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Científicos descartan relación entre los fenómenos climáticos y sismos

ACLARAN. Expertos de la U. de Antofagasta aseguran que no hay relación alguna entre el aumento de temperatura o los halos de arcoíris alrededor del sol y la ocurrencia de movimientos telúricos.
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Redacción

Considerando que Chile es un país sísmico y la posibilidad de un terremoto es un peligro inminente, científicos de la Universidad de Antofagasta quisieron aclarar la relación entre algunos fenómenos climáticos y la ocurrencia de sismos, pues no son pocas las personas que creen, por ejemplo, que el aumento de las temperaturas o los halos de arcoíris alrededor del sol, anticipan un movimiento telúrico.

Desde la casa de estudios recordaron que hace unas semanas un halo solar revolucionó a la comunidad antofagastina y a las redes sociales, "Círculo en el Sol, aguacero o temblor; círculo en la luna, novedad ninguna", fue una de las frases más recitadas, pero resultó que este fenómeno sólo se debía a la interacción de la luz solar con cristales de hielo en la capa atmosférica, según comentó el director de la Unidad de Astronomía de la UA, Eduardo Unda, y nada tenía que ver con un terremoto avecinándose.

Siguiendo en el camino de las aclaraciones y ante la pregunta de si el calor es un indicio real de lo que podría ocurrir con un mega terremoto, la respuesta es que no es más que otro rumor popular, pues los terremotos pueden darse en cualquier época del año, el calor no afecta a las placas que están kilómetros por debajo de nuestros pies, no hay resultados contundentes que avalen esta teoría, y es más bien una concepción de Aristóteles hecha en el siglo IV AC.

Entrando un poco más en la materia sísmica, los pequeños temblores que percibimos de vez en cuando (y por pequeños hablamos de magnitud 5.7 en la escala de Richter o incluso aquellos que alcanzan el 6), son sólo algunas fracturas específicamente en la placa de Nazca, pero no corresponden a una penetración de esta bajo el continente. Esta última situación es la que sí se da cuando hablamos de un terremoto, por ejemplo, que alcanza un 7.1 en la escala.

Historia de los sismos

Podríamos intentar comprender un poco más los terremotos si comenzamos a introducirnos en la historia de los mismos, tomemos el ejemplo del Norte Grande chileno comprendido entre Arica y Taltal. Tras estudiar la frecuencia con la que se estaban dando estos eventos, en el año 2012 los especialistas llegaron a la conclusión de que los grandes movimientos se daban cada 4,5 años, y que por lo tanto no era una característica aislada en nuestra zona, más bien era una observación concreta.

Si consideramos que el último terremoto de grandes características fue en año 2014 en Iquique de una magnitud 8.1, podríamos esperar uno a mediados del año 2019, pero será este el mega terremoto que nos ha amenazado por tanto tiempo.

La respuesta a la interrogante anterior es, sí, pero también podría no serlo, la regla de los 4.5 años no es irrompible, es una probabilidad. El panorama está así: Cuando hablábamos de un mega terremoto en el norte de Chile, esperábamos uno de magnitud 9, sin embargo, existen algunos cambios al respecto pues los terremotos ocurridos en los años 2011 y 2015 en Tocopilla e Iquique respectivamente, han liberado energía necesaria para disminuir un poco la fuerza, a eso debemos agregar los deslizamientos asísmicos (la placa penetró sin generar terremoto), lo que liberó energía que implica que esperemos un terremoto entre los rangos 8.8 y 8.5 en la escala de Richter.

Este último dato también sustenta la hipótesis que ya no haya una sola "masa" de tierra que debe romperse, más bien hay dos en distintos tramos del Norte Grande, la primera desde el sur de Iquique hasta Perú y la otra, desde Patache hasta Antofagasta, pudiendo generarse dos terremotos juntos de gran envergadura, o uno solo, pero no es posible predecir este fenómeno.

Pongámonos en los siguientes casos; si un terremoto 8.5 ocurriera, significa que hemos liberado un 40% de la energía acumulada para este "mega sismo" y estaríamos en un buen escenario; contrariamente, posicionándonos en el peor de los casos si un terremoto 8.8 ocurriera, hemos liberado un 14% de energía y con este movimiento liberaríamos el 86% de energía restante. Cabe destacar que la energía acumulada que desencadena un terremoto no es lineal, por eso estos datos varían tanto, a pesar de que la diferencia no parece significativa en números si lo es en fuerza.

Jorge Van Den Bosch, geógrafo e hidrólogo, académico de la Universidad de Antofagasta, entrega su punto de vista al respecto: "Si esperamos dos terremotos, uno en cada tramo de esta gran masa norte que se dividió, cada uno sería de una envergadura de más o menos 8.2, y sumados, harían un terremoto 8.5 que sería capaz de liberar gran parte de la energía acumulada", explicó.

En la precordillera

Hay un panorama sísmico distinto, que no muchas veces consideramos entre las posibilidades, el peligro inminente de que un movimiento telúrico de grandes características se origine en el interior de la provincia El Loa. Si un terremoto de propiedades para posicionarse como un mega terremoto ocurriera cercano al Salar de Atacama, por ejemplo, las consecuencias serían devastadoras, este tipo de emergencias se definen como terremotos intraplaca de profundidad intermedia, a más o menos 100 km de profundidad, y sería del tipo que "no te deja arrancar", señala el académico de la UA, agregando que "podemos ejemplificar esta emergencia con casos como el ocurrido en Chillán en 1939".

Las mineras y ciudades pobladas alrededor de este epicentro en zonas interiores, se verían gravemente afectadas y destruidas, provocando además una emergencia medioambiental, patrimonial y económica importante, generando daños en líneas eléctricas, vías de agua, gasoductos, estructuras, etc.

Este sismo iniciaría y lo sentiríamos (onda P), pero pasarían aproximadamente 30 segundos para que esta onda nos sacudiera (onda S), nos paralizaría, pero no habrían consecuencias devastadoras en la costa, por lo menos en el efecto inmediato, pero hay secuelas implícitas que serían quizás mucho peores.

Es por esto que los expertos recomiendan estar preparados y mantener la calma, informarse y no dejarse llevar por estímulos irracionales o falsas noticias entregadas por irresponsables "comunicadores sociales" que sólo buscan posicionarse generando alarma entre la población.

Los terremotos han sido, son y serán parte de la vida de los chilenos. Están allí desde siempre y quizás hasta ya nacemos preparados para convivir con ellos. Lo importante, y donde todos debemos hacer más esfuerzos está en la educación, pues una persona bien informada sabrá cómo reaccionar bien y a tiempo, salvando su vida y de quienes lo rodean.

Sigue la coordinación entre el gobierno y los agricultores de El Loa

TRABAJO. Tras fenómenos climáticos que afectaron a la provincia recientemente.
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Las lluvias estivales con tormentas eléctricas, granizadas y fuertes ráfagas de viento presentadas en enero, activaron inmediatamente una serie de comisiones y trabajo en equipo de asistencia y apoyo integral a las personas y lugares afectados.

En respuesta el ministerio de Agricultura desplegó a todas las unidades operativas y técnicas apostadas en la zona a evaluar en terreno los daños y sus consecuencias más inmediatas para que con la mayor celeridad posible dar respuesta a sus problemas.

Respuesta inmediata

Los profesionales de los Programas de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) de Indap apenas se declaró el invierno altiplánico en la zona, recorrió los lugares entrevistándose con los agricultores para conocer su estado y entregarle recomendaciones. El cambio climático se está manifestando en el desierto, ocurriendo fenómenos con intensos chubascos, en sitios donde antes solo nevaba, desplazando hacia arriba la isoterma, generando crecidas de aguas en terrenos con fácil deslizamiento de sedimentos.

Es por esta razón que la seremi de Agricultura e Indap visitaron las localidades de Atacama La Grande y Alto El Loa en este periodo, a mediados del invierno altiplánico, para dialogar con los agricultores, conocer sus impresiones e instarlos a prevenir. Una inspección en conjunto con los agricultores y las comunidades que han demandado la presencia de las autoridades.

No hay mayor daño

El seremi de Agricultura de la región de Antofagasta, Jaime Pinto, contó que "afortunadamente no han sido daños de significancia económica que vayan en desmedro de nuestros agricultores los que han ocurrido en la zona. Salvo, el sector de Zapar en San Pedro de Atacama, en donde hay una situación especial que no es solo de este año sino que obedece a varias temporadas: el cambio climático".

Para dar respuesta a esta situación la autoridad regional de la cartera, manifestó que "a partir de este trabajo se generó una mesa de trabajo que pueda dar cuenta de una intervención mucho más general y que aborde no solamente el ámbito productivo agrícola, sino que también considere lo que son los caminos, controles aluvionales. Es un trabajo a largo plazo".

Es así que desde un principio los equipos territoriales de Indap han estado entregando y sugiriendo recomendaciones a los agricultores para proteger el forraje y los animales, como también sus cultivos. Es así que el director (s) de Indap, Marcelo Miranda recordó las acciones preventivas en el predio, como también consultar permanentemente a las unidades operativas de la institución el pronóstico del tiempo para así tomar medidas precautorias, de resguardo y protección de su patrimonio.

Así también, indicó que es recomendable tener atención en "el manejo de los cultivos, tomando la precaución de cubrirlos y anticiparse a estos eventos climáticos de modo que pudieran de cierta forma aminorar las pérdidas de existir alguna consecuencia producto de este fenómenos climáticos". Miranda señaló además que "esto ha significado reorientar algunos instrumentos sin perjuicio que los agricultores aporten, igualmente parte de su experiencia en el sentido que ordenen sus manejos culturales, como también utilicen su infraestructura".