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Procesos de organización mental y de la materia son homólogos

INVESTIGACIÓN. La 'función reductora de la realidad' que realiza el yo humano puede compararse con el colapso reductor de la función de onda cuántica.
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En este sentido, ambos 'yoes' serían homólogos, la función es la misma, y su resultado estructuralmente equivalente (Bertalanffy, Teoría de sistemas). Como ha dicho el físico David Bohm, según nos cuenta Manuel Béjar, hablaríamos, pues, "de una misma realidad ontológica de materia-energía y conciencia. Todo es el resultado de la acción dinámica de un solo todo de energía-mente."

El lenguaje simbólico, como el lenguaje matemático, asimismo simbólico, es la clave de todo esto. Está por encima de las corporizaciones de la misma información en diferentes sistemas: físicos, químicos, biológicos, psicológicos, sociales... . Puede ver, por lo tanto, en las distintas concepciones de la realidad un mensaje transdisciplinario que es muy de tener en cuenta a ciertos niveles de percepción de la realidad.

La psicología profunda se ocupa ante todo del lenguaje simbólico. Para este enfoque de la realidad tanto el lenguaje religioso, filosófico y psicológico como el lenguaje científico son simbólicos, están al mismo nivel, hablan de la misma realidad. Ello nos permite ir más allá de sus marcos conceptuales y encontrar otro que los abarque a ambos.

Qué es el 'yo cuántico'

Intentaremos explicar por qué se identifica el colapso de la función onda de la mecánica cuántica con lo que se llama el "yo cuántico". Básicamente, la idea es que el yo (humano) 'colapsa' la realidad en una interpretación parcial de la misma, 'escoge' una 'posición' entre las múltiples o infinitas concepciones que son posibles acerca de la realidad.

De la misma manera, el colapso de la función de onda produce una 'interpretación' de una realidad más amplia que abarca todas las posibles posiciones de la partícula. Es decir, el colapso de la función onda sería un fenómeno de estructuración de la realidad homólogo, en el terreno físico, (teoría de sistemas) al que hace el yo humano al interpretarla, en el terreno psíquico.

Se concibe la realidad formada por la dualidad materia-energía/información-forma; un estado que contiene materia y consciencia. Actualmente se empieza a considerar la información como un componente básico de la materia. Vlatko Vedral llega aún más lejos, al afirmar que la información es la única realidad del Universo.

Ambas posturas son reductoras. La primera reduce todo el universo a la materia. Así, la información (y con ella Dios, la consciencia, el pensamiento...) sería también 'materia' o producto de la materia. La segunda se alinea, aunque no se sabe si su autor se da cuenta de ello, con los que afirman que la consciencia (o Dios, o el espíritu...) es la única realidad que existe. O, lo que es lo mismo, la materia sería, según esta postura, una 'creación' de la no-materia (Dios, la consciencia, la información...).

Estructura

Desde la perspectiva que se defiende en este artículo, se puede afirmar que el ser humano estructura (interpreta) una determinada información sobre sí mismo y su entorno. Esta información la fija en una forma (ideología, carácter, actitud, propósitos, esperanzas...), en un yo. Es un fenómeno de información-forma. El yo humano, su naturaleza funcional y circunstancial en el proceso de crecimiento, define una realidad entre todas las posibles maneras de concebirla. Esta realidad única y personal es, entre otras cosas, operativa y necesaria para 'estar en el mundo'.

Por otra parte, la materia-energía del Universo estructura ('interpreta') asimismo la realidad infinita en determinadas configuraciones materiales concretas (partículas, átomos, moléculas..., estrellas, planetas, asteroides, galaxias...,). Es un fenómeno de la materia-energía. Lo que se denomina aquí, el 'yo cuántico' define (crea, produce, manifiesta...) una realidad concreta entre todas las posibilidades que nos brinda la materia del universo.

Así pues, lo que se trata en este artículo es que el postulado de la unidad mente-materia (Peat, 1987; Zohar, 1990; Bohm, 1975; Capra, 1987) no se quede en una mera idea, sino de llevarlo a sus últimas consecuencias lógicas y coherentes con el mismo.

Si se puede hablar del origen material del mundo representativo (ubicado en el cerebro), se puede, en coherencia con lo aquí postulado, hablar también del origen y significado representativo del mundo material. En última instancia, es una cuestión estética, la realidad está llena de simetría, proporción y ritmo, ya sea la materia, ya la consciencia, ya la relación o unidad entre ambas (véase La consciencia como espiral matemática).

La experiencia de campo

Tras esta idea unitaria está el concepto y naturaleza de campo. La idea de campo implica, entre otras cosas, una concepción de la realidad que está más allá de las afirmaciones polares sobre la misma.

Siguiendo el postulado unitario que se describe, la idea básica de la fenomenología de campo implica la aparición de un fenómeno inexistente antes de la apreciación directa. No existen unas líneas de fuerza directamente 'visibles' del imán, sólo son reveladas por sus efectos. Sólo son reveladas por la circunstancia del papel interpuesto entre el imán y las limaduras de hierro.

Así, se podría decir lo mismo del campo organismo-entorno de la teoría de la terapia gestalt (Perls, Hefferline y Goodman, 1951): Este campo no se da de manera directa, -lineal-, sino que aparece sólo cuando alguna circunstancia, experiencia o mirada alternativa revela la existencia de un fenómeno inapreciable desde una postura parcial; es decir, desde una postura polar, yoica, reductora, que 'colapsa' la realidad total en una sola 'posición', en un "yo" (relativismo filosófico).

Por tanto, la idea de campo se lleva más allá de una concepción material y/o psíquica del mismo. La idea de campo representa la aparición de un fenómeno que implica dimensiones o manifestaciones de la realidad ocultas anteriormente. Manifestaciones que implican una visión global (binocular, tridimensional) imposible de ver desde la percepción parcial (monocular) de la realidad: "Es simplemente imposible describir con claridad una epistemología alternativa en los términos convencionales..." dice Keeney,

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Imaginemos el "yo" como una función reductora de la realidad, ya sea ésta la realidad material o la realidad representada. Relacionemos esto con la física cuántica: Imaginemos un "yo psíquico" que reduce la realidad a una sola interpretación de la misma; y un "yo cuántico" que realiza el colapso de la función de onda, reduciendo la realidad a una sola posición de las partículas que la componen.