"Lo que es peor es que como es una planta que produce flores relativamente bonitas, a la gente le gusta y no sabe lo que está cultivando", palabras de don Alberto Paredes, malherbólogo, asesor en nuestra ciudad de Calama, del plan de control de la mostaza negra, maleza que azota los escasos sembrados de nuestra ciudad (reportaje diario el Mercurio 12 de febrero de 2017).
"El pecado es igual" fue lo primero que pensé al leer sobre el trabajo de este destacado profesional, e imaginé los sembrados de Calama, en medio de un árido desierto, floreciendo en medio de la adversidad, asomando de pronto flores que se ven bonitas, contaminando y destruyendo la vida.
Avanzando, engañando las miradas, que en forma aparente hermosean los sembrados, ocasionando la destrucción con un fin total. El apóstol San Pablo, insta a quienes conocen el amor de Jesús, a despojarse de los vicios engañosos que parecen gratos y hermosos, que producen risa y placer instantáneo, pero cuyo objetivo es muerte.
Sin duda este mal avanza a pasos gigantescos, por ejemplo, el avance de los vicios parece inevitable, tal cual mostaza negra cuya raíz puede alcanzar el metro y medio, lo cual hace difícil eliminarla, sus brotes se multiplican cada diez centímetros imposibilitando la tierra de ser sembrada.
El pecado es igual, azota sin distinción. el vicio, sea droga, sea alcohol, sea el que sea, busca destruir e imposibilitar a hombres, mujeres y niños sin diferencias de clases, ni posición cultural o social; la mostaza negra tiene un efecto multiplicador que hace imposible su plena eliminación. El engaño del pecado no tiene límite, el mundo no puede estar más al revés de lo que está.
Me pareció bien ilustrar mediante esta analogía, el engaño del pecado y su objetivo innegable de destruir, pero para aquellos que creemos en Cristo Jesús nada es imposible, no existe mostaza negra que no pueda ser erradicada del alma del que sufre, del corazón angustiado que se entrega, buscando los brazos de Jesús.
Sergio Lagos Luciano
Pastor Evangélico