran emoción, María Mérida, comentó que, "la romería refleja el arraigo que tenemos los chuquicamatinos por nuestra tierra y recordar a quienes entregaron su vida a este mineral es muy importante, porque lo tenemos en el corazón y nunca olvidaremos nuestras raíces".

Los cementerios guardan silenciosamente la historia de los pueblos. Para los asistentes a la romería, este es un ritual que con orgullo se realizan, porque además de visitar a familiares fallecidos, también es un reconocimiento al legado y al trabajo de preservar las tradiciones y la cultura chuquicamatina.

Actividades

Este domingo continúan las actividades de celebración en el campamento.

Una de ellas se realizará al mediodía con el desfile en el que participarán distintas agrupaciones que se formaron en el campamento así como las escuelas, liceo y colegio que estuvieron instalados allí.

Luego, a las 15:00 horas se realizará la renovación de votos matrimoniales en la parroquia El Salvador.

Recuerdos y desafíos de los "hijos" del campamento de Chuquicamata

ANIVERSARIO. Después de 8 años cerrado, los chuquicamatinos luchan para preservar la cultura y memoria del lugar.
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Cientos son los chuquicamatinos que están repartidos por todo Chile y el mundo que cada 18 de mayo recuerdan con nostalgia la tierra que los cobijó por tantos años. Añoran la vida que se vivía en ese lugar donde todos se conocían y se consideraban una familia. Con rabia y pena fueron testigos de cómo el hospital en que nacieron, las casas donde vivieron, sitios que recorrían con sus amigos e incluso sus establecimientos educacionales empezaron a ser tapados por los ripios debido al avance de la mina.

Cuando ya no daban más de impotencia, decidieron unirse y luchar para preservar lo que quedaba del campamento. Distintas agrupaciones se fueron formando y es así como hasta el día de hoy trabajan al cien por ciento para conservar el patrimonio cultural de este importante yacimiento.

Una tarea que ha tenido grandes hitos, como por ejemplo, la determinación de Zona Típica y el camino que se está realizando para que Chuqui sea nombrado Patrimonio de la Humanidad

Ad portas de que el yacimiento cumpla 101 años de vida recordamos a Chuquicamata, sus habitantes y los desafíos para que este campamento siga vivo en la memoria de todos los chilenos.

Una vida de recuerdos

Fany Alfaro es chuquicamatina de pies a cabeza. Hija y posteriormente esposa de trabajador de Codelco recuerda con nostalgia todos los años de vida que pasó en el campamento. "Chuquicamata para mí es todo. Donde nací, me críe, me casé, formé una familia es todo", dice Fany Alfaro.

Cuenta que en la última casa donde habitó en la población Las Flores vivió 38 años. "Estuve ahí cuando era hija de trabajador y después casada. Tengo muchos recuerdos alegres y también tristes. La mayor parte de mi vida está en esa casa", puntualiza.

Sus estudios de básica los realizó en la Escuela Superior Nº 4 y aún recuerda a su profesora, Mirta Aguirre de Alcota. Durante su juventud pasó los veranos participando en la Lisodech en diversos grupos y luego, como madre, lo hizo acompañando a sus hijos, quienes son todos chuquicamatinos. Fany Alfaro dice que toda su vida está en Chuqui y es por eso que para ella es muy importante que el campamento sea protegido y finalmente declarado Patrimonio de la Humanidad.

Actualmente, por motivos familiares, esta chuquicamatina vive en Copiapó. Sin embargo, siempre tiene presente la tierra que le brindó tantas alegrías.

En este aniversario, envía un mensaje a todos su coterráneos, sobre todo a los que viven en Calama para que sigan luchando en la preservación del patrimonio y memoria del campamento. "Mantengan esa fuerza para que el campamento sea protegido y nombrado Patrimonio de la Humanidad", concluye Fany Alfaro.

Un mundo distinto

La vida en el campamento era distinta. Muchos chuquicamatinos coinciden que vivir ahí era estar en una burbuja, pero no del modo negativo pues se formó una comunidad muy unida y que hasta hoy siente orgullo de haber pasado importantes años en esa tierra.

Ignacio Leiva tiene 22 años. Nació en Chuquicamata y pasó los primeros 14 años de su vida en el campamento. Ignacio recalca que a pesar de que estaban alejados y no llegaban las novedades que se daban en otras regiones nunca sintió que le faltara algo en Chuqui. "El campamento tenía todo lo que se necesitaba, además era un lugar en el que podías caminar tranquilo. Era un ambiente seguro y se vivía en paz", cuenta el joven loíno.

Karen Ruiz actualmente es enfermera del hospital Carlos Cisternas en Calama. Nacida y criada en Chuqui vivió durante 17 años en el mineral. Lo que más recuerda de la vida allí era cuando se celebraba Navidad.

"Las navidades eran únicas. Ir al pesebre en la plaza, la estrella del hospital, el árbol de regalos y después estrenar los juguetes en la plaza", dice Karen Ruiz. "Cada vez que voy me dan ganas de quedarme ahí. Yo volvería a vivir en Chuqui y sentir el viento típico . Sólo un chuquicamatino puede entender esa emoción", concluye la joven.

Chuquicamatina

Los recuerdos de Chuqui no sólo se encuentran en la memoria de las personas que nacieron en el campamento, sino que también en aquellos que decidieron ser chuquicamatinos por elección. Esos que llegaron desde lejos hasta esta tierra y pasaron los mejores años de su vida en el mineral.

Es el caso de Teresa Toledo, una sureña nacida en Valdivia, que vivió durante 27 años en Chuquicamata. "Yo llegué primero a conocer el norte como sureña y de turista. Estuve en Chuqui, me impresionó un poco el estilo de vida en el lugar, la diferencia entre los roles y también el paisaje que es bien distinto al sur. Cuando me fui pensé que nunca iba a volver pero al año siguiente ya estaba viviendo ahí", cuenta Teresa Toledo.

Trabajó como alumna en práctica en la empresa estatal y con el tiempo se hizo varias amistades. Después se enamoró, casó y fue madre de su único hijo, Francisco, quien nació en Chuquicamata y vivió ahí durante 17 años.

Al ser consultada sobre qué significa el campamento para ella, Teresa Toledo, dice que "Chuquicamata es todo. Era una vida diferente a lo que era el sur, pero muy bonita. Todos nos saludábamos y nos conocíamos. Teníamos hartos beneficios, pero se compensaba con el sacrificio que era vivir en una zona tan alejada", finaliza Teresa Toledo quien cuenta que aún conserva y recuerda las grandes amistades y personas que conoció durante su estadía en el campamento.

Camino al patrimonio

Cuando se cerró el campamento en 2007 las familias chuquicamatinas comenzaron una nueva vida en Calama. Nunca se imaginaron que la mina seguiría creciendo y que muchos lugares emblemáticos del campamento serían enterrados bajos los ripios y las llamadas "tortas".

Ante esto, y al ver cómo el campamento seguía siendo tapado, los chuquicamatinos comenzaron a agruparse y es así como lograron que el año pasado fuera declarado Zona Típica y que algunos sectores, como el centro cívico fueran protegidos por el Consejo de Monumentos Nacionales.

Hoy la tarea está en que el campamento sea declarado Patrimonio de la Humanidad, una labor que no es fácil de lograr y que conlleva un largo camino. El tesorero de la agrupación Hijos y Amigos de Chuquicamata, Julio Gaete, cuenta que ahora están centrados en el trabajo para que Chuqui pueda ser nombrado Patrimonio de la Humanidad: "Es un tema muy complejo en el que hay que trabajar bastante. También estamos trabajando en un modelo de gestión para planear cómo vamos a sostener Chuquicamata con el tiempo", dice Julio Gaete.

Comenta que además están pensando en potenciar Chuquicamata como un destino turístico aprovechando la cercanía con San Pedro de Atacama y los pueblos del interior de la provincia El Loa para así hacer una ruta atractiva. En definitiva, según la agrupación, son varios los desafíos que se vienen a futuro, por lo que este aniversario, también es una forma de impulsar a las personas que quieran a unirse a Hijos y Amigos de Chuquicamata, hacerse socios y trabajar para mantener lo que queda del campamento.

Preservando la cultura

Desde que los chuquicamatinos comenzaron a vivir en Calama fueron distintos los grupos que se fueron formando. Además de Hijos y Amigos de Chuquicamata, se fundó Lisodech Años Dorados, la Corporación para la Conservación de la Cultura Chuquicamatina, entre otros.

Fredy Legua es presidente de la Corporación para la Conservación de la Cultura Chuquicamatina, esta agrupación que aglutina a chuquicamatinos de nacimiento, como también a aquellos que llegaron de otras ciudades, pero vivieron en el campamento, cada año toma más protagonismo.

Legua cuenta que trabajaron en las gestiones para que en la cédula de identidad volviera a decir Chuquicamata y que, actualmente están preocupados de conservar la memoria en todas las iglesias que existieron en el campamento. De la misma forma, trabajan para que también se protejan áreas que quedaron fuera de la Zona Típica, como por ejemplo, la primera Refinería, para ellos, símbolo del patrimonio industrial y que debe ser protegido.

"Además queremos que rescatar la estación Chuquita, lo que era antes Punta de Rieles. Es muy importante porque es el lugar donde pisaron por primera vez tierra chuquicamatina aquellos que venían de otros lugares", dice Fredy Legua. Además recalca que están trabajando en el apoyo de las tesis de algunos estudiantes chuquicamatinos, sobre todo de arquitectura, que tienen relación con el campamento.

"Son varias tareas que tenemos a futuro y que queremos lograr con harto esfuerzo para así seguir conservando la memoria de este importante campamento, no sólo para chuquicamatinos, sino que para todo Chile", concluye Fredy Legua.

A 101 años de Chuquicamata, los hijos de este campamento tienen más presente que nunca la importancia de preservar la memoria e historia del lugar que cobijó a los hombres y mujeres de esfuerzo de la mina a rajo abierto más grande del mundo.

101 años está cumpliendo el 18 de mayo, el yacimiento y campamento de Chuquicamata. Una fecha que los chuquicamatinos esperan con ansias.

2007 fue el año en que terminó el traslado de las familias que vivían en Chuquicamata hacia Calama.

1915 año en que se dio inicio oficial a las faenas productivas del yacimiento de cobre de Chuquicamata.