Las elecciones municipales del 23 de octubre dejaron a Calama con un nuevo alcalde para el período 2016-2020, don Daniel Agusto Pérez, candidato de Chile Vamos.

Como Nueva Mayoría, abrigábamos expectativas por llegar a la alcaldía, pero el resultado fue adverso. Ahora corresponde acatar con hidalguía la voz ciudadana en las urnas e indistintamente del color político de la nueva autoridad comunal, seguiremos trabajando para Calama.

A partir de diciembre, la Municipalidad de Calama tendrá otro sello en su conducción y esperamos que más allá de los matices que le imprimirá Daniel Agusto y su equipo, la gestión sea de provecho para la comuna.

El resultado electoral ya es pretérito y hoy debe ocuparnos el presente y futuro de nuestro terruño. Ver cómo hacemos sinergia para responder a las necesidades de su gente y mantener la llamativa tendencia en infraestructura.

Hoy vemos obras de envergadura, todavía en ciernes (avenidas Balmaceda, Grau-Prat) y otras con evidente grado de avance (hospital Carlos Cisternas), pero sólo una vez culminadas, podremos apreciar la fuerte inversión de nuestro gobierno en El Loa y que respalda el aventón que la Presidenta Bachelet le ha dado a Calama.

Queda mucho por hacer. Materias como seguridad pública, gestión de proyectos y otras requieren atención prioritaria y en ese plano estamos llanos a conjugar esfuerzos con la administración electa.

Por lo demás, es lo que espera la gente de sus autoridades, colaboración recíproca, disposición para resolver los problemas, independiente de posturas partidistas, credos e ideologías.

Me valgo de la ocasión para saludar a don Carlos Reygadas, alcalde reelecto de Ollagüe y don Aliro Catur, nuevo edil de San Pedro de Atacama, quien reemplazará a Sandra Berna y a cuya gestión no le podemos restar méritos.

Felicitaciones a ese ciudadano, ciudadana que responsablemente ejerció su derecho a voto, en contraste con quienes dilapidaron la opción de elegir a sus gobernantes y delegaron su decisión a otros.

Claudio Lagos Gutiérrez,

Gobernador de El Loa

Fue el presidente de la Comisión Fútbol de Cobreloa quien lanzó un mensaje que muchos veían como una realidad al manifestar que es posible que en 2017 el club no logre el ascenso deseado. Lo hizo desde su tribuna de dirigente y con el análisis de los resultados que hasta el momento ha logrado el club y que lo tiene en el fondo de la tabla.

Una opinión critica y muy distinta a la de otros dirigentes y a la de los mismos jugadores y cuerpo técnico que con sus declaraciones parecen expresar que están luchando en la parte alta y no en la baja.

Claro está que a nadie se le puede negar mantener una ilusión que fue puesta como meta a principios de temporada. Y de hecho el mismo Aguilera, es perentorio al decir que el club luchará hasta el último punto para llegar lo más alto en la tabla.

Pero la irregularidad de un equipo que parece que va a despegar en su rendimiento y luego cae indefectiblemente en su rendimiento y sepulta cualquier ilusión.

Es allí que no es malo analizar lo hecho y proyectarse para lo que viene. La meta está muy lejos, pero si es que no hay una postura un poco más centrada es complicado que se llegue al objetivo de consolidarse como institución y volver a la primera división fortalecidos.

Lo primero es partir por reconocer los problemas que ha sufrido la institución, los que querámoslo o no influyen en lo deportivo.

No es grato para un plantel saber que funcionarios de administrativos y profesionales de las divisiones cadetes estén impagos por tantos meses. Sustraerse del todo no es posible y obviamente que diezma el espíritu para afrontar las contiendas deportivas.

Lo justo sería analizar lo hecho, sanear las deudas, respaldar a los técnicos jóvenes y diseñar un proyecto serio respecto a lo qué se debe hacer para retornar a la serie de honor.

Pensar en que habrá un milagro es aferrarse a una quimera sin ninguna certidumbre y que de ocurrir quizás no sea la mejor para una institución que puede ascender pero con pocas posibilidades de mantenerse. Mejor es consolidar el proyecto institucional.