Cuando nos disponemos a celebrar las actividades de fin de año, es oportuno hacer un alto para considerar los aspectos preventivos para evitar tener que convertir la alegría en dolor o la fiesta en luto.
Tanto los paseos de fin de año, la Navidad y el Año Nuevo conllevan algunos riesgos si nos descuidamos o actuamos sin considerar aspectos que son necesario tomar en cuenta.
Respecto de los paseos de cursos, familiares o del trabajo, se debe considerar siempre los riesgos de inmersión ya sea en playas o en piscinas. Para ello se recomienda siempre no bañarse inmediatamente después de comer. Además es necesario tener los resguardos ante una emergencia y las coordinaciones necesarias ante un accidente.
En la época de Navidad los riesgos constantes son los incendios productos del recalentamiento de los redes de energía por alto consumo y malas instalaciones de adornos navideños que se iluminan.
Este es un aspecto importante a considerar, sobre todo cuando se dejan encendidas durante la noche.
Para el Año Nuevo, están los riesgos de quemaduras por fuegos artificiales que se venden clandestinamente y los cortes de energía por los cotillones metálicos. Estos implementos se internan por pasos no habilitados y se venden en el mercado informal, por lo que se requiere prudencia.
Y finalmente se suma, como en todo festejo, la ingesta excesiva de alcohol, que está ligada principalmente a los accidentes de tránsito y colisiones en la ciudad.
Si tomamos los resguardos en cada una de estas instancias, podremos tener unas fiestas de fin de año tranquilas, en familia, y festejando cada momento, sabiendo que estaremos más lejos de vernos expuestos a un accidente.
Estamos a tiempo para considerar estos aspectos que nos permitan sentirnos más seguros o sobre todo, no tener que enfrentar un hecho que tengamos que lamentar y arruinar todos nuestros planes de fin de año.