Se está desarrollando en nuestra Calama la Semana del Niño que, desde 1931, se celebra en el país por sugerencia de ese gran hombre público, el doctor Luis Calvo Mackenna. Ochenta y cinco jornadas sostenidas con noble entusiasmo por los rotarios.
Esta noble institución de servicio, Rotary Club, estimula los valores de la persona, a través de su ideario de "Dar de Sí, sin Pensar en Sí" para el bien de nuestros semejantes, sin cálculo de cuantía menor, esto es, sin pensar en nuestras ventajas personales. Es lo que constituye la grandeza de su mensaje y de sus obras.
Durante 85 años, Rotary Club ha encendido la llama solidaria estimulando el respeto y la ternura que debemos sentir todos por nuestros niños, apoyándolos en su ascenso y en su vigor, en su salud de cuerpo y alma. En esta semana se exalta en los niños los valores esenciales de la sociedad, como el amor a la Patria, el amor a la madre, el amor a la familia, a la escuela, el respeto al profesor, a la verdad, a la justicia, a la amistad, la solidaridad, la higiene, y la salud, el deporte, y la recreación, el respeto, la amabilidad, la alegría de vivir, la responsabilidad, la religión y la moral que contribuyen a fortalecer al hombre en su dignidad y en su progreso de bien.
Los rotarios son los caballeros generalmente más conocidos en las escuelas gracias a esta semana. Los niños son nuestros amigos y los rotarios somos sus amigos que queremos ayudarlos a ser mejores.
El que no aprovecha sus estudios en su juventud, se lamentará en las ocasiones en que debe hacer uso del conocimiento, sobre todo, cuando los necesite para superarse ente las contingencias de la vida o para aplicarlos cuando lo exijan las oportunidades, porque el conocimiento es un bien y la ignorancia un mal.
El ingenio solo se aviva estudiando mucho, leyendo mucho. Para expresar más, conviene pensar más. El gran fin de la vida, no es el conocimiento en sí, sino la acción que produce el conocimiento. Solo el que obra, aprende.
Entendamos, entonces, que vivir no consiste solo en respirar, sino en actuar. Y un buen libro es el mejor de los amigos que nos permite trocar horas de hastío por horas deliciosas.
Arturo Mardones Segura,
Rotary Club Chuquicamata