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El Loa tendrá toda su red de salud normalizada

CONSTRUCCIÓN. Así lo informó el director del Servicio de Salud regional.
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De acuerdo con lo informado por el director del Servicio de Salud de Antofagasta, Zamir Nayar, la provincia El Loa será la primera en tener normalizada toda su red asistencial. Junto con el fortalecimiento de la atención primaria y la puesta en marcha del nuevo hospital, el Servicio de Salud proyecta la construcción de un nuevo centro para rehabilitación de drogas y alcohol de larga estadía.

Además en San Pedro de Atacama se normalizarán todas las postas de salud rural (Toconce, Peine, Talabre y Socaire) junto con el estudio que determinará las características del nuevo centro asistencial para San Pedro de Atacama.

"Podemos decir que todas la comunas van a quedar con sus consultorios o sus postas rurales regularizadas", precisó Nayar. "Calama va a ser la primera comuna que va tener todos sus metros cuadrados de atención primaria, secundaria y terciaria, además del dispositivo de salud mental. Calama se merecía una salud de acorde a esa realidad y nosotros vamos a cumplir".

Inversión

Más de $16 mil millones en diversas obras y proyectos ha realizado el Servicio de Salud de Antofagasta a la fecha, según informó Nayar.

La construcción de dos nuevos Centros Comunitarios de Salud Familiar (CECOSF) para Antofagasta y Calama y de dos Servicios de Alta Resolución (SAR) para ambas comunas, es parte de los proyectos que desarrolla el Servicio de Salud y que permitirán fortalecer la atención primaria de salud en toda la región.

"Se trata de una inversión que alcanza a los $16 mil millones con principal énfasis en toda los requerimientos que nos ha hecho la comunidad en las reuniones que hemos tenido en la región. Estamos muy contentos y orgullosos del trabajo y del apoyo permanente del Gobierno Regional, del CORE y del ministerio para que nuestra región dentro de 4 años, pueda ver normalizado, tanto en metros cuadrados como en la implementación clínica que se requiere para su funcionamiento", indicó el director del Servicio de Salud.

Pero los proyectos no sólo se concentran en la atención primaria. Es el caso del proyecto que creará el Centro Oncológico del Norte el cual está en pleno desarrollo y que cuenta con un primer financiamiento cercano a los $1.900 millones.

ENTREVISTA. Rafael Sagredo, historiador y académico:

"Hemos valorado demasiado el orden y la estabilidad, incluso a costa de la libertad"

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Hoy se celebran 206 años desde que se formó la Primera Junta Nacional de Gobierno, momento que identificamos como la independencia de Chile. Pero para el historiador Rafael Sagredo, académico de la UC y director del Centro de Investigaciones Diego Barros Arana (Dibam), no es más que una decisión política que refleja un momento de nuestra historia.

Chile ha cambiado, comenta. Desde un Chile que relataba una historia homogénea a uno que valora la diferencia y vive un momento de efervescencia. Aquí analiza la relación de los chilenos con su historia.

¿Un momento como el que vivimos hoy en Chile se ha visto antes?

Un momento de efervescencia, de desconfianza dicen algunos, de tratar de cambiar cosas, otros de mantener. Eso se ha dado en la historia de Chile siempre. No me parece que sea un momento inédito. Como no sea por el hecho de que ha habido un cambio silencioso pero fundamental, la capacidad de la comunidad de aceptar la heterogeneidad. De aceptar y ver cómo un valor la diferencia, de dejar de creer que la única forma de ser chileno es ser homogéneo. Hoy valoramos a las minorías sexuales, raciales, religiosas. Valoramos la presencia de grupos que antes no tenían el protagonismo que tienen ahora, como las mujeres, tenemos una mujer Presidenta. Por casi 200 años se nos ofreció una historia monolítica, homogénea, ocultando la riqueza de la diferencia. Creo que ese es uno de los cambios fundamentales. Todo eso se manifiesta en los deseos de transformación. En el hecho de que las personas están cada vez más conscientes de sus derechos y eso genera efervescencia, deseos de adecuar la nueva realidad, o las instituciones a la nueva realidad.

¿Cómo somos los chilenos y cómo decimos que somos?

Los chilenos decimos que somos solidarios, que somos hospitalarios. Bueno, claro, con un cierto tipo de extranjeros, no con todos. Somos solidarios a veces nomás y en las últimas tragedias que hemos tenido, al mismo tiempo que éramos solidarios éramos bastante salvajes y poco humanos. No existe una forma de ser chileno, existen varias y todas deberían ser un aporte. Ojalá fuéramos lo más cercano posible a declaraciones como 'la copia feliz del edén'.

¿Hay algo que trascienda desde el Chile fundacional hasta ahora?

Yo creo que Chile es un país que ama la estabilidad y el orden. Entre muchas cosas por su precariedad en la época colonial, por su pobreza, su situación geográfica, siempre amenazado por fenómenos de la naturaleza. En un mundo como ese se da la exaltación de las bellezas de la naturaleza. En la república ese discurso se traslada a la política, 'si estamos bendecidos por la naturaleza, tenemos que tener un orden político acorde' y por eso orden, estabilidad, que es lo único que nos distinguió en el siglo XIX respecto de nuestros vecinos en una América convulsionada. Por eso, en Chile cualquier transformación cuesta mucho, porque se ve más como un riesgo que una posibilidad, sobre todo por parte de quienes tienen el poder, porque siempre la transformación significa que alguien va a perder cierto poder. A veces hemos valorado demasiado el orden y la estabilidad, incluso a costa de la libertad, como lo demuestra la dictadura.

¿Qué es hoy la patria?

Es una responsabilidad, una idea, una representación de esta comunidad que somos los chilenos, lo que no significa que sólo seamos parte de ella los chilenos. Es una representación de la comunidad ideada en el siglo XIX que hacía alusión a la libertad, a la república, a la democracia, a la igualdad. En la Independencia, la patria se asociaba a estos ideales, a una nueva forma de organización política y de vida en comunidad que se oponía a todo el período colonial en el que éramos súbditos. Eso evolucionó hacia el tema de lo patriótico, lo chauvinista, pero en su origen está relacionado con el ciudadano, el hombre libre. La patria es el conjunto que reúne a estos hombres libres que han sido capaces de sacudirse el yugo español. Y por eso digo que es una responsabilidad, porque es un proceso siempre y va a depender de nosotros que ese significado se viva efectivamente.

¿Cómo incide en nuestra identidad haber sido parte de un proceso de independencia?

Una cosa es la celebración del proceso, la fecha elegida. Pudo ser otra, como el 12 de febrero, y se eligió el 18 de septiembre, que fue una decisión política. En esta fecha no tiene protagonismo O'Higgins, porque cuando se instauró estaba en el exilio. Son construcciones culturales, eso hay que tener claro. En Chile se tiende a pensar que son fenómenos naturales, se naturalizan cosas que son culturales y son cambiantes y dinámicas. Tenemos esta fecha porque para esa generación el hito de la independencia fue un cambio fundamental, como puede ser para mí el plebiscito del 5 de octubre. Cada generación tiene derecho a reevaluar sus hitos y, por lo tanto, cuáles son sus modelos sociales. En Chile se han fosilizado de alguna manera los modelos sociales, o sea, los héroes. Porque mantenemos un tipo de héroes que es propio del siglo XIX, de las luchas independentistas, épicas, dramáticas. Pero resulta que el siglo XX, con todo su drama, tiene otros tipos de modelos, como líderes sociales, sindicales, intelectuales, científicos, y eso no se refleja en nuestro panteón de héroes, en nuestros feriados, en el nombre de las calles. ¿Por qué la historia de los chilenos del siglo XX no tiene derecho a tener también sus héroes, sus modelos y sus hitos?

La historia y el futuro

En tiempos de reforma educacional y debate en torno a los fundamentos del país, Sagredo destaca la importancia de conocer nuestra historia para poder proyectarnos hacia el futuro.

¿Por qué es importante que conozcamos nuestra historia?

Es muy importante, porque cuando uno habla de historia, no es que esté hablando del pasado. Para hablar de historia, el pasado es la materia prima, pero, en realidad, cuando uno habla de historia está hablando del presente y del futuro. Segundo, porque si yo hablo del futuro, para poder planificarlo, tengo que tener una base, raíces, fundamentos, y eso en gran medida está en nuestra historia, en nuestro pasado, en nuestra memoria. Sin eso, tú no puedes construir el futuro.

¿Es peligroso no conocer la historia?

Es una carencia, porque te impide situarte bien en el mundo en que vives, planificar tu acción hacia el futuro, comprender tu contemporaneidad. La historia tiene varias cualidades aptas para el mundo de hoy. El conocimiento de la historia te permite reducir la distancia que hay entre esas posiciones aparentemente irreductibles 'sí, no, bueno, malo, nunca ha pasado esto'. Siempre va a haber un antecedente histórico que te va a permitir relativizar esas posiciones duras, irreductibles. La historia tiene una cualidad que ayuda a la convivencia cívica, no sólo porque te permite comprender cuáles son las bases, sino porque acerca posiciones al entregar ejemplos.

Pero es distinta la relación con la historia inmediata que con la historia más fundacional...

Claro, porque el transcurso del tiempo va haciendo que las posiciones se vayan decantando, otros dirán se vayan acercando, y la historia reciente siempre es traumática para los contemporáneos. Pero cuando yo digo que la historia acerca posiciones va más allá de si es historia reciente o historia mediata.

La primera aproximación a la historia es en los colegios. ¿Qué opina de la enseñanza en los colegios en Chile?

El mundo ha cambiado tanto y lo único que no cambia, desafortunadamente, es la práctica de la enseñanza. Tenemos una práctica con cursos masivos de 40 personas mirándose la espalda, con un señor que da una cátedra magistral que no sé si le importa mucho si los jóvenes que están ahí entienden o no. Y no tiene culpa la historia de eso, son nuestras prácticas pedagógicas. Segundo, creo que hay que promover una historia en virtud de la cual podamos partir de los desafíos que vivimos hoy y que busquemos en la historia la respuesta a esos desafíos, un método regresivo, que vamos desde el presente hacia atrás. Hay que tener una visión de la historia también en virtud de la cual la historia no puede ser sólo la historia de las elites, la historia del Estado, no puede ser sólo la historia de la República, la historia de lo público. Necesitamos que los desafíos que vivimos como personas del siglo XXI estén reflejados también en lo que entendemos por historia. Y por eso cada vez hay más interés por esa historia del acontecer íntimo, privado, de lo no público. Y eso se vende en una operación de marketing como 'nueva', 'secreta', 'nunca vista', pero es una tendencia que viene hace rato, desde la segunda mitad del siglo XX, en la que el sujeto común y corriente, los grupos antes invisibilizados por la historias, como los viejos, los niños, las mujeres, los adolescentes, ahora son protagonistas de la historia. Y no puede ser de otro modo, porque todos esos grupos son los protagonistas de la vida que vivimos y, al ser protagonistas de la historia, van a ser protagonistas del futuro, porque, insisto, cuando hablamos de historia estamos mirando hacia adelante. La historia genera modelos sociales, los que llamamos héroes son modelos sociales.

Pero en Chile la historia todavía se enseña a través de hitos y personajes...

Se enseña a través de hitos que normalmente son políticos o militares y personajes que normalmente son políticos o militares. Se ha confundido la historia de Chile con la historia de la elite o la elite ha confundido su propia historia y la ha pasado como historia de Chile. Eso es incompleto, porque Chile es mucho más que el acontecer de sus grupos dominantes. No comprender eso es no comprender el Chile que vivimos hoy y lamentablemente hay mucha gente que no lo comprende, entre muchas cosas, porque no sabe historia.

¿¿Y eso en qué pie deja a los historiadores?

Yo soy de los que creen que no es incompatible la práctica académica con escribir para un público masivo. En la discusión que ha habido recientemente se pone como una polaridad a los que escriben entretenido y a los que escriben cosas muy serias, pero aburrido. No es tal y un historiador debería ser capaz de escribir artículos científicos y escribir para el público en general.

Carolina Collins carolina.collins@mediosregionales.cl

dinko eichin frost

creemos que fechas como el 18 son fenómenos naturales; "son construcciones culturales", dice.