Estamos concluyendo el tiempo de desarrollo de la Iglesia-de acuerdo al calendario eclesiástico- y nos acercamos al adviento navideño que se inicia con una figura central como el profeta Juan, conocido como el Bautista por la forma en que ejerció su ministerio.
Un profeta a quien Lucas destaca al inicio de su Evangelio, y en el capitulo 3 lo hallamos predicando y corrigiendo a su pueblo (v.8-11), llamando al arrepentimiento a los contratistas abusivos de su época (v. 12-13) y exhortando a justicia a los militares romanos ocupacionistas de su entorno (v.14). Hoy en día, los ministros religiosos, que cumplen este mismo papel debemos asumir estas mismas demandas.
Hemos visto a la Iglesia Cristiana chilena oponiéndose a leyes que van en contra de los valores cristianos declarados en la Palabra de Dios. Bien, ese es el camino a seguir, pero el ejemplo de Juan nos invita a seguir adelante; la demanda ciudadana de justicia, igualdad, paz y bienestar, no se detienen solo en estos aspectos valóricos. La demanda y exigencias de este profeta incluían todos los aspectos de la vida humana, esto es: trabajo, gobierno, relaciones personales y sociales, cuidado de la naturaleza, etc.
En la sociedad chilena actual donde nos ha tocado vivir, la Iglesia no puede dejar de opinar sobre salarios, jubilaciones, educación, protección de los niños, leyes de minería, medio ambiente, de pesca, etc. Oponiéndose vigorosamente a toda injusticia, donde ocurra, y actuando con el mismo fervor y exigencia conque se opone a las leyes anti-valóricas cristianas. Solo con un mensaje integral lograremos imitar a este profeta que pagó con su vida el haber enfrentado los males de su sociedad y a quienes los encarnaban.
Necesitamos que la voz profética de la Iglesia suene fuerte en todo campo y no calle en algunas situaciones, ya que si callamos, nos hacemos cómplices de injusticias que deben ser corregidas, para bien de todos los habitantes de nuestro amado país. Hoy mas que nunca necesitamos profetas que hablen de parte de nuestro buen Dios.
Jesús Aranda Valverde,
Pastor Evangélico