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Agricultores históricos loínos analizan futuro de los terrenos

DECISIÓN . Bienes Nacionales entregó cuatro alternativas, entre las cuales se encuentran la concesión onerosa, gratuita, arriendo o venta de sus inmuebles.
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Daniela Valdés G.

Los agricultores históricos de Calama se encuentran analizando qué acciones tomarán ante las distintas propuestas que entregó Bienes Nacionales para regularizar los terrenos que habitan desde hace más de 40 años, ya que la solicitud de los 33 casos de dominio gratuito fueron rechazados por la entidad.

Estas alternativas fueron expuesta por el secretario ministerial de Agricultura, Jaime Pinto, quien estuvo a cargo de una reunión junto a los agricultores realizada durante esta semana en la gobernación, ante la ausencia del Bienes Nacionales.

En esa oportunidad, se dio a conocer cuatro propuestas entre las que se contemplan la concesión onerosa, donde una persona natural o jurídica con fines de lucro puede obtener el terreno por un costo determinado por la tasación comercial.

La segunda opción, tiene relación con una concesión gratuita donde la persona jurídica, como una organización sin fines de lucro; debe demostrar que el terreno cumple un propósito para obtener el inmueble, por ejemplo el de mantener la agricultura del norte del país.

Esta alternativa sólo será concedida a casos excepcionales y será entregada por un periodo de 5 años, "si se logra concretar ésta propuesta, solicitaremos al organismo competente que la figura legal se proyecte por 50 años más", explicó el seremi de Agricultura.

Además, agregó que el compromiso de Bienes Nacionales es que dicha alternativa, será tramitada en tiempo récord de tres meses.

Otra alternativa es el arriendo mensual, el cual corresponde al 10% de la tasación comercial, además de presentar un proyecto económico con una duración de un año.

Por último, es la venta del terreno en base al valor estimado en el comercio.

Disyuntiva y acciones

Ante este escenario los agricultores no quedaron conformes, ya que buscan soluciones acorde a su actividad e ingresos, así lo explicó el agricultor Sergio Gajardo al sostener que "nosotros realizamos agricultura en la zona desde hace más de 40 años, por lo que esperamos regularizar los terrenos por medio de una venta pero al alcance de nuestro bolsillo, ya no queremos estar en la incertidumbre de que nos puedan quitar lo que tanto queremos y trabajamos".

Asimismo, quedó estipulado que enviarán una carta a los parlamentarios de la región, para dar a conocer el caso y que puedan ayudarlos en generar una moción o una modificación a la ley, para que las ventas de los terrenos no sean por tasación comercial sino fiscal, y así poder comprar sus sitios.

En este sentido Pinto comentó que, "nosotros estamos frente a la comunidad para entregar una solución, tal vez no la esperada por todos, pero por lo menos, que les de la tranquilidad de que en ningún momento los puedan desalojar. Los vamos apoyar en la decisión que tomen, pero lo principal es que la agricultura se mantenga en la zona".

De igual forma agregó que "invitamos a las autoridades a que se reúnan con los agricultores, y que tomen en conocimiento la realidad que están viviendo, ya que hacer agricultura en el oasis es excepcional".

33 casos son considerados como agricultores históricos de la ciudad y desean regularizar los sitios

40 años o más, han vivido y desarrollado su actividad económica los habitantes de dichos terrenos.

5 años de concesión gratuita pueden obtener los agricultores de aceptar la propuesta de Bienes Nacionales.

Realizaron taller de conservación de geoglifos de Chug-Chug

VISITA. Premio nacional de Conservación del Patrimonio Cultural.
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Con el objetivo de preservar los geoglifos de Chug-Chug, además de analizar y complementar el diagnósticos sobre el estado de conservación de los mismos, es que se realizó un taller teórico-práctico en el marco de un convenio de cooperación y asesoría en materias de conservación entre la fundación Desierto de Atacama y el centro nacional de conservación y restauración CNCR- Dibam.

El taller, que tuvo una duración de cuatro días, entregó las bases para un plan de manejo de sitios con presencia de geoglifos, así como también para estudiar con mayor precisión la geomorfología del sector donde se emplazan los motivos rupestres, investigación que está realizando el tesista de la carrera de geología de la UCN, Felipe Cabellos.

Asimismo, durante el taller se relevó la necesidad de proteger el área como un "paisaje arqueológico", lo cual implica pensar en un plan de manejo que contemple no solo la protección de cada geoglifo y su entorno, sino que la totalidad del paño desértico donde estos están emplazados.

Para tales efectos se analizaron las alteraciones que han sufrido los sitios a partir de sus tres principales factores de riesgo: el turismo informal, la instalación de torres de alta tensión y el paso de rally motorizados.

De igual manera, se aprovechó para analizar el futuro trazado de senderos para los visitantes, cuya finalidad será ofrecer a la comunidad un circuito turístico de bajo impacto, teniendo en consideración la capacidad de carga que puede recibir el parque arqueológico durante cada recorrido.

Para finalizar, se realizaron labores de mantención y limpieza de las instalaciones provisorias del centro de investigación y recolección de residuos acumulados en los basureros del antiguo mirador instalado por la municipalidad de María Elena.

Esto último en el marco de una política que contempla el reciclaje y la eliminación de desechos, con la cual espera resguardar tanto la belleza paisajística como la salubridad del sector.

La semana de trabajo concluyó con la visita de alrededor de 20 miembros de la comunidad Aymara de Quillagua, que es parte de la iniciativa de proteger y poner en valor el parque arqueológico geoglifos de Chug-Chug.

Esta actividad permitió que los asistentes intercambiaran sus visiones, memorias y experiencias con los participantes del taller, terminando con una visita al mirador y un recorrido por la ruta caravanera que unió los oasis de Calama y de Quillagua. La actividad contó con la presencia del investigador y premio nacional de Conservación del Patrimonio Cultural de Chile 2012, Luis Briones.