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Nueva batería de Tesla permite que los automóviles alcancen 96,5 km/h en 2,5 segundos

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La empresa de vehículos de Elon Musk, Telsa, ha anunciado las nuevas mejoras que tendrá su Model S que lo transformarán en el tercer automóvil con arranque más rápido en el mundo, con un arranque que le permite llegar de cero a 96,5 kilómetros por hora en tan sólo 2,5 segundos. Poco por detrás del Ferrari LaFerrari y el Porsche 918 Spyder, estos dos últimos con un valor cercano al millón de dólares.

Esto, gracias a su nueva batería de 100 kWh, el Model S P100D -con modo "Ludicrous"- es capaz de lograr esta velocidad en tan poco tiempo. A diferencia de los otros dos autos que lo superan, el vehículo de Musk cuenta con mayor capacidad, tanto para pasajeros como para equipaje en su interior.

Esta batería que ha anunciado la compañía con base en California, Estados Unidos, también estará disponible para el Model X, que en su máxima capacidad puede llegar a una aceleración de hasta 96,5 kilómetros por hora en 2,9 segundos y viajar hasta 542 kilómetros con una carga única (según la medición europea).

Estos dos modelos son completamente eléctricos y han sido certificados por la Administración Estadounidense de Seguridad de Tránsito en Autopistas (NHTSA, por sus siglas en inglés) como vehículos completamente seguros.

La compañía anunció que aquellos usuarios que hayan realizado una compra del Model S P100D que aún no hayan sido despachados, pueden realizar la mejora del pack.

Crean un átomo artificial en grafeno

ADELANTO. El avance abre nuevas vías para el tratamiento de la información cuántica y su almacenamiento
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Hoy día, se cree que estos átomos artificiales tienen potencial para muchas aplicaciones, por ejemplo en computación cuántica, sector que en los últimos años se ha convertido en uno de los "santos griales" de la tecnología.

¿Pero qué es un átomo artificial? Imaginemos una pequeña "prisión cuántica", en la que los electrones se comportan de manera muy diferente a como lo harían libremente en el espacio. En ella, solo pueden ocupar niveles discretos de energía, al igual que los electrones en un átomo. Por esta similitud, a este tipo de prisiones de electrones -que se pueden crear en laboratorio- son llamadas "átomos artificiales".

Prisiones de grafeno

Ahora, científicos de la TU Wien (Viena, Austria), de la Universidad RWTH Aachen (Alemania) y de la Universidad de Manchester (Gran Bretaña) han creado átomos artificiales en un material con muchas posibilidades: el grafeno, sustancia de carbono puro que presenta átomos dispuestos en un patrón regular hexagonal, en una hoja de un átomo de espesor.

En general, "los átomos artificiales abren nuevas y excitantes posibilidades, ya que podemos dirigir directamente sus propiedades", explica el profesor Joachim Burgdorfer (TU Wien, Viena), uno de los autores del avance. Ya se ha demostrado que, en materiales semiconductores, como el arseniuro de galio, los electrones del átomo pueden ser capturados en pequeños confinamientos (estructuras conocidas como "puntos cuánticos").

Al igual que en un átomo, en el que los electrones sólo pueden rodear el núcleo siguiendo ciertas órbitas, los electrones que se encuentran en dichos puntos cuánticos son forzados a estados cuánticos discretos. Pero con el uso del grafeno se abren posibilidades más interesantes.

"En la mayoría de los materiales, los electrones pueden ocupar dos estados cuánticos diferentes a una energía dada. La alta simetría de la red de grafeno, sin embargo, permite que dichos electrones tengan cuatro estados cuánticos diferentes, lo que abre nuevas vías para el tratamiento de la información cuántica y para su almacenamiento", explica Florian Libisch, de la TU Wien.

Eléctrica y magnética

La creación de átomos artificiales bien controlados en grafeno resultó ser extremadamente difícil.

Hay diferentes maneras de crear átomos artificiales: La más simple es poner los electrones en pequeños copos, que corten una fina capa de material. Aunque esto funciona para el grafeno, la simetría del material se rompe cuando se consigue y, en consecuencia, la especial multiplicidad (de cuatro veces) de los estados cuánticos de los electrones se reduce a la multiplicidad (doble) convencional.

Así que los científicos tuvieron que buscar otra manera de crear átomos artificiales en grafeno. Descubrieron entonces que no es necesario el uso de pequeños copos de grafeno para capturar electrones. En su lugar, usaron inteligentes combinaciones de campos eléctricos y magnéticos para tal fin.

Por un lado, con la punta de un microscopio de efecto túnel, aplicaron campos eléctricos de forma local con los que crearon pequeñas regiones dentro de la superficie del grafeno, en las que electrones de baja energía quedaban atrapados. Por otro lado, y al mismo tiempo, forzaron a esos electrones atrapados a mantener pequeñas órbitas circulares, mediante la aplicación de un campo magnético.

Aplicaciones

Estos nuevos átomos artificiales abren nuevas posibilidades tecnológicas para muchos experimentos cuánticos. Por ejemplo, permiten cuatro estados electrónicos localizados con la misma energía, lo que sería de gran utilidad para el almacenamiento de información.

Además, en este caso, los electrones atrapados pueden preservar superposiciones arbitrarias durante mucho tiempo, lo que supone una propiedad ideal para los ordenadores cuánticos.

Por último, el nuevo método tiene la gran ventaja de la escalabilidad, esto es, permitiría instalar muchos de estos átomos artificiales en un pequeño chip, con el fin de utilizarlos para aplicaciones de información cuántica.

De los átomos artificiales hablamos por primera vez en 2003, cuando un equipo de físicos chinos consiguió realizar en laboratorio agrupaciones de cristales a escala atómica.