"Hacia adelante, Chile se va a gobernar de una forma muy distinta"
Después de las elecciones presidenciales de 2017, el país se va a gobernar de una forma distinta, con cuatro fuerzas políticas que obligarán a negociar y forjar alianzas. Esto es parte del análisis que el senador Andrés Allamand (RN) hace en su nuevo libro "La Salida", publicación que lanzó hace pocos días, en momentos en que se perfilan los nombres para suceder a Michelle Bachelet en La Moneda.
Con respecto a su sector, Allamand afirma que debe realizar primarias en las que participen todos. "El que se margina de las primarias rompe la unidad y se margina de la centroderecha. Esa es la primera definición", dice. El segundo paso es "poner arriba de la mesa, aquí y ahora, nuestras principales propuestas programáticas", pues, si hay una razón que explique el porqué Chile Vamos no ha capitalizado los altos niveles de rechazo al Ejecutivo es que "la gente no ve con claridad cuáles son nuestras propuestas para el futuro". Y en tercer lugar, complementa, "tenemos que plantear un contraste completo con lo que ha sido el alma del actual Gobierno: la retroexcavadora y la división. Tenemos que plantear un Gobierno de integración abierto a todos".
- Usted menciona varios aciertos, pero también errores importantes del Gobierno de Piñera. ¿Qué dejó como lección para el objetivo de la centroderecha de volver al poder?
- Durante el Gobierno anterior faltó manejar mucho mejor todas las variables políticas y, en consecuencia, en eso hay que poner mucho más atención. Esto es: la conexión con la ciudadanía, apreciar con prontitud los fenómenos de descontento, comunicar bien, generar adhesión, ampliar y no reducir la base de apoyo.
- También plantea que la Concertación históricamente tuvo la virtud de aceptar el debate y el disenso internos, lo que no ha sido el caso con su sector. ¿Han superado ese déficit en estos años de oposición?
- La centroderecha tiene que ser mucho más abierta a los fenómenos de diversidad. Si quiere construir una coalición mayoritaria, no puede exigirle a todo el mundo que piense lo mismo y precisamente en eso consiste la buena conducción política: en armonizar, en sumar y no restar.
-¿Diría que han hecho una buena oposición?
- Hemos hecho bien la mitad y nos falta la otra mitad. La primera mitad es demostrarle al país que las políticas públicas que el Gobierno ha impulsado eran equivocadas y en eso hemos tenido un éxito categórico. Hoy, el 85% de la ciudadanía rechaza la gestión del Gobierno. Las reformas tributaria, educacional y laboral tienen, en promedio, 70% de desaprobación. Eso demuestra que el rol opositor ha sido correcto. Pero nos falta la otra mitad, que es poner por delante nuestras soluciones a los problemas que el país tiene, elaborar un programa de Gobierno aterrizado, que sea un imán para todos los ciudadanos que están con angustia viendo que el país necesita una salida al actual atolladero.
- ¿A qué experiencias internacionales están poniendo atención desde la centroderecha?
- Yo seguí muy de cerca la elección argentina de Mauricio Macri y la situación política de España, que es muy parecida a la chilena. España tuvo durante muchos años un esquema bipartidista y hoy es un esquema a cuatro fuerzas. La tesis de mi libro es que Chile hoy tiene también cuatro esquinas, es decir, dejamos de ser un país a dos mitades y esas cuatro esquinas van a tener candidaturas presidenciales significativas. Mi tesis es que el "Podemos chileno" ya apareció en la cancha. Eso es, como quien dice, la mezcla de Boric, Jackson, ME-O, Navarro, Aguiló... todo el mundo que está a la izquierda de la Nueva Mayoría. La Nueva Mayoría va a terminar disgregada, salvo que la DC quiera suicidarse. Esto lo ha dicho con toda claridad Ignacio Walker: imagínese una primaria en que los candidatos son Lagos, Isabel Allende, Alejandro Guillier y Daniel Jadue. ¿Qué vela puede tener en ese entierro un candidato DC? La DC no tiene absolutamente ninguna posibilidad de competir con una mínima posibilidad de éxito en una primaria de la Nueva Mayoría. Si la DC quiere sobrevivir, tiene que tener una candidatura propia acompañada de su propia lista parlamentaria.
- ¿Qué proyección le ve a ese "Podemos chileno" del que habla?
- Creo que esa fuerza política va a estar en torno al 15% de la votación, va a ser muy gravitante. Esta nueva fuerza política transparenta cuál es la situación del país hoy. Chile se va a gobernar hacia adelante en una forma muy distinta. Si hay a lo menos cuatro candidaturas presidenciales llamémoslas "principales", eso significa que las dos candidaturas que pasen a segunda vuelta van a superar con suerte el 30% y, por tanto, se van a tener que configurar alianzas, combinaciones, negociaciones.
- Algo así es lo que está ocurriendo sin suerte en España, aunque con un sistema político diferente.
- Pero es tal la envergadura de problemas que el país tiene o va a tener que enfrentar a contar del 2018, que suponer que una fuerza política que haya obtenido en primera vuelta un poco más de un tercio de los votos puede gobernar por sí sola, es simplemente no entender nada. En consecuencia, lo que hago con mi libro es poner arriba de la mesa dos ideas muy importantes: Chile se va a gobernar de forma diferente y hay que ponerle atención desde ya a las propuestas programáticas. Antes, los candidatos importaban más que los programas, la gente se fijaba únicamente en el nombre del candidato y no se le pasaba por la cabeza ver qué es lo que esta persona proponía; ahora, van a importar los programas más que las personas.
- ¿Cuál es su lectura de los nuevos políticos que han surgido, los que, paradójicamente, nacen a pesar de la desafección por ellos?
- Creo que es un proceso natural de crisis. Lo bueno que tiene la democracia es que en la cancha se ven los gallos; por lo tanto, todos estos movimientos nuevos tienen que concursar y los que son movimientos más tradicionales tienen que reinventarse, sintonizar mejor con la ciudadanía, abrir paso a nuevos liderazgos.
- El Gobierno ha tenido un relato que ha consistido en reformas y transformaciones. ¿Qué relato debería tener la centroderecha?
- El relato de la centroderecha tiene que ser: volvamos a poner a Chile en el riel del progreso, impulsemos reformas que tengan su eje no en la ideología, sino en los problemas que verdaderamente afectan a la clase media. Y, por último, propongamos un Gobierno de integración y no un Gobierno de división. Esto es exactamente lo contrario de lo que ha planteado este Gobierno. Este Gobierno asumió y lo primero que dijo era que se acababa con la política de los acuerdos y que se iba a pasar la famosa retroexcavadora.
- Pero el Gobierno ahora parece mostrar una postura distinta; por ejemplo, la Presidenta llamó a un pacto nacional por las pensiones.
- Se lo voy a decir con todas sus letras: el llamado de la Presidenta Bachelet a buscar un acuerdo por el tema de las AFP simplemente es humo. El manejo del Gobierno de este tema es lo más parecido que hay a una bolsa de gatos. El ministro Valdés dice A y a los cinco minutos la ministra Rincón lo desautoriza. Entremedio asoma su cabeza el ministro del Interior, quien forma por su cuenta una comisión distinta. Es un tema complejo que hay que resolver con rigor técnico. ¿En qué quedó ese llamado a la unidad? Absolutamente en nada, ni siquiera hay unidad entre los dos ministros que tienen que conducir el proceso. El manejo del tema de las AFP, después del discurso presidencial, no es que tenga dos cabezas, tiene tres: Valdés, Rincón y Fernández, y entre los tres no manda ni uno. Eso es una locura.
- ¿Por qué cree que pasa eso?
- Este es un Gobierno que ha tenido un liderazgo ambiguo, vacilante, y que ha terminado por decepcionar a todo el mundo, que es el de la Presidenta Bachelet. Además, vive en el permanente "error conceptual". Este es un Gobierno que tiene falta de mando, porque creo que la Presidenta Bachelet, particularmente después del impacto del caso Caval, nunca volvió a ser lo que era. Tiene ideas equivocadas y una ejecución completamente desprolija. Estas tres cosas generan que tengamos el Gobierno con menor apoyo desde el año 1990. Han fallado las tres cosas que le permiten a un Gobierno tener éxito.
- ¿Qué oportunidades cree que se ha perdido el país con estas reformas que, a su juicio, están mal diagnosticadas e implementadas?
- Vamos a cosas prácticas: ¿Cuál es el primer resultado de la reforma educacional? La destrucción del Instituto Nacional, que por primera vez pierde su excelencia académica. O sea, ¿qué reforma educacional lo primero que hace es, como alguien dijo, terminar con los buques insignias de la flota de colegios de la educación pública? Ahí hay un ejemplo concreto de cómo una mala idea tiene un mal resultado. Salvo los temas de Energía, no hay ningún campo en que el país haya progresado en estos años.
- ¿Qué tan proclive es Chile a liderazgos y personalidades fuertes, como las de Lagos y Piñera?
- Que hoy el país esté pensando en dos pesos pesados demuestra el fracaso completo del actual Gobierno. Si a este Gobierno le hubiera ido razonablemente bien, no se estaría pensando en figuras que ya se desempeñaron. Creo que son dos candidatos de gran nivel, pero que, de ganar, van a tener que gobernar en forma muy distinta a como gobernaron en el pasado. Van a tener un porcentaje inicial de apoyo muy inferior al que tuvieron la vez anterior y el tema va a ser mucho más complejo. Ahora, creo que Lagos está en un zapato chino, porque tiene que resolver una cuestión fundamental para la que le queda poco tiempo: ¿quiere ser candidato de la Nueva Mayoría o de una coalición distinta?; ¿está por mantener las políticas del actual Gobierno de Bachelet o por corregir esas políticas? Si él dice que quiere continuar adelante con la coalición que se llama Nueva Mayoría, significa que quiere gobernar con el PC y con la DC, lo que no creo que sea viable. Y en segundo lugar, si dice que está para rectificar lo que ha hecho la Nueva Mayoría, es muy difícil que la Nueva Mayoría lo apoye. Y si dice que está por mantener lo que ha hecho la Nueva Mayoría, es imposible que gane la elección.
- ¿Es Chile un país que tiene un riesgo real de caer en populismos?
- Quizás el mayor desafío que vamos a tener en los próximos años es el del populismo. El populismo brota cuando los países van mal, porque ahí salen los encantadores de serpientes a dar soluciones en cinco minutos. Brota cuando hay distancia de la ciudadanía con la autoridad, con el mundo público. Como están los dos componentes, en Chile hoy el campo está fértil para que emerjan soluciones populistas. Por eso es que el país debe tener particular cuidado en resolver bien y en hacer una buena reforma previsional.
- El debate sobre las AFP surgió a partir de un movimiento social que salió a las calles a marchar. No estaba en la agenda del Gobierno. ¿Dónde pondría usted la línea entre escuchar a los movimientos sociales, incluirlos en el debate, y gobernar con la calle?
- Qué el Gobierno haya ignorado el tema de las AFP demuestra hasta dónde la brújula está extraviada. Era evidente para cualquier observador que el sistema previsional es una bomba de tiempo. Lo que ocurre es que no estaba en el radar de la retroexcavadora, porque les importaba mucho más, por ejemplo, terminar con los colegios particulares subvencionados. Ahora pasa lo mismo con la ley reservada del cobre. Este Gobierno no va a resolver razonablemente el tema de las AFP, ni el tema de la seguridad, ni el tema del transporte en Santiago y regiones, ni tampoco va a resolver el tema de Codelco. Por eso que el Gobierno que viene va a tener que hacer un tremendo esfuerzo de acuerdos políticos, esto es lo que yo llamo un Gobierno de integración, para estar a la altura de esos desafíos.
dinko eichin frost
Allamand dice que la fuerza de los que llama parte del "podemos chileno" será "muy gravitante".