El Papa Francisco visita el ex campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau
IGLESIA. El Pontífice oró en silencio durante más de 15 minutos, antes de reunirse con sobrevivientes del campo.
El Papa Francisco realizó ayer una sobria visita al antiguo campo nazi de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, convirtiéndose en el tercer Pontífice consecutivo que visita el lugar donde las fuerzas de Hitler mataron a más de un millón de personas, la mayoría de ellos judíos.
Francisco entró en el campo a pie, caminando despacio bajo el conocido arco de entrada de Auschwitz, que muestra las cínicas palabras "Arbeit Macht Frei" ("El trabajo libera", en alemán).
Después de Auschwitz, el Papa se trasladó al cercano campo de exterminio Birkenau, donde los nazis asesinaron mecánicamente a miles de personas en cámaras de gas.
El Papa oró en silencio durante más de 15 minutos antes de reunirse con varios sobrevivientes del campo, a los que saludó uno a uno estrechando su mano y besándolos en las mejillas. Después llevó un gran cirio blanco hasta el Muro de la Muerte, donde se ejecutaba a prisioneros.
Francisco oró de nuevo en la oscura celda subterránea donde, en su día, estuvo retenido San Maximiliano Kolbe, un fraile polaco católico que sacrificó su vida durante la guerra para salvar la vida de otro hombre.
Rezo arrodillado
Unos pequeños rayos de sol que atravesaban una diminuta ventana eran la única luz que se veía sobre el Papa Francisco, que se arrodilló durante varios minutos para rezar.
En Birkenau, ubicado a tres kilómetros de Auschwitz, los nazis asesinaron a judíos, gitanos y otros pueblos de toda Europa.
Los invitados, entre ellos sobrevivientes del campo y polacos cristianos que salvaron a judíos durante la Segunda Guerra Mundial, se mantuvieron de pie en señal de respeto, mientras el Pontífice llegaba en su vehículo, corriendo paralelamente a los rieles que otrora fueron usados para transportar a las víctimas.
Francisco, nacido en Argentina, es el primer Papa que visita Auschwitz sin haber vivido la brutalidad de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
Sus dos predecesores tenían una conexión personal histórica con el lugar. Juan Pablo II era de Polonia y fue testigo del sufrimiento infligido a su país bajo la ocupación alemana.
Su visita en 1979 hizo historia y formó parte de los esfuerzos históricos del Vaticano de reconciliación con los judíos. Benedicto XVI, que visitó el campo en 2006, era alemán y en su adolescencia formó parte de las Juventudes Hitlerianas.
La visita de Francisco ayudó a subrayar la importancia de un o de los lugares más visitados del mundo .