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El "Nene" Gómez y su Fiat 600 Su anécdota con el doctor Sergio Stoppel.

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Rubén Gómez fue uno de los jugadores más talentosos que pasó por Cobreloa, campeón en 1980 y 1982, finalista de dos copas libertadores y uno de los astros más recordados en la historia del club.

El "Nene", al igual que sus hermanos Eduardo y Omar llegó a Calama a ser parte de una generación dorada. Pero al momento de su arribo, tras un largo viaje desde su natal Ovalle a Calama en su Fiat 600 fue presentado al directivo y futuro presidente Sergio Stoppel.

El médico, afectuoso como de costumbre lo abrazó y le dijo "usted llegó a Cobreloa, este club tiene un estatus así es que me cambia ese auto ya".

El primer goleador loíno:

El tomecino Juan "Roly" Núñez.
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Son muchos los jugadores que llegaron desde la provincia de Concepción a escribir grandes historias con la camiseta de Cobreloa. Uno de ellos fue el delantero Juan Rogelio Núñez, uno que llegó desde Tomé y pasó a la historia demás como el primer jugador profesional contratado por la naciente institución.

Anotó 28 goles en sus cuatro años en Calama, dos de ellos en Copa Libertadores. "Roly" jugó en total 84 partidos y su aporte en el fútbol fue tan importante que el estadio municipal de Tomé lleva su nombre. Núñez falleció en el 2005 a los 52 años.

Merello: "No se ganaba por la altura, se ganaba por la unión"

FUNDADOR. Recordado defensor y extécnico naranja reconoció que en los albores del club a fines de los '70, los directivos y la gente valoraba más a "los de casa".
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El 20 de noviembre de 1981 es una fecha imborrable en la memoria de los hinchas de Cobreloa. Ese día, uno de los mejores volantes mixtos que conoció la historia del club, Víctor Alejandro Merello Escobar tomó un balón a 25 metros del arco del golero brasileño Raúl y cuando se jugaban ya los '79 minutos. Con latigazo imparable de derecho grabó su tiro libre en las paginas doradas de un equipo "Cenicienta" que jugaba por primera vez la final de la Copa Libertadores, precisamente en su debut en el torneo.

Y para el protagonista también es un día perfecto. "Habíamos hecho el gasto aunque sufrimos porque Flamengo tenía la ventaja en la ida y un equipo extraordinario, con Zico, Junior y Nunes entre otros tremendos jugadores y estaban asegurando la copa. El tiro libre me quedó perfecto para la derecha y vi que había muchos hombres alrededor de la barrera. Si le pegaba fuerte e iba al arco, la opción del arquero iba a ser poca y por suerte se metió ahí", cuenta el "Chueco", quien perdería esa final en definición de tercer partido -2 a 0 en Montevideo- tras haberle anotado también en el primer duelo, en

esa derrota por 2 a 1 en el Maracaná.

Merello formó parte de la mejor generación que vistió la camiseta naranja, la que sirvió de modelo a seguir para los históricos equipos que vendrían a reverdecer laureles en el campeonato nacional años más tarde.

Y él, que llegó desde la Octava región de la mano de Vicente Cantatore, asegura que la comunión que existía en esos años es la base de una historia que nació con números dorados. "Había poco que hacer y prácticamente, en Calama nos conocíamos todos. Entonces, esa era una familia, no un club. Y la unión que había en esos años, el respeto de los dirigentes por los jugadores y el apoyo tremendo de la gente hacían que el equipo fuera imbatible en Calama. Si nos hubiesen dejado jugar la final con Peñarol en Calama éramos campeones de América. No se ganaba por la altura, se ganaba por la unión que había y que hacía visitante a todo el que fuera a jugar allá".

Hoy mira ese pasado con nostalgia. "Nada es igual ahora. La forma de gobernar en la institución ha llevado al equipo a los problemas que vive hoy en día. Pero ahora que llegó José Sulantay uno vuelve a tener esperanza de que sabrá buscar en la gente joven del club a quienes encabezarán la levantada de Cobreloa. Una que esperamos todos", dice.