La torcida justicia
"Por lo cual la ley es debilitada y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia"
Es frecuente en estos tiempos, escuchar frases tales como: "Igualdad ante la ley", lo expresa nuestra constitución política como principio fundamental. Me pregunto: ¿Qué es la justicia? Maquiavelo nos diría que es la voluntad del poder del más fuerte. Platón nos hablaría de un estado moral idealista, o de satisfacción onírica. Otro diría que justicia es cumplir la ley que trasunta en una normativa de conductas.
Isaías pedía a Dios para que vinieran sus juicios con el objetivo de aprender justicia. (Isaías 26:9) Aprender ese algo que viene de lo alto, y gobierne en los pueblos de la tierra, anhelando vivir, no bajo reglamentos externos, sino bajo principios de la verdadera vida que entrega Cristo.
Habacuc en su unción, observó la realidad definiendo la justicia de la época: "Por lo cual la ley es debilitada y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia" (Hab. 1:4) ¿Coincidencia, en nuestros días? La realidad en los ojos del profeta, al detectar la injusticia vestida de justicia, le impulsa preguntar a Dios con dolor: " Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? (Hab.1:3) ¿Por qué? Preguntó el profeta. ¿Por qué, preguntamos hoy? La respuesta que recibió Habacuc, la misma que se transformó en oración y lágrimas en el corazón de Isaías. El hacer uno el deseo de Dios con el de su iglesia; el ver instaurada en los tiempos la justicia del reino. Orando, para aprender justicia; preguntando como Habacuc: ¿Hasta cuándo, Oh Señor, clamaré.,? (Habacuc 1:2) ¿Hasta cuándo debemos orar y pedir a Dios, que venga su reino?
Al leer la respuesta de Dios a Habacuc, nos motiva a crecer en la fe; a mirar con sus ojos: "Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis" (Habacuc 1:5) ¿Nosotros, la creeremos?
Aprendamos a creer, a mirar la obra de Dios, asombrémonos, sin duda que veremos la obra de Dios y su justicia.
Sergio Lagos Luciano,
Pastor Evangélico