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Los hijos de Spielberg y la vuelta de Winona

"Stranger Things" es el nuevo fenómeno de Netflix, un ejercicio de estilo que revive el cine de los 80. Dirigida por los gemelos Duffer, marca además el regreso de la siempre bienvenida Winona Ryder.
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Un VHS de la primera temporada de "Stranger Things". La imagen -minuciosamente trucada por algún fanático- circula en estos días por redes sociales como una ucronía disfrazada de broma, como si la nueva sensación de Netflix pudiese haber ocupado el estante de un videoclub de barrio durante los años 80.

en "Stranger things", Winona Ryder interpreta a Joyce, una madre que pierde a su niño.

los Duffer y winona.


En resumen

"Stranger Things", de los hermanos Duffer, ha sido un éxito de crítica y audiencia desde que debutó en Netflix el pasado 15 de julio. La primera temporada contiene 8 episodios.

Andrés Nazarala R.

El afiche de la serie facilita el juego: inspirado en los muchos que hizo el artista John Alvin para películas como "Generación perdida" y "Willow", se trata de un collage que muestra a los personajes principales sobre un cielo nocturno.

Esa imagen nos arrastra automáticamente a un nostálgico ejercicio de estilos que recuerda al Steven Spielberg de hace más de 30 años. Esta pudo perfectamente ser una cinta suya de 1984, otra fantasía instalada en los suburbios donde un grupo de niños se ven enfrentados a lo sobrenatural. En este caso, la inexplicable desaparición de un amigo y, al mismo tiempo, la llegada de una extraña niña con poderes sobrenaturales.

En torno al misterio, y de forma muy "spielbergiana", veremos también la reacción de la comunidad: pesquisas de un policía, desesperación de la madre (Winona Ryder, chica fatal de los 90) y los sospechosos intereses de un villano interpretado por un canoso Matthew Modine ("Birdy").

Pero "Stranger Things" no es solamente un ejercicio formal cargado de amor por el cine de los 80. La eficacia de su guión asegura una adhesión entusiasta. No es difícil dejarse llevar por sus intrigas, sus giros y una dosis de crudeza que el bonachón de Spielberg hubiese evitado. Aunque está construida sobre imaginarios ya asimilados -especialmente por una generación que creció en la década aludida-, la suma de las partes genera un resultado nuevo, entrañable, posmoderno. Stephen King, otro padre inspirador, la definió modestamente entre los "greatest hits" de su obra.

Los responsables del revival son los jóvenes Duffer Brothers, gemelos que anteriormente se encargaron de algunos capítulos de la serie "Wayward Pines" y de una cinta de terror llamada "Hidden". No son unos novatos pero "Stranger Things" será para ellos un nuevo punto de partida. Winona condimenta la serie con dosis de pasado. Tras perder el cetro de reina indie, sobrevivió gracias a un par de roles secundarios hasta que estuvo en "Drunk history" y "Show me a hero". Ahora es pieza fundamental de una producción hecha a su medida.

La banda sonora merece una mención especial. La ambientación incidental corre por cuenta de los sintetizadores retro de Kyle Dixon y Michael Stein, pero los Duffer instalan también un par de emblemáticas canciones en medio del horror: "Should I stay or should I go", de The Clash; "Atmosphere", de Joy Division, y "Africa", de Toto, entre otras. Es la banda sonora de nuestra infancia y adolescencia al servicio de una fascinante alienación.

Maorí Pérez y María José Viera-Gallo:

Publican cartas de amor en la era del WhatsApp

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-Maorí, ¿por qué mandarse mails de amor?

-Fue un ritual que nació espontáneamente. A María José le pareció que podíamos mandarnos cartas y yo accedí. Surgieron ideas. Recolectamos textos, en los que intuíamos algo, pero todavía no sabíamos qué. Sólo sabíamos que era bueno. Una colección nada deleznable de cartas entretenidas, poéticas, eróticas. Nos pareció interesante la idea de transformar esa colección en un libro al notar que, a través del tiempo, en ellas se contaba una historia de amor.


En resumen

Locura, sexo y sobre todo amor es lo que se encuentra en "Química y nicotina", el libro de cartas intercambiadas entre Maorí Pérez (29) y su pareja, la escritora María José Viera-Gallo (44), Kim y Nick en el libro. Los textos se escribieron durante los primeros cuatro meses de una relación marcada por los prejuicios con la diferencia de edad y las distintas oportunidades sociales.

-¿No les dio pudor mostrar su intimidad?

-Pudor y literatura son grandes aliados. Si algo te da vergüenza es porque es verdadero. Lo alucinante es que en un mundo donde todos exponen sus vidas privadas en redes sociales, un libro como el nuestro siga despertando morbo. En ese sentido, es y no es un libro hijo de su tiempo. El amor es una experiencia salvífica, y en ese sentido es casi una experiencia alienígena, porque te saca de tu centro y te expone. Ocurre lo mismo con la literatura.

-Este libro, ¿es una buena selfie de la relación?

-Este no es un libro selfie, sino un libro social. Si en la novela hablamos de nuestra relación, lo hacemos en medio de una cultura ebulliciente, que dialoga, tira patadas y, por sobre todo, participa. Muchos de los que se busquen en el libro se van a encontrar. Y esto pasa porque todo amor es una lucha amorosa. En el amor, en los libros, somos vulnerables, y en el libro nos mostramos vulnerables, por amor o por literatura.

Según alberto fuguet, "Química y nicotina" es "un libro de culto instantáneo".

3 PREGUNTAS

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Emiliano Valenzuela