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Accidentes mineros que han estremecido a Chuquicamata

CODELCO. 27 años pasaron desde el último accidente que costó la vida a más de un trabajador en la mina estatal, y que mañana conmemora 49 años del "Polvorazo".
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Cristián Venegas M.

La rica historia del mineral de Chuquicamata, en sus más de 100 años de constante explotación, está llena de hitos ingenieriles, productivos e incluso sindicales, pero también de grandes accidentes, que le han costado la vida a decenas de trabajadores.

Fatalidades entre las que se recuerdan el "Polvorazo" de 1967, que dejó 22 fallecidos; la explosión del horno Flash en 1989, siniestro que mató a tres personas, y ahora el choque en la fase 50, que le costó la vida a dos choferes de la mina.

Polvorazos

Chuquicamata tuvo por muchos años experiencias traumáticas con los explosivos y las tronaduras, fue así que debió lamentar accidentes fatales en 1937, 1957 y el 5 de septiembre de 1967, cuando fallecieron 22 trabajadores producto de un polvorazo. Accidente que siguen recordado sobrevivientes, compañeros y familiares.

La historia detalla que eran las 8.40 horas y en la mina se preparaba desde el día anterior la tronadura en el banco C-2. Objetivo para el que llegó el camión número 288 cargado con 180 sacos de "sanfo" de 100 libras cada uno, 40 cartuchos de "hidrogel B" de 50 libras cada uno y 10 cajas de detonantes "Primera A.P.D.", vehículo que se estacionó cerca de otro con una carga similar.

Solo minutos después, a las 8.57 horas, algo hizo explosionar los vehículos cargados con los detonantes. Lo que provocó la muerte inmediata de quienes cubrían el turno en la mina y se encontraban en las cercanías de donde se produjo la explosión, que produjo un enorme hongo de humo que, por la altura de Chuqui, fue visto a kilómetros a la redonda.

49 años después de ese "Polvorazo" de 1967, la comisión organizadora del área Tronadura Mina de la Superintendencia Perforación y Tronadura, realizará mañana una misa a las 10.00 horas en la parroquia El Salvador de El Peuco, para luego iniciar una romería a los cementerios de Chuquicamata y Calama, donde, como cada año, dejarán ofrendas florales a los 22 fallecidos.

Explosión Horno Flash

A las 11.15 horas del viernes 13 de enero de 1989, una filtración de agua en la torre de enfriamiento del horno Flash, modelo Outokumpo, de fabricación finlandesa y que estaba emplazado en el área de Fundición de Concentrado de Cobre; produjo un violento estallido que dejó a 15 trabajadores gravemente quemados, tres de los cuales fallecerían dentro de los 10 días posteriores.

Accidente que es uno de los más graves en 27 años, según recordó el presidente del sindicato de trabajadores N°3, Hernán Guerrero, luego que el martes pasado dos trabajadores de la Gerencia Mina murieran en un choque en la fase 50 de Chuquicamata.

"Desde 1989 que no teníamos un accidente de esta magnitud. Los antiguos recordamos que hace casi 30 años que no teníamos un accidente fatal múltiple en la división, cuando ocurrió la explosión del horno Flash, de ahí en adelante, lamentablemente ha habido accidentes fatales, pero sólo con un fallecido y hoy son dos y ese es un llamado de atención", advirtió el dirigente.

Meses fatales

La directora regional del Instituto de Seguridad Laboral (ISL), Ruth Rodríguez, entrega un antecedente interesante sobre la ocurrencia de los accidentes, la mayoría tienen lugar entre enero-febrero; agosto-septiembre; y diciembre. "Hablo de un aumento estadístico y es visible hace bastantes años con la accidentabilidad". Aunque la profesional recalca que si bien las grandes empresas manejan esta información, no es una herramienta que sea utilizada, básicamente, porque no hay estudios estadísticos y científico conocidos que la respalden.

Ni un solo accidente más: Esposas marcharon desde Chuquicamata a Calama

DEMANDAN. Familiares de trabajadores exigen el fin de la "política del terror".
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Un grupo de esposas de trabajadores de Chuquicamata, bajo la consigna de "ni un puto accidente más", organizaron una marcha desde el mineral de Codelco hasta Calama, para exigirle a estatal que cambie su política de intimidación a los trabajadores, la que aseguran ocasionó el accidente fatal del pasado martes y muchos otros menores que no se conocen.

En la oportunidad, Johanna Espinosa, una de las organizadoras y quien marchó junto a dos de sus hijas, expresó que "la marcha nace de una tremenda inquietud, porque no quiero que me entreguen a mi esposo en un cajón y recibir una indemnización a cambio. Lo hago también por mis hijos, porque su futuro depende de él".

Sobre la posibilidad de una nueva convocatoria, Espinosa dijo que es lo más probable, "porque necesitamos que participen todos, la familia minera, porque la incertidumbre que se está viviendo nos afecta a todos, nuestros viejos no están tranquilos, hay demasiada preocupación por lo que pueda pasar", agregó.

Dirigentes sindicales

Por su parte, el ex presidente del Comando de Trabajadores Unidos (CTU), Miguel Véliz, quien también tomó parte de la movilización, dijo que "las familias se han visto golpeadas con las muertes, pero también con la política del terror que se ha instaurado, y de la cual también fui víctima. Así que agradezco la decisión de las esposas y, al mismo tiempo, hago un llamado a los trabajadores, porque esta marcha debió ser multitudinaria, aunque entiendo que haya miedo".

Asimismo, el dirigente del sindicato de trabajadores N°2, Héctor Milla, dijo que tras lo sucedido con Carlos Abanez y Daniel Lino, "las mujeres están preocupadas por sus esposos e hijos y es lamentable, a esto nos ha llevado la presión que ejerce la administración y espero que este sea el inicio de grandes movilizaciones".

Milla agregó que los últimos accidentes de Chuquicamata y minera El Abra, fueron traumáticos para la familia minera de Calama. "Sabemos que la minería está a la baja, pero no es razón para que se nos ejerza una presión excesiva, porque esto no nos deja trabajar tranquilos", aseguró.

En la misma línea, el presidente provincial de la CUT, José Mardones, indicó que "trabajadores y familias deben unirse para dar a conocer la molestia que hay en el mundo minero, porque los dichos que hablan que no hay un puto peso, sin duda que ponen presión a los trabajadores, un desconcierto y una incertidumbre de lo que pasará mañana".