Carolina Collins
Los beneficios de la dieta mediterránea son cada vez más populares. Y ahora se sabe que además de ser buena para el corazón y más nutritiva, aquellos alimentos ricos en grasa que suelen consumirse al seguir esa alimentación, no engordan.
A pesar de que usualmente se culpa a las grasas por los problemas de sobrepeso que cada vez afectan a más personas, una nueva investigación prueba que no todas las grasas son malas.
A partir de un macroestudio para analizar los beneficios de la dieta mediterránea, desarrollado por varios grupos de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición-CIBERobn, los investigadores sacaron más conclusiones respecto a ese tipo de alimentación.
En una primera instancia, esta investigación permitió a sus autores concluir que la dieta mediterránea permite reducir la incidencia de problemas cardiovasculares en un 30%.
El nuevo estudio determinó que la dieta mediterránea, incluyendo el consumo de grasas provenientes del oliva virgen extra o frutos secos, no produce un aumento del peso en el largo plazo.
Grasas "buenas"
A pesar de que ya se conocía que la dieta mediterránea es rica en grasas conocidas como saludables, este estudio se propuso comprobar qué incidencia tenía en el peso el consumo de esos alimentos.
Para la investigación se siguió a 7.447 participantes de distintas regiones de España durante cinco años. El 90% tenía problemas de sobrepeso u obesidad.
Todos fueron divididos en tres grupos y a cada uno de le recomendó que siguiera un régimen alimenticio diferente: una dieta convencional para prevenir cardiopatías baja en todas las grasas, una dieta mediterránea con cinco cucharadas de aceite de oliva virgen al día y otra del mismo tipo, pero con 30 gramos de frutos secos diariamente.
Después de cinco años de seguimiento, aquéllos que consumieron aceite de oliva fueron los que más peso perdieron (0,88 kilos promedio), seguidos de los que practicaron la dieta baja en grasas (0,6 kilos) y en tercer lugar los que comieron frutos secos (0,4 kilos).
"Estos últimos sufrían un menor incremento del perímetro abdominal que aquellos que controlaban todas las grasas", explicó al diario español El Mundo Ramón Estruch, autor principal del estudio y académico de la Universidad de Barcelona.
El experto enfatizó que los resultados de esta investigación permiten afirmar que "uno puede hacer dieta mediterránea con aceite de oliva y frutos secos sin tener miedo a engordar".
El investigador resaltó que a pesar de que usualmente el consumo de grasas y de un mayor contenido calórico aumentaba el riesgo de engordar "pero este estudio demuestra que no todas las grasas son iguales" y que las llamadas grasas saludables no producen un aumento en el peso.
Es más, Estruch señaló al medio citado que el consumo de esos alimentos incluso incrementa la pérdida de kilos.
Las razones detrás del descubrimiento
Varios estudios afirman que el consumo de frutos secos con una dieta hipocalórica ayuda a perder peso. Y una de las razones es que esos alimentos producen saciedad, lo que se traduce en el consumo de porciones más pequeñas de otras comidas. Otra razón podría ser la menor biodisponibilidad de la energía (grasas) de los frutos secos y también "la mayor oxidación de las grasas insaturadas de estos alimentos para producir energía más que para almacenarla", explicó Emilio Ros, coautor del estudio.