Así de dramático se están convirtiendo los casos de femicidio en nuestro país. Una mujer loína de 53 años, se había incorporado a un programa de empleo de Prodemu para escapar de las manos de su esposo al que ya había denunciado y dejado para iniciar una nueva vida. Además se habían iniciado las gestiones para ubicarla en una casa de acogida. Pero nada fue suficiente para evitar que ese hombre que tenía una orden de alejamiento, le quitará la vida con un arma de fuego.
Y seguiremos leyendo "un nuevo caso de femicidio...", porque no hemos sido capaces de buscar soluciones efectivas que realmente ayuden y protejan a mujeres que sus vidas corren peligro y donde cualquier paso en falso, puede ser su último día.
Ni campañas, ni la ley de femicidio, ni todas las protestas sociales han sido suficientes para detener estos hechos de violencia.
Creemos que el camino de las reacciones , los repudios y las querellas posteriores ya no sirven de nada. Se requiere de otras medidas más prácticas y efectivas para alejar a las mujeres del peligro real que les acecha.
La sociedad toda debe involucrarse, pero esa ha sido la permanente debilidad, nadie quiere inmiscuirse, pocos parecen interesados en prestar ayuda, y la violencia de género sigue avanzando como una plaga.
Hay cambios culturales profundos que hacer en nuestra sociedad, donde síntomas mal entendidos de propiedad, de menosprecio, de control machista, terminan por minar bellas relaciones de pareja, donde lamentablemente la mujer saca la peor parte.
Un aspecto clave es la denuncia oportuna, para no caer en situaciones extremas, con el fin de tomar medidas pertinentes y acertadas que ayuden a las afectadas.
Otro problema social que se ha construido con los conceptos de género, es una mirada competitiva y de rivalidad que se genera entre los sexos opuestos, cuando por el contrario debieran trabajar juntos y con amor, para construir una familia, un futuro, proyectos, sueños y cualquier iniciativa que entre dos, logrará mayores satisfacciones.