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Vulnerabilidades, batería y control parental: los consejos para Pokémon GO

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Con el fenómeno Pokémon GO ya instalado en Chile, expertos entregan sus consejos para usar de manera segura y eficiente la aplicación en nuestros celulares.

En opinión del director de la Escuela de Informática y Telecomunicaciones de la Universidad Diego Portales, Luciano Ahumada, la mayoría de los teléfonos inteligentes de las últimas tres generaciones están en condiciones de descargar y usar de manera óptima la herramienta, aunque sugiere contar con al menos 4 GB de memoria.

Para graficar los requisitos mínimos, el académico aseguró que cualquier dispositivo que pueda correr aplicaciones de mapas (como Waze) está en condiciones de operar "Pokémon GO".

Con respecto a la batería, Ahumada indicó que es probable que esta se consuma rápidamente con el uso del juego, incluso en los smartphones más modernos. Para contrarrestar ese efecto, recomienda mantener cerradas las aplicaciones que se encuentran en segundo plano, en lugar de solo cambiarse de programa. "Un muy buen consejo también para aumentar la vida útil de la batería es controlar los niveles de luminosidad o brillo de la pantalla", agregó.

Según Ahumada, la posibilidad de que el juego sea blanco de vulnerabilidades no está descartada, principalmente por lo popular que ha resultado, pero dice que eso, en todo caso, se verá con el tiempo.

"Cuando algo se hace tan masivo y llamativo, hay gente que por detrás trata de encontrar la vulnerabilidad y sacar provecho de este tipo de fenómenos", sostuvo.

ENTREVISTA. José Miguel Aguilera, profesor emérito de la UC, sobre proyecto que busca mejorar la alimentación de los chilenos:

"Que ingenieros trabajen con chefs no ha pasado casi nunca en el mundo"

CIENCIA. El académico participa en una iniciativa que, con la ayuda de restaurantes, pretende contribuir a la dieta de la población. Algas y anchovetas son algunos de los productos que el equipo quiere explotar, "porque Chile no come nada del mar", afirma.
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Mabel González

Académicos de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica se aliaron con un grupo de chefs con el fin de desarrollar productos gastronómicos que ayuden a mejorar la salud de los chilenos, una iniciativa que, según el equipo, es casi única en el mundo.

El ingeniero civil industrial y profesor emérito del plantel, José Miguel Aguilera, explicó que la iniciativa recién está empezando, pero que el objetivo es que desarrollos de este tipo no se queden en el laboratorio, sino que, con la ayuda de los restaurantes, permeen hacia la población.

Entre las preparaciones que tienen en mente impulsar se encuentran una mayonesa sin aceite y productos en base a almidón para personas con diabetes. Ambas propuestas surgieron en tesis de doctorado, pero las ideas son muchas, dijo Aguilera.

"Creo que lo más importante es lo que estamos haciendo con los chefs. Por ejemplo, estamos empezando a trabajar con algas y anchovetas, que son dos materias primas chilenas subutilizadas", comentó.

- ¿Por qué eligieron esos productos?

- Porque Chile no come pescado, no come nada del mar. Tenemos un consumo de algas de 5 kilos al año y los coreanos comen 16 y los chinos deben comer 8. Y 1.300 millones no se pueden equivocar.

- ¿Estos productos están pensados para ser instalados en algún restaurant? El restaurant Boragó está involucrado en el proyecto.

- Hay dos innovaciones importantes aquí: una, que los ingenieros en alimentos trabajen con los chefs, lo cual no ha pasado casi nunca en el mundo. O sea, estamos haciendo una experiencia que es única. Y segundo, queremos que las cosas que se desarrollen acá vayan primero a los restaurantes y que estos las posicionen como comidas ricas, naturales, sabrosas y saludables. Y de ahí, entonces, esto permee hacia abajo y eventualmente llegue a la Junaeb, a las cafeterías, etc. Y no como ha pasado antes, que estos alimentos -que son de materias primas poco "nobles", que se presentan como alimentos de pobres, porque son baratos-, los desarrollan ingenieros en sus laboratorios y no se los come nunca nadie.

- ¿Cómo surgió esta idea?

- Porque para eso están las universidades, para que haya profesores que les dé vuelta el mate durante doce horas al día. Me di cuenta que muy pocos de los alimentos que aparecen siempre, que se dice que son muy nutritivos, casi nunca llegan a ser comidos por las personas, quedan en el laboratorio. Llegan los periodistas, hacen el reportaje, dicen que tienen tanta proteína, que es bueno para la salud y ahí queda.

- ¿Por qué cree que pasa eso?

- Porque comemos cosas que nos gustan, que son ricas. Los chefs son las personas más creíbles, confiables y cercanas a los consumidores. Un profesor con doctorado en Harvard le dice a alguien que esto es bueno, que es rico, y nadie le hace caso. Un chef va a agarrar la tele, le echa un puñado de algas molidas de cochayuyo a cualquier cuestión y todos quedamos sorprendidos y los tratamos de replicar en la casa. Esa es la realidad.

- Por eso, entonces, la necesidad de aliarse con los chefs, por su nivel de credibilidad...

- Y bueno, porque son creativos y porque llevan las cosas al restaurant. Para que uno de estos desarrollos se monten en una industria tienen que pasar diez años, pasar pruebas de costos, de equipamiento, de rentabilidad, permisos de las agencias reguladoras. Acá se agarra la cuestión y los meten en un restaurant en la noche.

"Los chefs son las personas más creíbles y cercanas a los consumidores. Un profesor con doctorado en Harvard le dice a alguien que esto es bueno y nadie le hace caso"."

Una experiencia "loca"

El profesor Aguilera afirmó que el proyecto aún no tiene una hoja de ruta definida y que "estamos recién experimentando". "La choreza de todo esto es que es una actividad absolutamente loca, no sabemos a dónde vamos a llegar ni qué va a pasar. Eso es lo más lindo, que estamos entendiéndonos cada uno y en la universidad estamos conociendo este mundo de los restaurantes y la gastronomía, porque para nosotros es absolutamente extraño lo que ocurre al interior, detrás de los mesones", dijo. "Pero creemos que en un ambiente tan plano de desarrollo de alimentos que tenemos en Chile y con tan poco éxito y tan pocas innovaciones, vale la pena hacer el esfuerzo", agregó.