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Estudio asocia la música en el trabajo con una mayor colaboración

EMPLEO. En la investigación, las personas que escuchaban canciones positivas registraban mayores niveles de altruismo y cooperación.
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Mabel González

Escuchar música en el trabajo puede ser una práctica no muy aceptada por parte de los empleadores por razones de productividad, por ejemplo. Pero una nueva investigación realizada en EE.UU. salió a respaldar la exposición a melodías en la oficina, aunque no a cualquier tipo de canción.

Según encontró un equipo de la Universidad de Cornell, escuchar canciones positivas puede ayudar a las personas a ser mejores empleados, principalmente desde el punto de vista colaborativo.

En su experimento, los académicos de la casa de estudios reclutaron a un grupo de 188 personas, quienes debían oír distintos géneros de música, desde pop hasta heavy mental. Los tracks escuchados incluían, entre otros, "Yellow submarine" de The Beatles, "Walking on sunshine" de Katrina and the Waves y "Brown eyed girl" de Van Morrison.

Pero el ejercicio también incluyó temas de heavy metal, entre ellas "Smokahontas" de la banda estadounidense Attack Attack! y "You ain't no family" del grupo de metalcore I Wrestled A Bear Once.

De esta forma, según recogió el medio británico Daily Mail, se conformaron tres grupos: el primero se dedicó a oír solo "canciones felices" (como las primeras mencionadas), el segundo escuchó heavy metal y un tercero no escuchó ningún tipo de música.

Los individuos de las "canciones felices" oyeron este tipo de melodías durante 12 minutos, mientras que el grupo de los temas de heavy metal lo hizo por ocho minutos.

Juego en equipos

Mientras realizaban esto, los voluntarios debieron participar en un juego grupal. Para ello se crearon equipos de tres individuos cada uno.

Durante el ejercicio, los voluntarios recibieron fichas con un valor monetario asignado.

Con esos objetos en mano, los participantes debían tomar una decisión entre dos opciones posibles: aportar al equipo donando las fichas o conservar estas piezas para sí mismos.

Cuando la gente decidía compartir sus fichas con el grupo, el valor de las piezas se multiplicaba por 1,5 veces. En la siguiente ronda se distribuían entre los jugadores.

Sin embargo, el juego tenía una dificultad extra: los participante no sabían cuántas rondas más duraría el juego, por lo que no sabían a ciencia cierta si iban a poder recuperar su dinero, según recogió el citado medio británico en su edición web.

Una vez finalizado el juego, los autores del estudio hicieron un análisis de lo que observaron. La principal apreciación fue que los participantes que más donaron a sus equipos fueron los que escucharon canciones positivas. Quienes oyeron heavy metal también tendieron a contribuir, pero en menor medida.

Menos donación aún hubo de parte de quienes no estuvieron expuestos a ninguna clase de música.

En concreto, los participantes de las "canciones felices" donaron un 60% de su dinero a sus pares en la primera ronda del juego. Los otros dos grupos solo entregaron cerca de un 47% de sus fichas.

A partir de la vigésima ronda, el grupo de la música positiva continuó traspasando un alto porcentaje de sus fondos (50%), pero los individuos del heavy metal solo lo hicieron en un 30%. Asimismo, la gente que no oyó ningún tipo de música solo entregó un 20% de las fichas.

A juicio de los académicos, estos resultados indican que escuchar cualquier tipo de música se asoció con mayores niveles de altruismo. No obstante, esta característica se vio de forma más marcada en las personas que estuvieron expuestas a melodías positivas.

En síntesis, dijeron los autores, la presencia de canciones positivas puede contribuir a un lugar de trabajo más cooperativo y de más apoyo entre las personas.

Alcances del estudio

Tres grupos

Se conformaron tres grupos de personas: uno debía escuchar canciones positivas, otro tenía que oír heavy metal y un tercero no estuvo expuesto a música.

Ejercicio

En paralelo, los voluntarios debieron participar en un juego que consistía en decidir donar fichas de dinero a su equipo o conservarlas para sí mismos.

Resultado

Quienes escucharon música positiva traspasaron un mayor porcentaje de sus fichas que los que oyeron metal o no estuvieron expuestos a canciones.

Beneficio de la música "pesada"

Aunque el estudio de Cornell encontró que escuchar heavy metal no contribuye tanto a la colaboración como las canciones alegres, una investigación anterior realizada por la U. de Queensland sugirió que la música "pesada" puede influir positivamente en las personas que experimentan ira. Los científicos encontraron, específicamente, que individuos que se sentían muy enojados, se volvían "inspirados" y "relajados" cuando escuchaban heavy metal.

Crean un robot que es todo lo contrario a sus antecesores: suave, flexible, sin batería y de bajo costo

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Un nuevo robot revolucionario no es la máquina metálica y costosa que se esperaría: es blando, inalámbrico, sin batería y producido a bajo costo por una impresora de 3D.

El "Octobot" es como un pequeño pulpo y está diseñado para imitar a esa criatura resbalosa para meterse entre rajaduras y en lugares estrechos, lo que lo hace ideal para situaciones de rescate.

Un equipo de la Universidad de Harvard creó unos 300 de ellos, teniendo en cuenta que son muy baratos, y que es lo opuesto de la idea común sobre robots. Es suave y flexible, no duro ni rígido. Es mecánico, no eléctrico. Está impulsado por fluidos. La creación fue descrita, fotografiada y mostrada en video en la revista científica Nature.

"Es una suerte de híbrido entre pulpo y robot", dijo la autora de estudio Jennifer Lewis, una profesora de ingeniería de Harvard inspirada por biología. "Hemos hecho algo que nadie ha logrado", agregó.

Los robots suaves son importantes porque "tenemos esos objetos mecánicos duros y humanos suaves" y cuando interactúan o chocan, puede haber problemas, dijo Lewis. No es así con el Octobot, que cabe en la palma de la mano. Es más suave y se adapta mejor, agregó.

Lewis advirtió que por ahora se trata de un "primer paso extremamente simple". Todo lo que puede hacer el Octobot es sacudirse un poco.

Inicialmente fue planeado como una araña, pero el equipo creador quería la capacidad de nadar y trepar y se pareció más a un pulpo, dijo.

La idea es hacer algo que se alimenta de la reacción química de fluidos para mover los brazos y dirigir las acciones del robot. Puede crearse a bajo costo en una impresora de 3D, y la pieza más costosa es una pequeña cantidad de platino.

Aparte de eso, es esencialmente un objeto como de caucho, dijo Lewis.

En un e-mail, el profesor de la Universidad Tufts Barry Trimmer dijo que era "un enfoque ingenioso para construir y controlar un robot completamente blando".

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