A nivel nacional quedó en evidencia la crisis económica por la que atraviesa Cobreloa, luego que jugadores de la divisiones inferiores, apoderados y funcionarios llegarán hasta Juan Pinto Durán para denunciar sueldos impagos y pedir apoyo de los seleccionados para revertir esta situación.
Los cobreloínos repartidos por el país pudieron comprobar que los rumores sobre los problemas económicos en la institución de sus amores eran realidad. Y una realidad que apareció en todos los medios nacionales provocando tristeza y vergüenza.
Sí, porque es una vergüenza que los funcionarios tanto de Calama como Santiago estén cuatro meses impagos sin que nadie haga nada por ellos. Están amarrados al no poder irse por sus propios medios porque no tienen cómo salir del paso y tampoco pueden acceder al seguro de cesantía.
La esperanza está cifrada en el borderó que se pueda lograr en el partido por Copa Chile frente a Colo Colo, que bien puede ser una tabla de salvación pero que no es ni será la solución definitiva al problema.
Sin duda, la crisis financiera del club es grave y la nueva directiva ha demostrado carecer de herramientas para salir del ahogo económico. Se aferran a un partido o a lo que puedan lograr con entidades financieras a través de un crédito que para muchos es "pan para hoy y hambre para mañana".
Es perentorio que se adopten medidas rápidas, porque de seguir la situación así no podrán extrañarse que en un par de meses alguien pida la quiebra del club.
Los dirigentes debieran sincerarse y decir si están capacitados para sacar de la crisis a la institución y presenten sus fórmulas para lograrlo. Pero propuestas basadas en hechos concretos y con soporte económico, no con idealismos o suposiciones.
Si no son capaz de hacerlo es mejor que den un paso al costado y el club sea intervenido para sacarlo de la crisis, incluso abriendo a inversionistas la sociedad anónima.
No es lo ideal pero es la realidad para una institución que perdió todo respaldo económico.