Secciones

Sobrevivientes: grandes historias de personas en situación de calle

DATOS. Según el último catastro realizado en Calama existen 110 individuos en esta condición.
E-mail Compartir

Tienen títulos profesional, ex trabajadores de Chuquicamata, deportistas, viajeros, luchadores que lo perdieron todo literalmente, algunos lograron rehabilitarse mientras que otros prefieren vivir en ésta situación día a día.

El ministerio de Desarrollo Social implementó el programa Calle que es ejecutado a través de la municipalidad de Calama, el cual busca que se tome conciencia sobre esta realidad, que muchos ignoramos.

El poder del amor

"Con mucha confianza, amor y compromiso recuperé todo lo que perdí cuando me sumergí en las drogas y en el alcohol. Esto es una pelea constante, una pelea con la vida a diario", así describe su actual realidad Bernardo, un hombre oriundo de Valdivia y que a sus 51 años deja atrás un duro pasado.

Su infancia estuvo marcada por la violencia intrafamiliar impartida por su padre alcohólico y su madre indefensa, de la que escapa al decidir desesperadamente vivir en la calle, apenas siendo un adolescente.

Desde su ciudad natal, se traslada a Santiago donde asegura cometió varios errores que lo hicieron pasar largo tiempo tras las rejas "asumí lo que hice y pagué por ello, pagué ante la sociedad mis pecados y aprendí", comenta.

Una vez en libertad, se encontró con un gran desafío, la reinserción "estuve cuatro años vagando por las calles, hasta que alguien se dio el tiempo de escucharme y me ayudó. Ingresé a un centro de tratamiento en La Tirana, Iquique", durante ese tiempo comenzó a entender su situación y a recuperarse satisfactoriamente, donde incluso llegó a ser parte del equipo de terapeutas "pero no quise seguir, sentí en mi interior que aún faltaba para curarme, mientras yo no esté bien no puedo ayudar a otros y mis profesores lo entendieron, pesqué mis "pilchas" y llegué a Calama", expresó Bernardo.

Acá en la ciudad en la cual lleva 18 años viviendo, aprendió diversos oficios y se desempeñó como capataz en terreno "imagínese que no había ni mall. Trabajaba muy bien, por turno en faenas, iba todo "PERFECTO" hasta que conocí la maldad y se volvió un infierno mi vida", declara emocionado.

Unos compañeros lo invitaron a "relajarse" y sin darse cuenta estaba gastando todo su sueldo en pasta base de cocaína, periodo donde perdió todo literalmente; casa, amigos, trabajo.

Nuevamente en las calles conoció a Miguel, su "patroncito" un joven que desde los nueve años vive en ésta situación y quien se transformaría en el hijo que nunca tuvo "él es mi regalo, nos volvimos familia con sólo un apretón de manos".

Miguel, pese al apoyo recibido por su nuevo padre, estuvo recluido en un centro de menores "cuando se lo llevaron, quise eliminarme. Me dediqué a tomar sin parar y sin comer hasta que me quemé el hígado y quedé hospitalizado. Cuando desperté decidí cambiar y lo conseguí", dijo Bernardo.

Posteriormente, ingresó al programa Calle "ellos tienen vocación de servicio, creyeron en mi y me ayudaron", comentó orgulloso.

Actualmente, Bernardo lleva dos años sin beber alcohol y diez sin consumir drogas. Trabaja vendiendo diversos productos en el centro para pagar el arriendo de su casa y los estudios de Miguel, quien también logró revertir su realidad.

Además, adoptó a otro joven quien también está en tratamiento "cuando apuestan por ti, uno pone todo de su parte, de que es difícil lo es, pero de que se puede, se puede", finaliza.

Campeón de boxeo

Entrenamiento, campeonatos, estudio, trabajo y una familia constituida era el panorama que rodeaba a Manuel Álvarez, más conocido como el boxeador Ossandón.

Calameño que tras la muerte de sus padres se volvió alcohólico y quedó viviendo en la calle "era un buen boxeador, hasta pelee tres veces a nivel profesional y viajé al extranjero, me entrenaba mucho", declara mientras lanza algunos golpes al aire.

También, comenta que trabajó por cerca de 10 años en Chuquicamata en la puerta número dos "soy soldador, no profesional pero si técnico. Ganaba muy bien para esos tiempos, mantenía a mi familia y a mis cinco hijos, de ellos tres son mujeres, mis regalonas".

Pero un accidente conmocionó su vida, sus padres fallecieron "yo no puede soportarlo, eran muy buenos me llevaban a mis entrenamientos cuando era pequeño, le pagaban a mi entrenador. Siempre quisieron que estudiara algo con humanidades pero a mi el metal siempre me gustó. Después me caí al alcohol y nunca más salí", comentó entre lagrimas.

Al consultarle por sus hijas agrega que ellas están bien "yo las voy a ver de vez en cuando, pero no me gusta que me vean así, porque no quiero ser un mal ejemplo para ellas o para mis nietos".

Además, dice que el secreto para sobrevivir día a día es ser amistoso, comer y tener unos buenos perros "estos son mis cachupines (cinco canes que duermen con él en su carpa), son mis mejores compañeros, con ellos no se pasa ni frío, además acá me dan comidita porque para tomar uno debe alimentarse".

De igual forma comenta que todos los meses recibe una pensión "con esa platita me tomo unos copetitos con mis amigos que me vienen a ver, lo pasamos tan bien, pero sin hacerle mal a nadie".

El gitano

De madre gitana, de allí su apodo y padre chileno, Luis Pérez de 55 años ha estado en situación de calle toda su vida.

"Yo viví con mi abuela en carpa y mis padres también eran de la calle, por eso me encanta vivir así. No conozco otra realidad", comenta sonriente.

El gitano nació en Santiago, pero desde hace ocho años está en Calama, limpia autos en el centro para subsistir a diario.

"Tengo mi platita guardada para comer y mis cositas. No me gusta el copete, pero si el cigarro y algunas hierbitas, pero siempre tranquilo".

También agrega que ocupa sus recursos para mandar a lavar su ropa o comprarse algunos libros, entre ellos muestra una Biblia "aprendía leer a los 25 años, tengo mala ortografía, pésima; pero para los números soy seco. La fe es todo, con Dios uno sobrevive a este mundo".

Actualmente, el gitano sufre de cáncer terminal de rostro, lo cual no impide que tenga buen humor y esperanza "si uno confía en él de arriba nada malo pasa, igual uno debe andar con cuidado porque no faltan los malandras que quieren robar o hacerte daño. Pero yo soy fuerte y estoy seguro que esto es una prueba más que voy a sortear con éxito", finaliza.

Plan de ayuda

Actualmente se desarrollan dos iniciativas en la ciudad que van en pro de la gente en situación de calle.

La primera es el programa que lleva dicho nombre y que es anual. Esta iniciativa contempla una intervención de dos años con los seleccionados, dependerán del factor de riesgo en el que se encuentran privilegiando a adultos mayores y enfermos.

Tiene asignado un presupuesto de $130 millones para su operación a nivel regional, con el objetivo de realizar un apoyo psicosocial y crear mecanismos para la reinserción laboral. En paralelo, se efectúan talleres con los beneficiarios para el abordaje del consumo abusivo de alcohol y drogas, según explicó el encargado regional Calle y plan de invierno de la seremi de Desarrollo Social, Néstor Maizares.

La segunda iniciativa tiene relación con la habilitación de un albergue provisorio para la estación invernal, el cual tiene cupo para 30 personas y está pronto a su cierre el cual será a fin de mes.

También el encargado comentó que están próximos a desarrollar un registro de la población en dicha condición, con el objetivo de tener información actualizada para la destinación de los recursos y ayuda.