El momento crítico que vive Codelco
Falta de capitalización repercutió en que hoy la cuprera esté endeuda, con plantas obsoletas y un precio del metal adverso. Codelco no está bien, pero a los factores propios y ya nombrados de la industria hay que reflexionar en lo poco y nada que se hizo en beneficio de la empresa para estar en mejor pie.
La industria del cobre debe estar atravesando por uno de sus momentos difíciles, tras la caída en el precio del metal. No debe ser la peor, pero sí ha afectado de manera importante a distintas empresas como la estatal chilena Codelco que según su presidente ejecutivo "atraviesa por una situación crítica nunca antes vista".
El mensaje fue claro y desesperanzador, porque no sólo se remite a los valores internacionales del cobre, también a los problemas de baja de ley en las principales minas y las nuevas exigencias ambientales que hoy existen.
Codelco no está bien, pero a los factores propios y ya nombrados de la industria hay que reflexionar en lo poco y nada que se hizo en beneficio de la empresa para que en la actualidad hubiera estado en mejor pie para enfrentar los embates de una baja en el valor del mineral.
Hay una verdad indiscutida sobre la falta de capitalización en la estatal. Estos niveles están muy por debajo del que tienen las mineras privadas y ello ha ido en detrimento de la modernización de sus plantas, también en el retraso de los proyectos futuros y en el aumento de su endeudamiento.
Y las nuevas exigencias medioambientales obligan a que los procesos sean aún más limpios. Uno de ellos es la nueva ley de fundiciones la que entrará en vigencia prontamente y que tiene complicadas a varias de las divisiones de Codelco entre ellas Chuquicamata.
Las plantas en de Chuqui rozan la obsolescencia y más que una modernización hoy se requiere reemplazarlas completamente.
Aquí las responsabilidades de los distintos gobiernos es inexcusable. Se descuidó el progreso de la empresa por favorecer otros fines y hoy se tiene una empresa, motor de la economía en un momento crítico y difícil de remontar.
Y como lo han planteado dirigentes y algunos políticos, quizás la única salvación sería modificar la Ley Reservada del Cobre y poder inyectar a la cuprífera un buen porcentaje de los cinco mil millones de dólares que están empozados. O lamentar el fin de una exitosa empresa estatal.