Calama vive una compleja situación producto de los altos precios de los terrenos fiscales, de la falta de sitios para construir viviendas y del mal uso que se le da a los predios agrícolas.
Esta última situación está provocando un gran daño en el oasis, donde por falta de planes reguladores claros y de normativas más estrictas, numerosos predios agrícolas han pasado a convertirse en viviendas y en otros casos en terrenos para empresas o industrias.
Recientemente se han puesto en venta 120 terrenos en el sector La Banda de Calama, y ya han surgido comités que han buscado comprarlos para edificar viviendas.
Al respecto, el seremi de Agricultura, Jaime Pinto, fue categórico al manifestar que estos suelos son de uso exclusivo para la agricultura y quienes los adquieran deberán destinarlos para este fin.
Se necesitan proyectos de este tipo para poder potenciar la agricultura local, que cada vez pierde más espacios. En los últimos años han desaparecido numerosas fincas.
También se requieren incentivos o subsidios para que familias puedan dedicarse a cultivar la tierra y retomar la productividad perdida de choclos, zanahorias, betarragas y otros productos que da esta generosa tierra.
De esta manera se volverán a recuperar espacios para la agricultura, podrán convivir los cultivos con la ciudad, habrá mayor conciencia de la importancia de la producción agrícola para la sobrevivencia de la zona, surgirá otro potente negocio para abastecer la demanda de la zona norte.
El nuevo plan regulador de Calama en etapa de consulta ciudadana, será esencial para poner atajo a la invasión de la zona urbana al oasis de la ciudad, considerando que hay otros sectores no agrícolas que pueden destinarse a la expansión de la ciudad, para suplir por ejemplo la falta de viviendas.
Se hace necesario un mayor celo por los terrenos agrícolas de la zona, considerando que los suelos productivos son escasos y al mismo tiempo crear disposiciones legales que los proteja sin ningún tipo de excepciones.